Tan humano como nuestros ríos de los jueves, es el chileno nacionalizado francés Alejandro Jodorowsky. Con sus exultantes 95 años, desde su París querido nos fascina día tras día con su magia. Para él, una manifestación en la realidad que ni la ciencia ni la religión pueden explicar. Y nos muestra a través de sus experiencias su terapia de sanación a medida, fundiendo dos abstracciones reales: la psique (ciencia) y la magia (tradición).

Por sabio humanísimo, se merece nuestro homenaje. Y por tantas otras cosas. Extraigamos una gota de su inmensa humanidad, esencia del río de su literatura. La gota del ego en el río de nuestras vidas. Sus palabras son claras como el agua y desvelan la estructura de esa gota. De aplicación universal. Por eso recomendamos leerlas y después degustar una a una los ciento y pico caracteres de su tuit:

No hay un ego, sino cuatro. Con cuatro energías y cuatro lenguajes diferentes.

El ego intelectual, produce ideas, lo mental.

Cuando es emocional, produce sentimientos, la vida emocional ignorada por los filósofos

Por su parte, el ego sexual-creativo que produce deseos, es la fuerza libidinal.

Y el ego material que es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la vida material.

Estos cuatro egos tiran por caminos diferentes provocando auténticas batallas interiores de confusión y desconcierto.

Son los paleocauces de nuestro humano río.

Y la coda, el tuit:

El agua del río fluye sin acumularse eternamente en ninguna parte, llega al mar. Sabe que no puede trepar hasta el cielo. Cuida que no se te infle el ego.  Alejandro Jodorowsky

   Lorenzo Correa

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