Desbocadas aguas de agosto


Reproducíamos ayer un soneto de Góngora en el que resplandece un cuarteto que nos viene muy bien para glosar las desbocadas aguas de un torrente en agosto.

El poeta describe cosas extrañas que le ha tocado ver. Y entre ellas:

duras puentes romper, cual tiernas cañas,
arroyos prodigiosos, ríos violentos,
mal vadeados de los pensamientos,
y enfrenados peor de las montañas;

Hoy la tormenta se fijó en la zona en la que contactan la Depresión del Ebro y las Sierras de Gúdar-Maestrazgo. Allí está Molinos, al NE de la provincia de Teruel, en plena Cordillera Ibérica. Y allí vemos las desbocadas aguas fotografiadas por nuestro amigo, compañero y fotógrafo ocasional Juan Manuel Sánchez.

Mucho sabe Juan Manuel de esas y otras desbocadas aguas. Le va en el oficio. Conoce muy bien los apretados pliegues y cabalgamientos que sufrió este sector de la Cordillera Ibérica durante el ciclo alpino. Los cauces hoyan suelos muy calizos y sortean una abrupta orografía.

Escarpes rocosos separan pequeños valles, cada uno con su torrente. Las fuentes abundan y cargan sus bodegas cuando, como hoy, las aguas están desbocadas por la intensa precipitación debida a la tormenta de agosto.

Por desgracia, muchas fuentes de Molinos están secas. Por fortuna, algunas vuelven a cantar , aunque sea un rato, cuando las desbocadas aguas de los torrentes rugen para hacerles coro.

Y se vuelve a escuchar el dicho popular local. «Molinos, corre el agua por los caminos«.

Hoy sí. Porque, además, Teruel existe.

Lorenzo Correa

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