Deshielo y sequía


Llevan los cauces rumorosas aguas de nieves derretidas por el sol inclemente. Mayo ha comenzado con tímidas nevadas en el Pirineo exhausto.

Emociona contemplar el caudal circulante que sin alharacas aspira a reunirse en grandes volúmenes en los embalses.
La primavera quiere ser normal en esta racha seca y calurosa que ya dura demasiado.

Refresca y nieva en las divisorias. Se alegran con la lluvia las vaguadas. Y las riberas reverdecen con la esperanza de volver a ser las que fueron.

Aguas abajo, los regantes se aprietan el cinturón. Alguna comunidad ha cerrado las compuertas. Las quejas se extienden por doquier. Las culpas se lanzan como armas arrojadizas. Nadie dice aunque todos intuyen que los usos del agua serán cada vez más costosos.
Y mientras el deshielo hace un guiño a la sequía, el futuro del agua se complica. Lejos de estos cauces de la cuenca alta quedan los novedosos conceptos de la regeneración. Las fábricas de agua esperan presupuestos para construirse y mantenerse.

Habrá que pagarlo, porque el agua más cara es la que no existe

Deshielo

Lorenzo Correa

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