Aquellos caminos de sirga


Obra hidráulica fundamental para facilitar la navegación por canales y ríos es el camino de sirga. Tan importantes son que desde hace siglo y medio la legislación española los tipifica como servidumbre legal en materia de aguas a que están sujetos los predios contiguos a las riberas de los ríos navegables o flotables para el uso exclusivo de la navegación y flotación fluvial.

Nos gusta encontrarlos entre la fresca prosa del artículo 553 del Código Civil español de 1889:

Las riberas de los ríos, aun cuando sean de dominio privado, están sujetas en toda su extensión y sus márgenes, en una zona de tres metros, a la servidumbre de uso público en interés general de la navegación, la flotación, la pesca y el salvamento.

Los predios contiguos a las riberas de los ríos navegables o flotables están además sujetos a la servidumbre de camino de sirga para el servicio exclusivo de la navegación y flotación fluvial.

Si fuere necesario ocupar para ello terrenos de propiedad particular, procederá la correspondiente indemnización.

Cuando paseamos por ríos y canales en este siglo tan mecanizado, nos gusta recordarlos, ahora que ya nadie se acuerda de ellos. Cuánto sudor y hasta sangre humana y animal se habrá derramado en esa zona de servidumbre. Cuántas embarcaciones no motorizadas habrán podido superar los impedimentos de rampas insalvables en el perfil del cauce para poder depositar su carga en el punto de destimo.

Visitamos un día los del canal de Castilla. Desde el siglo XVII transcurren cabe ambos márgenes. Antes eran utilizados por las mulas que arrastraban las barcazas. Ahora, una vez acondicionados, permiten al paseante viajar a lo largo del canal, andando o en bicicleta. Y así poder admirar en su totalidad su importancia y la de tan magna obra.

Nos acordamos de nuestra visita al Gran canal en China, con espectaculares caminos de sirga. Sobre todo el del puente Baodai en Suzhou.

Y por supuesto, no podemos olvidar lo que ocurría cuando el canal entraba en túnel para salvar una montaña. Entonces los que tiraban de las barcazas, en este caso solo seres humanos, debían hacer trabajar sus piernas.

Es el caso del famoso túnel inglés del canal de Stanedge, entre Manchester y Leeds. Allí, cuando las barcas llegaban al túnel embarcaban a los caballos de sirga y los leggers (esos tipos con poderosa piernas). Ellos, tumbados boca arriba sobre la cubierta hacían palanca con sus piernas en la bóveda del túnel para que la barca siguiera navegando. Durante 5 km… un gran ejercicio para futbolistas y ciclistas.

Antiguos caminos de sirga, obras hidráulicas hoy en desuso para su concepción inicial. Pero abiertas al paso de los paseantes en ríos y canales en muchos casos.

Lorenzo Correa

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