Donde el río ya es solo un recuerdo


Visto desde el mar delante de su desembocadura, el río ya es solo un recuerdo. Flotando en las aguas litorales en una mañana radiante de invierno, adivinamos el lugar en el que el río deposita sus aguas dulces, regeneradas y mil veces depuradas en la gran masa de agua salada.

Contemplamos el lugar de encuentro y solape de dos masas de agua, desde el lugar en la que la primera ya es solo un recuerdo. Cuánta agua de la que sustenta nuestra embarcación estará mezclada con la que llegó aquí no directamente desde el cielo, sino desde el río. El cauce recopilador de gotas de lluvia, efluentes de todo tipo, sedimentos varios y agua de muchos afluentes.

Aquí yace el recuerdo de todo lo que fluyó por el río. Se adivina al fondo la divisoria de una cuenca modesta, pero con grandes pendientes que enfurecen las aguas cuando corresponde.

¡Cuántos tableros de puente habrán visto pasar las aguas que hoy nos permiten flotar y admirar el espectáculo! ¡Cuántas depuradoras habrán recibido y despedido sus caudales, sin saber que su destino final era el lugar en el que nos encontramos!

Pero hoy, las últimas aguas en fluir están todas aquí. Esperando que el sol las evapore y las empaquete en una nube sin dirección fija. Quizás algunas volverán a recorrer la cuenca, que aún tienen en el recuerdo.

Mientras tanto, nosotros, embutidos entre azules, recorremos mentalmente los lugares que conocemos del río. Y retornamos en nuestra imaginación las aguas a ellos. Sabemos que no volverán a pasar en la realidad por ellos. Pero sí lo harán en nuestra memoria. Porque en ella están firmemente ancladas en el recuerdo, aunque no dispongan ya de cauce

Recuerdo

Lorenzo Correa

¡ Síguenos en las redes sociales !

twitter
fb

¿Te interesa la gestión del agua desde la perspectiva del coaching?

Ponte en contacto con nosotros para más información

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario