Sequía y ansiedad. Cuando la gestión no es seductora, surge un poema


Tuvo el poeta la suerte de poder asistir (tocado por la ansiedad), a una conferencia sobre la sequía impartida por el máximo responsable político de la gestión del agua en una cuenca intercomunitaria. Su título, era muy atractivo, sobre todo cuando esa cuenca estaba y está sufriendo la peor sequía desde que hay registros. Permítaseme usar esa manida frase para dar a entender que faltan días para entrar en el estado de emergencia marcado en su plan de sequía.

El conferenciante, suponemos que intentando disminuir la ansiedad de los asistentes departió sobre «Los retos de la sequía y los usos del agua». Atractivo título que congregó a decenas de interesados, que esperaban que quien gestiona el agua les diera esperanzas. Y argumentos que calmaran su ansiedad

Sin embargo, el poeta, la agravó escuchándole. La primera parte, fue una enumeración literal de las medidas milmillonarias a adoptar para que estén finalizadas las soluciones previstas. Con mucha suerte, dentro de 7 años.
Son las incluidas en su plan hidrológico de cuenca. La opción tomada para resolver el problema fue la del enchufe y la bomba. El conocido modelo REI que explica con claridad Antonio Turiel en su libro «Petrocalipsis.

Más desalinizadoras y muchas plantas de regeneración en depuradoras. Y el aumento consiguiente en el recibo, porque la electricidad y el gas son y serán caras. Además, el ámbito de gestión del agua de la cuenca del político parlante necesita 12.000MW renovables nuevos en 2030 y 54.800 para conseguir la descarbonización total en 2050.

Pero por ahora tiene solo 4.000. ¿Podrá ocuparse el 2,5% del territorio necesario sin que nadie se queje mucho? ¿Se conseguirán invertir los 84.300 M€ necesarios? Ya hablaremos de eso otro día, que hoy no tiene nada de poético

Por desgracia, no hubo ni una sola palabra dedicada a otras opciones más ajenas al kilowatio renovable o no, aunque ya fueron estudiadas, proyectadas y valoradas en el pasado. Por otros gestores políticos de la cuenca, claro. Y, como se trataba de hacer un trasvase…no se habló más.
Aunque en su técnica ingenuidad, el poeta creía que, en un caso de emergencia podrían haberse tenido por lo menos en cuenta.

Lo que sí hubo con creces fueron apelaciones a la ducha en vez del baño y a cerrar el grifo al lavarnos los dientes. Nos parece estupendo incentivar siempre el ahorro. Pero también hay que hablar de hectómetros en estos trances, no solo de litros. Porque con la entrada en emergencia vienen las restricciones. Algo dejà vu hace muchos años ya y como todo lo anacrónico que vuelve, muy poco atractivo para generar confianza.

En fin, para apaciguar nuestra ansiedad, que aumentó bastante durante la conferencia, compusimos esta cuaderna vía, con un regusto de hastío y hasta de fastidio. Siguen si seducirnos los gestores y el agua será cada vez más costosa…hmmm.

ansiedad

Lorenzo Correa

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