El final del mes de agosto nos trajo el paroxismo del calor extremo con la exacerbación de la sequía. Mirábamos el cauce y veíamos que tenía tanto de muerto como de vivo. pero nosotros teníamos seco el corazón en la sequía.
La inspiración vino en nuestra ayuda para ayudarnos a componer un soneto de augurio de lluvia. Ni siquiera veíamos el agua escasa que imaginábamos aún humedecía lo más oculto de la tierra. Era el poema del presagio de algo futuro, La lluvia que despertara al seco corazón en la sequía. Haciéndolo latir con la humedad de la sangre caída de las nubes.
Augurio de lluvia en una tarde seca. Signo de renovación y cambio. De purificación y transformación. Llegada esperada de momentos mejores después de un período difícil.
Una lluvia vista como un símbolo de esperanza, porque trae consigo la promesa de vida y fertilidad para la tierra, así como la posibilidad de alivio para nuestro corazón en la sequía.
Además, notábamos el contraste entre la sequedad de la tarde y la idea de la lluvia. Y resaltaba la belleza de lo inesperado y la sorpresa en medio de la monotonía. Pero aquella tarde seca creaba una sensación de necesidad apaciguada por augurio de lluvia. Una expectativa de algo bueno en un momento en el que todo parecía estático.
Soneto que evoca una imagen de cambio y esperanza en un contexto en el que se experimenta un contraste entre la sequedad actual y la promesa de la lluvia. Y que quiere, como forma poética, capturar el poder de la naturaleza para transformar y renovar. Para olvidarnos del seco corazón en la sequía
Lorenzo Correa
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