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— Futuro del Agua (@futurodelagua) July 12, 2023

Han leído bien en el título. El próximo miércoles a las 10pm hora española, celebraremos un entrevista en @TwitterSpaces Un joven pero ya muy experimentado ingeniero de caminos ha preparado unas interesantes preguntas sobre la razón y el ser de lo que en estas páginas denominamos «gestión seductora del agua».

En ella hablaremos de muchas cosas. Ante todo, siguiendo nuestro lema´, de cómo llegar la gestión por la seducción. La mejor manera, creemos de comenzar una entrevista.

Porque la mayoría de las preguntas que nos hacen en al comenzar una entrevista tienen que ver con la extrañeza que supone el introducir el concepto de seducción en algo tan técnico y científico a priori  como es la gestión del agua. Sobre todo cuando hablamos de la confianza en la administración y la participación pública en la toma de decisiones. Pero todos nos preguntan por eso de la seducción con sorna unos, con retintín otros y muy pocos con intención de averiguar qué se esconde tras la palabreja…

Vamos a explicarlo el miércoles. ¿Qué papel juega la seducción en este escenario inundado o humedecido por el agua?. Porque  es el agua el leitmotiv  de esta entrevista y de estas páginas

Pero también nuestra querida obra hidráulica tendrá su protagonismo. Esa que era, para los de nuestra generación y las anteriores, un cúmulo de infraestructuras colocadas sobre el territorio con más o menos orden.

Y en la que se basaba el pensamiento dominante, por constituir las infraestructura el “conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de un país, de una ciudad o de una organización cualquiera”. Así las cosas, cuando estudiábamos nos enseñaban a pensarlas, calcularlas y definirlas y cuando empezábamos a trabajar, a hacerlas bien.

Durante un más de un siglo, este pensamiento se mantuvo como un dogma y sus oficiantes, los ingenieros hidráulicos, los geólogos, los topógrafos y los delineantes, eran los sumos sacerdotes del rito. Sus catedrales, las presas de embalse, sus basílicas, los canales. Y sus iglesias, las plantas de potabilización y depuración de aguas residuales. Eran inauguradas con pompa y circunstancia. Y se destacaban en el paisaje como hitos indiscutibles del progreso. Cualquier entrevista ensalzaba a esas obras hidráulicas, generadoras de riqueza y bienestar

Con el último cambio de siglo, esta percepción comenzó a perder brillo en la sociedad. Y hoy, como todos sabemos, se miran de otra manera. Tanto que, para muchos ya no son el paradigma del progreso, sino instalaciones coadyuvantes a la destrucción del medio hídrico. Y ahora, el plástico preocupa más.

Sea como fuere, están ahí y se siguen construyendo. Aunque para algunos hayan llegado a su crepúsculo.Lo dejamos aquí. El miércoles, en la entrevista, les esperamos para desarrollarlo con calma. Hasta entonces

Lorenzo Correa

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