La gestión seductora en ocho preguntas y respuestas sobre el futuro del agua


A todos nos toca adaptarnos a tiempos difíciles. Porque esa «dificultad» es inherente a la época, sea cual sea, en la que le toque vivir a un ser humano. Por eso, la adaptación siempre ha sido la clave para alcanzar el futuro. También el futuro del agua.  Y, para adaptarnos correctamente, nada mejor que quedarnos con lo positivo de la situación y hacer que haga olvidar lo negativo, aunque sea un rato cada día.

Sin duda, leer es ideal para cambiar el pensamiento y aprender algo mientras tanto. Por eso, en futuro del agua, les seguimos suministrando unos minutos de lectura semanal, con poesía incluida, que colaboren en hacer el trago más llevadero en estos tiempos del post coronavirus 

En esta ocasión, se nos ocurre que plantear algunas preguntas y respuestas sobre la gestión seductora del agua.

Algunos lectores de futuro del agua se preguntan qué pinta la seducción en un ámbito tan “científico” e incluso tan político como es el de la gestión del agua. Su argumento es que los conflictos del agua son muchos. Que los bandos de “pros” y “antis”, son aparentemente irreconciliables. Así las cosas, la controversia no tiene fecha de finalización prevista y la seducción no es una solución.

Quizás, alguien entre nuestros seguidores, en los 10 años que llevamos escribiendo,  tuvo la esperanza de encontrar aquí una fórmula infalible. E ideal  para resolverlo todo de manera sencilla, rápida y económica. Pero no la encuentran.

Respondamos a sus oportunas preguntas con nuestros argumentos. Para encontrar soluciones y dirigirnos hacia ellas, primero tendremos que conocer cuál es el problema y en qué parte se origina en nuestra actitud. Porque no todo es culpa de “los políticos”, de “los demás”, de “los malos técnicos”, del “cambio climático”, del “Niño”… sino que también es culpa de todos y cada uno de nosotros en tanto que individuos que somos.

La confusión tiene su origen, en nuestra opinión, en que la emoción, tan presente en el  futuro del agua como el hidrógeno o el oxígeno, solo entra en juego cuando dejamos de escuchar, cuando perdemos la confianza en quienes deberían darnos esas soluciones con el dinero que pagamos de nuestros impuestos.

Nuestra apasionada propuesta de cambio de paradigma se fundamenta en dejar que la emoción entre antes en juego y no después. Para ello, en lugar de dar soluciones, nos hacemos preguntas y preguntamos. Reflexionamos y reflexionamos de nuevo sobre nuestras reflexiones. Eso es lo que hacemos al escribir aquí y lo que hacen todos los que nos comentan algo o se lo comentan  a ellos mismos y a sus prójimos más próximos. Comunicarnos. Con preguntas y respuestas

Prediquemos entonces con el ejemplo y formulemos las preguntas, acompañadas de nuestras respuestas:

 ¿Para qué gestionar el agua?

Para llegar a tener una garantía universal de suministro, de preservación del patrimonio, de respeto máximo a un derecho humano y de que los pueblos aborígenes tengan también su acceso garantizado.

¿Cómo se gestiona?

Planificando cíclicamente con participación de todos, concesionarios, propietarios en su caso y resto de usuarios miembros de una red pública o privada. Adaptando la planificación a los cambios “naturales” (cambio climático, aumento de población y de nivel de vida). También a los  “artificiales” (mejora de las técnicas y modificaciones en la legislación). Y definiendo los costes de la gestión, quién los paga, cómo se financian y cómo se satisfacen.

¿Cuál es el papel de lo público?

  • asegurar el cumplimiento de la ley
  • regular con eficacia e independencia al operador y controlarle,
  • respetar la preservación del medio,
  • garantizar un reparto solidario a todos los usuarios
  • proteger de las inundaciones,
  • establecer una tarifa justificada para pagar los servicios del ciclo del agua desde que llega al usuario hasta que vuelve al medio y los costes ambientales de la no derivación del cauce del agua necesaria para preservar el patrimonio con la calidad y la cantidad adecuada, y
  • generar confianza en el cliente para que pague el servicio distinguiendo el pago: por lo que usa, por lo que deteriora, por la preservación y restauración del medio (con sus controles exhaustivos, continuos y carísimos) y por la protección contra las inundaciones.

¿Quién lo hace?

Una administración pública del agua compuesta por personas. Que habrán de estar formadas y disponer de experiencia también como funcionarios, no solo como gestores empresariales del agua. Conviene distinguir entre funcionario del agua y ejecutivo del agua…no es lo mismo. Ello exige formación (aptitud) y proactividad entusiasta (actitud).

¿Qué papel juega la política en la gestión del agua?

El de promover y aportar una legislación adecuada las circunstancias  sobre el agua en un país concreto o en una comunidad de países y homogeneizar dicha legislación con el derecho internacional y la de los países con cuencas compartidas o intereses y tratados comunes, como es el caso de la Unión Europea

¿Cómo se hace una política del agua eficaz?

Legislando para conseguir un objetivo. Legislar solo  por disponer de leyes, no es suficiente: antes hay que definir el objetivo para el que se legisla. Y cumplirlo y hacerlo cumplir

¿Qué objetivo definimos?

Gestionar los recursos existentes en un país o comunidad de países para garantizar usos diversos a la ciudadanía. Eso sí, sin afectar al patrimonio hídrico de las cuencas (ecosistemas). Ese objetivo debe ser asumible por el país, previo inventario de sus recursos propios (aguas superficiales y subterráneas). Pero también de los que puedan ser aportados (aguas reutilizadas, desalinizadas, recicladas…).

Además, debe estar  tasado en el tiempo,  mediante una planificación cíclica con objetivos intermedios al final de cada ciclo. Que ha de ser asumido por los usuarios, presentando las propuestas con tiempo y en la forma adecuada para que sean inteligibles por todos ellos. Y  con un presupuesto asumible  que garantice su viabilidad económica. Por último, debe ir acompañado de un compromiso de estado que garantice su cumplimiento con independencia del color del gobierno en el poder. Agua, convivencia y supervivencia

¿Quién lo lleva a cabo?

Una administración tecnificada, experta y humana, formada por personas que asuman que su trabajo es un trabajo vocacional y de servicio a sus conciudadanos. La ética personal y gremial, el hecho de darle importancia a la vertiente emocional de la gestión del agua, debe ser la garantía de independencia en el funcionamiento de la administración del agua. Así se ganará la confianza en el administrado. Así se seducirá al cliente, que es quien paga y juzga cada día.

Definido nuestro objetivo, el siguiente paso es escuchar a todo el mundo hasta llegar al consenso en lo básico, que es lo emocional. Y comenzar entonces y solo entonces, a trabajar en lo técnico. Ese es el momento del tan cacareado pacto del agua, ni antes ni después. Pacto del que siempre se habla, pero que nunca llega.

Hay otras muchas maneras de hacerlo, pero solo hay que comprobar el resultado que dan. ¿Probamos con la seducción?.

Hagan sus preguntas, esa es la mejor manera de iniciar el camino para hacer realidad el pacto. y mientras tanto, sigamos caminando juntos, si así les parece, hacia el futuro del agua

Lorenzo Correa

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