100.000 pozos ilegales sumen a Yemen en un terrible estrés hídrico. 


Con sus casi 30 millones de habitantes, repartidos en una superficie similar a la de Francia, Yemen es país más poblado de la Península Arábiga. Sin duda, en el pasado se debió a las lluvias abundantes y regulares que en su zona montañosa garantizaban la existencia de una agricultura diversa. Pero ahora ya no. Porque en la franja costera del mar Rojo, de entre 30 y 70 km de anchura, y en los desiertos del noreste y del antiguo Yemen del Sur, las lluvias son escasas.

Allí reside la mayor parte de la población, con 7 ciudades que rondan o superan los 2 millones de habitantes. Y las cosechas únicamente subsisten con la ayuda de la extracción del agua de los acuíferos. 

Por estas razones, en Yemen, la gestión del agua se ha convertido en un problema crítico. Y no solo por la falta de recursos hídricos. También por el aumento de la población y la inestabilidad política. Factores recurrentes que se van repitiendo en una secuencia interminable de países. 

Hoy en día, Yemen es uno de los países más pobres del mundo en respecto a los recursos hídricos disponibles per cápita. Como ya se ha indicado, depende en gran medida de los acuíferos subterráneos. Y éstos se están agotando rápidamente debido a la sobreexplotación. Además, la falta de redes de riego adecuadas provoca una baja eficiencia en el uso del agua en la agricultura. 

Además, el aumento de la población en las últimas décadas ha incrementado, la escasez de agua en muchas comunidades rurales. Por esta razón, la migración hacia las ciudades es masiva e imparable. 

La inestabilidad política y los conflictos armados en Yemen también han tenido un impacto significativo en la gestión del agua en el país. La falta de gobierno centralizado y la presencia de grupos armados han dificultado la implementación de políticas y programas de gestión del agua. 

Así las cosas, Yemen es actualmente el séptimo país con mayor escasez de agua en el mundo. Y sus acuíferos lo demuestran descendiendo cada año entre 3 y 8 metros. La población vive en una «escasez absoluta» de recursos hídricos, disponiendo tan solo de 82 m³ por año per cápita. Un volumen que está muy por debajo de los caudales disponibles en la región MENA

Y esto se agrava porque hoy las lluvias son escasas, en una horquilla de entre 19 y 600 mm/año. También carece de ríos con caudal permanente. Y solo quedan los acuíferos para suministrar lo que sus habitantes necesitan para sobrevivir. 

La sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos ha ido en aumento para responder a las diferentes necesidades hídricas. Porque del 80% del agua que se destina a la agricultura para regar un área total de 0,52 millones de ha, el 32 % es subterránea. Además, hay que destinar un 14 % para uso doméstico. Y un 5,6% para las industrias alimentarias, químicas, farmacéuticas y de bebidas. 

Yemen recibe del cielo 2.500 hm³ /año y usa 5.100. Soporta por ello un déficit de 2.600 hm³ anuales. Por otra parte, la tasa de extracción de agua subterránea duplica con creces la tasa de recarga. Existen más de 800 zonas de extracción en las que hay perforados más de 100.000 pozos. Y la mayoría son ilegales.  

En estas circunstancias, si no hay un remedio rápido y eficaz, en solo dos décadas, todas las fuentes de suministro de agua se habrán secado. De hecho, de las 15 cuencas que tiene el país, 5 ya poseen el marchamo de críticas. Sin ir más lejos, la cuenca a la que pertenece la capital, Sana’a, tiene una demanda superior en más del cuádruple de lo que aporta.

Y no olvidemos los problemas cualitativos. Porque varios tipos de contaminantes de desechos peligrosos se están infiltrando en los acuíferos en diferentes regiones de Shabwa, en el sur de Yemen, que contaminan tanto los pozos como las aguas superficiales. 
 Por su parte, 4 cuencas más tienen niveles de entre 23 % y el 26 % de estrés hídrico. Otras 2, llegan al 46% y el 34%, respectivamente. Peor es el caso de las tierras altas occidentales, Ramlet al-Saba’in, Ahwar-Mayfa’a, Wadi al-Jawf y las tierras altas del sur. Porque van del 67 % al 89 %. 

Además de las razones ya expuestas para sufrir estos males, los sistemas de abastecimiento y saneamiento han sido objeto de ataques durante el conflicto en curso. Y los están padeciendo 15 millones y medio de personas. Son las que tienen una urgente necesidad de disponer de agua potable y evacuar mediante redes de saneamiento adecuadas. 

El calentamiento global afecta a los recursos hídricos, la agricultura y la franja costera. Se constata que se ha intensificado la variación en la distribución de las precipitaciones. Porque hay más inundaciones, sequías y desertificación. También que aumenta la frecuencia/gravedad de las tormentas y el nivel del mar. Todo ello supone importantes pérdidas humanas, económicas y agrícolas. 

También influye en la recarga de los acuíferos, ya que las precipitaciones varían en cantidad y distribución. Y los acuíferos costeros, sufren de intrusión salina por el aumento del nivel del mar. Además, los pozos de agua subterránea profundos y artesianos, sufren de una mayor contaminación directa. Es el resultado de las inundaciones, que los recargan de aguas residuales y otros contaminantes. 
 

Yemen

Recientemente se publicó un informe del Banco Mundial que evalúa los impactos del cambio climático y la variabilidad en el agua y la agricultura en el país. Indica que para 2100 la temperatura promedio aumentaría entre 1,6 y 4,5 °C. Mientras que habría una disminución del 24 % de las precipitaciones o un aumento del 13 % en el mejor de los casos para 2080.  Pero en un país en eterno conflicto, todo puede empeorar. Y en el caso de la gestión del agua, la recopilación de datos meteorológicos ha sufrido graves daños en el 80% de su red operativa. 
 La gobernanza del agua en Yemen está gestionada principalmente por la Autoridad Nacional de Recursos Hídricos, dependiente del Ministerio de Agua y Medio Ambiente. Su función es la de planificar la gestión Integrada de Recursos Hídricos. Según la Ley de Aguas de 2002, modificada en 2006, es el único organismo gubernamental competente en la administración de los recursos hídricos. También en su explotación, su desarrollo y su protección contra el agotamiento y la contaminación. 

La Ley de Aguas establece un procedimiento reglado para regular la extracción de agua subterránea. Con las correspondientes concesiones administrativas y procedimientos de legalización de pozos. Sin embargo, todo que da en agua de borrajas debido a la falta de autoridad para aplicarla. Tampoco ayuda la escasa colaboración de los consejos locales y las comunidades en la conservación del agua.  

En consecuencia, al fallar la base, por no existir un enfoque holístico en la gestión del agua, la capacidad de regulación y la autoridad de la administración es prácticamente nula. Y los pozos se siguen perforando sin control. Sobre todo, en las tierras de algunos miembros del gobierno. O entre los tradicionales jeques locales que actúan con impunidad al respecto

Por su parte, la población recibe el agua mayoritariamente de camiones cisterna de operadores privados que la compran a los propietarios de los pozos. Quienes no la pueden pagar, envían a mujeres y niños a buscarla. Y esta ardua tarea se convierte también en muy peligrosa en las zonas de conflicto  
 
La situación del agua subterránea en Yemen requiere una acción inmediata y colectiva de todas las partes interesadas. Por lo tanto, la administración hidráulica, las organizaciones y comités locales, el sector privado y las ONG deben colaborar. Solo así garantizarán una gestión mejor e integrada de los recursos hídricos antes de que se agoten 

Algunas soluciones a adoptar serían: 

  1. Facilitar el acceso y el suministro de agua potable y el saneamiento. Es imprescindible combinar las actuaciones urgentes con la planificación ordenada para garantizar la sostenibilidad y las soluciones a largo plazo  
  1. Elaborar una estrategia nacional para la gestión y desarrollo de los recursos hídricos. Activando, ante todo, la aplicación de ley de aguas. Que debe mejorarse con reglamentos y decisiones relacionados con la gestión y protección de los recursos hídricos contra el agotamiento y la contaminación. En total coordinación con actores nacionales, locales e internacionales. Actuando con autoridad para detener la perforación ilegal de pozos y el mal uso de las aguas subterránea.  
  1. Reparar y actualizar el Sistema Nacional de Información para la Gestión de los Recursos Hídricos y los datos y estudios en relación con las cuencas. .  
  1. Adoptar soluciones no convencionales. Entre ellas, la recolección de agua de lluvia y la reutilización de aguas residuales para aliviar la presión sobre los acuíferos.  
  1. Capacitar a los agricultores en el uso de métodos y técnicas eficientes de riego. Adoptando especies cultivables de alto valor, de secano y resistentes a la sequía. Las bombas alimentadas por energía solar proporcionadas a los agricultores individuales, han supuesto un enorme derroche de agua. Deberán gestionarse por parte de comunidades de regantes bajo supervisión  
  1. Restauración de la infraestructura hídrica dañada por conflictos bélicos. Construcción de nuevas estructuras para almacenar agua, como pequeñas presas. 
  1. Declarar urgentemente una emergencia climática y preparar un plan nacional unificado para enfrentar los desastres climáticos y establecer un centro nacional para emergencias climáticas y alerta temprana. Este plan considerará formas sostenibles de gestionar el agua en medio de eventos extremos como uno de sus principales pilares. 

Gracias a estas iniciativas, algunas ya en marcha, se puede abordar con éxito la crisis del agua en Yemen. Insistimos en la necesidad de construir presas y sistemas de riego mejorados para ayudar a mejorar la eficiencia del uso del agua en la agricultura. Por fortuna algunas organizaciones internacionales están trabajando para mejorar la gestión de los acuíferos y la infraestructura de distribución de agua en las áreas rurales. 

En resumen, la gestión del agua en Yemen es un desafío complejo que requiere una solución a largo plazo. Se necesitan esfuerzos coordinados de los gobiernos locales e internacionales, así como de las comunidades locales, para abordar la crisis del agua en el país. 

Lorenzo Correa

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