Corría el año 1981, cuando murió José Torán, el apóstol de las obras hidráulicas de la España de la segunda mitad del siglo XX. Y en tan triste ocasión, su discípulo Juan Benet escribió en su obituario lo siguiente. La misma semana que había de poner punto final a la mayor sequía que España ha conocido en lo que va de siglo, se ha llevado para siempre a su más original, imaginativo y fastuoso hidráulico» Sin embargo, ¿cuántas «sequías del siglo» hemos tenido, tenemos y tendremos en España?
Debemos afirmar de entrada que, para nosotros, Torán es siempre un paladín de la causa ingenieril a la que pertenecemos como miembros de la tribu que él bautizó. Recordando a Rudyard Kipling, les llamó «los hijos de Marta«. Porque así se titula el poema, escrito por el gran prosista y poeta de Bombay.
Está basado en la historia bíblica de Jesús en casa de Marta y María. Loa el cuidado y la dedicación de los trabajadores (ingenieros, mecánicos y constructores) para brindar seguridad y comodidad a los demás. Y nos acerca hoy a esos ingenieros que trabajan en la transformación amena del paisaje.
Leed este fragmento:
Les corresponde en todas las edades recibir el golpe y amortiguar el impacto;
engranar la marcha y que los interruptores se bloqueen.
También que las ruedas funcionen bien; embarcar y transportar, contabilizar, trasladar y conseguir que los Hijos de María puedan llegar a todos los continentes.
Dicen a las montañas: "Quitaos".
A las crecidas menores les dicen: "dejad secos los cauces".
Bajo sus varas son reprendidas las rocas; no temen a las alturas.
Entonces las cimas de las colinas se estremecen hasta la cumbre;
y queda desnudo el lecho del abismo,
Para que los Hijos de María, plácidamente dormidos e inconscientes,encuentren superados los obstáculos
Queremos hoy rememorar en esta sección dedicada a sus veneradas obras hidráulicas, algunas de sus opiniones sobre la importancia de las obras hidráulicas y la ingeniería civil en un país en el que la Naturaleza no ayuda a conseguir un hábitat agradable a sus habitantes.
Una visión que contrasta abruptamente con la actual y que, como mínimo, esperamos haga reflexionar a nuestros lectores en esta España del siglo XXI.
Situémonos en el año de 1965. Torán, por entonces Secretario general del Comité Español de Grandes Presas, declaraba a la Agencia Cifra: «España es un milagro técnico. No existe un solo caso en el mundo de un país que haya asentado una civilización de corte moderno y occidental sobre una zona subdesértica. Las civilizaciones siempre han florecido a orillas de los ríos. España carece de ríos naturales…El crear ríos utilizables y las fábricas donde esto se lleva a cabo, se llaman presas. Además ha sido necesario construir canales de derivación y obras de distribución para llevar el agua a las zonas donde era precisa».
Ese mismo año, Torán publicó un artículo titulado «Los buhoneros del Foro«. Lean estos párrafos y disfruten de una forma de ver las cosas radicalmente distinta de la imperante hoy en día:
«La España de hoy (1965), sobre la que pasean sus magias inútiles buhoneros, es una resultante técnica, de la técnica instrumental de esos ingenieros que por siglo y medio fueron capaces de entender su función de grandes estrategas al servicio de una colectividad carente de protección, ante una Naturaleza nada propicia para permitir un hábitat«
La sociedad española necesita objetivarse…ha de ingeniarizarse. Quien quiera que flamée su título con concepto transcendente ante la colectividad que se lo otorgó tiene que pulsar…el temple de su potencial de servicio. Y dispuestos estarán, todos, al sacrificio, incluso al silencio; pues en definitiva, no se trata de un envite ante el gran «mus» psicológico que este país juega. Se trata de posturas firmes, que la lluvia, el árbol, el fuego y la tierra han de endosar»
¿No es para reflexionar, 58 años más tarde en España?
Lorenzo Correa
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