Por fortuna, nos honramos con la amistad del geógrafo y ambientalista Martí Boada educador ambiental, profesor universitario y asesor científico de la UNESCO. Compartimos con él la devoción por esa montaña sagrada de Barcelona que es el Montseny. Y por sus ríos y rieras. Entre todos destaca la Tordera, vaguada que recoge todas las escorrentías de la cuenca a la que da nombre.

Para apaciguar a los desastrólogos que vaticinaban el fin del mundo y el Juicio Final tras solo una sequía de tres años, dos desalinizadoras y otras planificadas y sin hacer. Como de la solución solidaria de la interconexión con el Ebro nada más se supo, fue la Naturaleza quien decidió que, como otras cuencas, también la de la Tordera reviviera… ¡en julio!

Y ayer nos llegó un mensaje del sabio Boada, levantando acta notarial de ese renacimiento. Como es mucho mejor poeta que nosotros, le pedimos permiso para reproducirlo aquí:

El domingo de lluvia generosa, precisa sin embargo, no ha dejado ninguna cárcava fluyente. Atravieso la Tordera por el puente de Ca l’Oller. La vegetación de la riera se ha hidratado. Después de mucho tiempo agachados, hoy los berros muestran sus tallos erectos.

El valle de Fuirosos a pesar de la simetría geomorfológica con Olzinelles, Vilardell y Ramió, tiene unas diferencias significativas. Hasta los años 70 estuvo habitado. Recuerdo a la gente del Crous, los masoveros de Can Riera, los de Can Torres, los masoveros del Horno del Cristal….

Por fin han florecido el orégano y el poleo, las dos plantas labiadas, de floración delicada y aromática, que este año han estallado tardíamente. Tienen la belleza de la botánica modesta, las más proletarias, son de hábitat moderado, de borde de camino. Su grandeza es la de la sencillez. Como los humanos, la gente de buena ética está siempre lejos de las formas arrogantes.

La ubicación del poleo de Fuirosos, entre Can Bac y Can Torres me la enseñó mi padre, Mau del Pol. Ésta fue parte de la herencia que me dejó. ¡Cuántos aprendizajes!

Poco más se puede añadir a una descripción tan acertada y poética de un río modesto en verano, después de la tormenta.

Sólo una cosa. La foto de la Tordera hecha por Martí

Gracias, maestro

Lorenzo Correa

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