Húmedo silencio


Imposible oír la lluvia cuando la sequía nos atenaza. Ni siquiera cuando por casualidad caen unas gotas que nada solucionan. Entonces, solo se oye un triste murmullo. El de la lluvia que besa tenuemente la tierra necesitada. Pero el resto es un húmedo silencio que mata la esperanza.

Solo quietud y un barro mínimo nos transmite la tierra. Y en ese lodazal se ahogan las palabras de asombro que pronuncia el bendito cuando cree que el agua se quedaría más tiempo. Hasta empapar la tierra.

Todo está seco, baldío e inundado de húmedo silencio. No hay palabras para describir el paisaje. Porque lo único que se oye es el discurso de las restricciones. Y la queja de lo que se podría haber hecho, pero no se hizo. Ambas salmodias se pierden el inmensidad del páramo ahíto de sol.

Y ese húmedo silencio sepulcral, seca el barro y borra los charcos. Difumina el camino del bienestar para que no sea sencillo alcanzar la meta. Sin embargo, todos seguimos mirando al cielo cada mañana. Es la única esperanza que nos queda cuando llueve poco y nos quedamos con las ganas de más.

Mientras tanto, la naturaleza sigue jactándose de virtuosa. Y nos ofrece bellísimos nublados en el amanecer y en el ocaso. Para alimentar nuestra esperanza y romper, aunque solo sea por un momento, el húmedo silencio que a todo y todos nos invade.

Pero no hay agua, solo hay color en el paisaje. Quizás algunas lágrimas de nostalgia de la lluvia consigan apaciguar nuestra angustia. O, a lo mejor, un poema que rompa la monotonía y nos anime a actuar.

Este poema que hoy sale de nuestro corazón y que escribimos con el ansia de terminar con el húmedo silencio.

Silencio

Lorenzo Correa

Visita nuestro rincón de la poesía.

Safe Creative #1608240244452

¡ Síguenos en las redes sociales

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario