El colibrí quechua en el día mundial del retrete  


Un año más, y ya van 11, a mediados de noviembre se ha celebrado el Día Mundial del Retrete. Se trata de un evento organizado por Naciones Unidas desde el año 2013, aunque comenzó a celebrarse el año 2001 auspiciado por la World Toilet Organization  

En este día se enfatiza la importancia de la presencia del retrete en un planeta en el que todavía 3 500 millones de personas viven sin acceso a un sistema de saneamiento gestionado de forma segura. Se aprovecha la conmemoración para fomentar la toma de medidas necesarias para enfrentar con éxito la crisis mundial del saneamiento y avanzar en el camino que lleva a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos en 2030.  

A nosotros nos fascina sumarnos a la campaña global organizada para esta efeméride por ONU-Agua, a través de www.worldtoiletday.org y en las redes sociales (#DíaMundialDelRetrete). Y nos alegra constatar que el Día Mundial del Retrete 2022 generó el año pasado más de 1 450 millones de visitas digitales en 147 países. 

El lema de este año es “acelerar el cambio”. Y hay que hacerlo para luchar contra la excesiva lentitud con la que se abordan y resuelven los problemas que generan la actual crisis mundial de saneamiento. Por desgracia, los objetivos marcados en el ODS 6 están cada vez más cerca en el tiempo, pero muy lejanos aún en su consecución. Nos queda mucho para disfrutar de “agua y retretes seguros para todos en 2030”. 

 Por eso el Día Mundial del Retrete 2023 pretendió despejar el camino de obstáculos para que se adopten medidas mucho más rápidas. Es preciso para ello que tanto los gobiernos como las grandes instituciones informen del grado de cumplimiento de sus promesas. Pero también que cada uno de nosotros contribuya con su granito de arena –por pequeño que sea– para ayudar a acelerar los avances.  

Si hablamos de crisis mundial de saneamiento es porque 3 500 millones de personas carecen de un retrete seguro. Es decir, de un sistema de saneamiento que no se comparte con otros hogares, que trata o elimina los excrementos humanos in situ, los almacena de forma segura para su posterior vaciado y tratamiento en otro lugar, o está conectado a una red operativa de alcantarillado y a una planta tratamiento de aguas residuales. 

Por desgracia, aun estamos muy lejos de alcanzar el ODS 6. Es decir, de garantizar “la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos” de aquí a 2030. La cuenta atrás ha comenzado y quedan menos de siete años para corregir el rumbo. Por eso es tan urgente acelerar el cambio.  

Pero ¿por qué es importante resolver con inteligencia y valentía la crisis del saneamiento? Porque es un derecho humano. Por lo tanto, es la piedra angular de la salud pública y cumple un papel fundamental en la protección del medioambiente. Y no podemos seguir dejando a tantos congéneres del planeta sin la posibilidad de usar retretes seguros. Porque es inmoral, peligroso y contraproducente.  

El acceso al agua cuantitativo y cualitativo es básico para activar todos los resortes del desarrollo sostenible. Con él, se garantiza la resiliencia contra los impactos del calentamiento global. Sensu contrario, el incumplimiento del ODS 6 pone en peligro todas las bondades incluidas en la Agenda 2030. Y serán las personas más pobres, en particular las mujeres y las niñas, quienes pagarán el precio más alto en las facturas de salud, falta de educación, pérdida de productividad e inseguridad general.  

Es muy importante dotar de un tratamiento y un destino seguro a nuestros residuos humanos Y solo una red de saneamiento bien gestionada puede garantizar que sigan su camino, protegiendo nuestra salud, manteniendo limpio el medio receptor e incluso generando puestos de trabajo a lo largo de la “cadena de saneamiento”. 

Trabajo para resolver la gestión desde el origen. Lo primero es disponer de un depósito de heces en forma de retrete higiénico que después pueda almacenarlas en una fosa o depósito sellado, separado del contacto humano. A continuación, debe resolverse la forma de transporte mediante conducciones adecuadas o servicios móviles de vaciado de letrinas que las conduzcan a la planta de tratamiento. 

Después, las heces deben transformarse en aguas residuales tratadas, cuyo efluente pueda verterse en el medio receptor sin afecciones negativas. Y por último hay que garantizar que las heces tratadas de forma segura puedan utilizarse para generar energía o como fertilizante en la producción de alimentos.  

Esto es lo que hay que ir resolviendo de aquí a 2030. Para conseguir lo más rápido posible que todo el mundo disponga de agua y retretes seguros en esa fecha. Según los últimos datos, debemos trabajar cinco veces más rápido para cumplir estos objetivos de saneamiento.  

En el pasado mes de marzo, se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua. Y en ella se elaboró la Agenda para la Acción sobre el Agua. En ella se recopilan más de más de 800 compromisos existentes y nuevos sobre saneamiento y agua de gobiernos, empresas, organizaciones y otras instituciones.  

Además, más de 7 000 ciudadanos han hecho sus propias contribuciones a través de la campaña “Sé el cambio” en www.unwater.org/bethechange.  

Pero ahora, lo que necesitamos son acciones mucho más rápidas y que todo el mundo cumpla sus promesas. 

En otro orden de cosas, el emblema de la celebración de este año fue el colibrí. Ha sido el símbolo tanto del Día Mundial del Retrete como del Día Mundial del Agua. La razón estriba en una antigua fábula en la que una colibrí ayuda a apagar un gran incendio llevando gotas de agua en su pico.  

Se eligió por eso este pajarillo como un poderoso símbolo de que cada acción, por pequeña que sea, ayuda a resolver un gran problema. En la leyenda de los quechuas del Perú, se declara un incendio forestal y todos los animales huyen para salvar sus vidas. Tras ponerse a salvo, se quedan pasmados contemplando las llamas, sumidos en el terror y la tristeza. Por encima de sus cabezas, un colibrí va y viene del fuego, una y otra vez.  

Los animales más grandes le preguntan qué está haciendo. —Vuelo al lago a coger agua para ayudar a apagar las llamas. Los animales se echan a reír y exclaman: —¡Tú solo no puedes extinguir el incendio!” —Estoy aportando mi granito de arena —contesta el colibrí.  

Por eso, todos podemos aportar nuestro granito de arena, por pequeño que sea, para ayudar a resolver la crisis del saneamiento. Y cuantos más “colibríes” haya, mayor será el impacto. Veamos cómo.  

 1. Comprometiéndonos con el saneamiento. Podemos ayudar a mejorar las cosas con pequeñas acciones. Por ejemplo, entrando en www.unwater.org/bethechange y eligiendo una o varias de las acciones relacionadas con el saneamiento. Y después, descargando nuestra lista de compromisos personales. 

Unas cuantas ideas:  

 Rompe tabúes: habla sobre la conexión fundamental entre los retretes, el agua y la menstruación. 

 Elimina los residuos de forma segura: repara las fugas de agua en tuberías y desagües, vacía los tanques sépticos llenos y denuncia los vertidos de lodos de depuración.  

Deja de contaminar: no tires restos de comida, aceite, medicamentos ni productos químicos por el retrete o el desagüe.  

Ejerce presión: escribe a los representantes electos en relación con los presupuestos destinados al agua y al saneamiento a nivel nacional e internacional.  

2. Otra manera es haciendo que se escuche nuestra voz. ¿Cómo? Consiguiendo el kit de activación del Día Mundial del Retrete y difundiendo su hashtag #DíaMundialDelRetrete, utilizando esta ficha informativa y otros recursos de los medios sociales. También iniciando conversaciones sobre lo que está haciendo tu gobierno para garantizar que más personas tengan acceso a retretes seguros. ¿Qué medidas están tomando los proveedores locales de servicios de agua y saneamiento? ¿Qué hacen las empresas de tu país para mejorar el saneamiento? Puedes encontrar el kit de activación del Día Mundial del Retrete en www.worldtoiletday.info/share2023#activationkit  

3. Además, podemos hacer algo bonito Como un nido de origami para un colibrí. Porque miles de personas hicieron pájaros de papel plegado para el Día Mundial del Agua 2023, en el mes de marzo pasado, ¡y necesitan un lugar donde descansar!  

En la naturaleza, los colibríes mantienen instintivamente sus nidos libres de desechos corporales para proteger a sus crías, por lo que los nidos serán un símbolo perfecto de pequeñas acciones para mejorar el saneamiento. Más información en “¡El colibrí vuela de nuevo!”

Nos despedimos con datos sobre la crisis del agua y el saneamiento que nunca nos cansaremos de divulgar:  

3 500 millones de personas que viven sin retretes seguros y 2 200 millones, sin agua potable.  

 Hay 419 millones de personas que siguen haciendo sus necesidades al aire libre  

 Unos 2 000 millones de personas —una cuarta parte de la población mundial— carecen de una instalación básica para lavarse las manos con agua y jabón en casa.  

 829 000 personas mueren cada año en países de ingresos bajos y medianos a causa de enfermedades provocadas por el agua insalubre, el saneamiento inseguro y la higiene deficiente, como el cólera, la fiebre tifoidea y la disentería.  

 Los niños son especialmente vulnerables a la triple amenaza del agua insalubre, el saneamiento inseguro y la higiene deficiente, los impactos del cambio climático que afectan a los servicios de agua, saneamiento e higiene y las enfermedades que se propagan en estos entornos 

Cada día mueren unos 1 000 niños menores de cinco años debido al agua insalubre, el saneamiento inseguro y la higiene deficiente.  

 El 42 % de las aguas residuales domésticas se vertió sin un tratamiento seguro.  

 Se cree que, al menos, el 10 % de la población mundial consume alimentos regados con aguas residuales no tratadas.  

Apenas el 25 % de los países están en vías de alcanzar sus metas de saneamiento y solo el 45 % están en vías de lograr sus metas de cobertura de agua potable. 

Más del 75 % de los países comunican que no disponen de recursos financieros suficientes para poner en marcha planes nacionales de agua, saneamiento e higiene.  

 Al ritmo actual de avance, en 2030, 3 000 millones de personas seguirán viviendo sin retretes seguros; 2 000 millones, sin agua potable; y 1 400 millones, sin servicios básicos de higiene.  

 Para que todo el mundo disponga de agua potable y retretes seguros en 2030 (la promesa del ODS 6), el mundo debe trabajar, en promedio, cinco veces más rápido en las metas de saneamiento, seis veces más rápido en las de agua y tres veces más rápido en las de higiene. En muchos países, el ritmo de aceleración debe ser varias veces superior a la media.  

Lorenzo Correa

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