Acabó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27). Todas las delegaciones y asistentes abandonaron Egipto, recordando el lema tan ambicioso como poco confiable de este año, “Juntos para la implementación”. Porque implementar es poner en funcionamiento o aplicar métodos y medidas para llevar algo a cabo. Más o menos, lo que siempre se acuerda en estas cumbres. Por eso, mejor será que hoy elucidemos sobre qué es lo que se ha pretendido implementar en la cumbre en nuestro ámbito del agua. Sobre resiliencia
En esta ocasión, el líquido elemento sí que estuvo más en el candelero que en otras cumbres. Hasta la presidencia egipcia le dedicó una jornada. Como está de moda, era obvio que se dedicaría al impacto del calentamiento global en los recursos hídricos. Y, de paso, a las medidas de adaptación a “implementar” en la gestión para paliarlos. Para impulsar la iniciativa, lanzaron la llamada “Acción para la Adaptación y Resiliencia del Agua (AWARe)”.
Su objetivo, aunque no se lo crean, es el de animar a los políticos a actuar. Además del dar un impulso al intercambio de conocimiento y a la colaboración en todo lo relacionado con el agua. En principio, parece más de lo mismo, pero ahí está.
Seduce más la intención demostrada de crear un Plan de Acción de Alertas Tempranas en todos los países. Loable idea la de que en todo el orbe se disponga de sistemas de prevención y aviso ante sequías e inundaciones. Está tasado en el tiempo, un lustro, y en el presupuesto, 3.100 millones de dólares. Lo seguiremos con interés y nuestros mejores deseos de cumplimiento.
También destacamos otros aspectos interesantes. Los ampliamente debatidos relativos a acciones de adaptación a la sequía. Y a la importancia de crear asociaciones público-privadas para actuar ante grandes avenidas. Además, como no podía ser de otra manera, se ha hablado mucho sobre la compenetración indispensable entre las infraestructuras de defensa y el desarrollo sostenible. Es decir, entre los dos colores ya habituales de infraestructuras, el verde y el gris.
Sin duda, el fantasma de la amenaza del cambio climático estuvo amenizando también esta cumbre .Y generando debates interesantes que sin este argumento que genera miedo hubiera sido difícil abordar hace unas décadas.
Siguiendo esta estela, uno de los observadores intergubernamentales de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Global Water Partnership (GWP), promovió un debate de campanillas. El dedicado al la importancia de una buena gestión del agua. Para aumentar la resiliencia climática en todas las estaciones del año, secas y húmedas.
Como saben nuestros lectores, GWP es una red internacional de organizaciones e instituciones cuyos miembros trabajan en el desarrollo y la gestión de los recursos hídricos. Y que fomenta la interacción entre sus miembros promoviendo diálogos intersectoriales entre diversos usuarios del agua en ámbitos nacionales, regionales y mundiales. Presidido por el ingeniero argentino Pablo Bereciartúa, fundamenta su experiencia en estos aspectos en una publicación que debe resaltarse por dedicarse a esa concienciación a la que se refiere el lema de la Cumbre.
Se trata de “Ideas for Water Awareness Campaigns”, guía en la que se recopilan 70 campañas realizadas en todo el mundo sobre diferentes experiencias. Las que se han llevado a cabo sobre conservación y uso eficiente del agua. Y a través de su difusión y lectura, se ha conseguido articular el intercambio de ideas y actividades entre las diferentes organizaciones y profesionales implicados en la gestión del agua.
Con su impulso, consiguieron que, por primera vez, la importancia de la concienciación en la gestión del agua constara oficialmente en el documento final de la Cumbre. Y también en el balance final de los procesos de adaptación al clima que inexorablemente se avecinan. Por ello, instaron a las partes a integrarlos más en las estrategias de adaptación.
Constatada la colocación de este hito sigamos con el protagonismo del agua en la cumbre. La verdad es que le vino muy bien que su leitmotiv en esta edición fuera la adaptación y la implementación. Solo hay que comprobar que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático declara que más del 80% de las estrategias de adaptación climática están relacionadas con el líquido elemento. Y por eso, ya podemos afirmar que desde esta Cumbre en adelante será considerada como una prioridad. No en vano se le dedicó una jornada completa por primera vez en su historia. Y una mesa redonda de alto nivel sobre Seguridad Hídrica a nivel de Jefes de Estado .
Esperemos que sea la actividad que abra el camino. Para que desde el ámbito político se apoye y valore en sus justos términos la acción sobre la seguridad hídrica dentro de la agenda climática global. Por fortuna, ya hay indicios de que pueda ser así en el futuro. Porque con el liderazgo de Senegal, se celebró un evento de alto nivel sobre la importancia de las inversiones en la gestión del agua. Realizado para avanzar en la resiliencia climática en África.
En él se dio la bienvenida al «Panel Internacional de Alto Nivel sobre Inversiones en Agua para África” Y se realizaron las primeras peticiones urgentes de Jefes de Estado y líderes mundiales para aportar inversiones en los ámbitos del abastecimiento y el saneamiento en África. Concretamente se animó a aportar 30 mil millones de dólares anuales para estos menesteres hasta 2030. Es el coste del denominado Programa de Inversión en Agua de África Continental.
Mientras todo esto se consolida, queda un camino paralelo por recorrer. El de la antes mencionada concienciación sobre los peligros de las inundaciones y las sequías. Y también sobre la importancia de una buena gestión del agua en la seguridad alimentaria. Son aspectos a introducir al máximo nivel posible en las próximas citas mundiales del agua. La Conferencia del Agua de la ONU 2023 y la COP28 en los Emiratos Árabes Unidos.
Y la GWP los resume en cinco puntos. Los considerados necesarios para situar la gestión del agua en la vanguardia de la resiliencia climática. El objetivo, llegar a un futuro más justo, inclusivo y resiliente para todos. Son los siguientes:
1.- Es necesaria una acción colectiva con el agua como protagonista
Para ello, deben adoptarse las medidas necesarias a través de inversiones destinadas a iniciativas conjuntas, nuevas tecnologías y soluciones basadas en la naturaleza. También es imprescindible una mayor coordinación entre los gobiernos, las agencias de desarrollo y el sector privado. Y, por supuesto, que todos los datos estén disponibles en todas partes para facilitar la toma de decisiones. Se trata de acercarse a la seguridad climática a través del agua mediante una acción intersectorial, inclusiva y ambiciosa
Enfatizando este importante desiderátum, la GWP organizó un evento de la Cumbre. Su título «Financiación para la resiliencia climática en el Mediterráneo y África. Adaptación inteligente del agua«‘, conjuntamente con la Asociación Internacional de Recursos Hídricos y la Unión para el Mediterráneo. En él se solicitó a los asistentes la búsqueda de soluciones para conseguir mayores inversiones destinadas a la gestión del agua. Enfocada en la gestión integrada aplicada de los recursos hídricos. Y apoyada en una una cooperación multisectorial que también ayude a avanzar en la resiliencia climática
2. La crisis climática es una crisis del agua
En este sentido, el GWP participó en la organización de los eventos celebrados durante los dos días temáticos en el Pabellón del Agua. El Día de Adaptación y Resiliencia y Día de Inclusión. Para el primero, se hizo especial hincapié en el papel clave en ella de los ecosistemas de agua dulce. también en que esa adaptación debe estar liderada localmente. Y contar con herramientas basadas en la ciencia y con una amplia cooperación. El Día de la Inclusión ahondó en estas ideas. Y dio voz y lugar a mujeres, jóvenes y comunidades indígenas. Para compartir una amplia gama de soluciones de ámbito global. A las que hay que añadir el conocimiento de las actuaciones que ya están llevando a cabo. Porque ellos deben ser agentes para un cambio positivo.
Se repitió hasta la saciedad que deben escucharse las opiniones y los criterios de los grupos menos representados. Porque es la única forma de que las políticas inclusivas se impongan. Y para ello, claro está, hace falta dinero. Además de la generación de carreras profesionales donde es estudien aspectos concretos de la interrelación del agua y el clima
3. Hacia una nueva alianza mundial sobre resiliencia ante la sequía
En la Cumbre, el GWP apoyó el lanzamiento oficial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación de la International Drought Resilience Alliance (IDRA). Se abogó porque los dirigentes de los países más poderosos se involucraran. Para que las acciones destinadas a hacernos más resilientes a la sequía se conviertan en una prioridad en el desarrollo y la cooperación nacionales.
La IDRA se alinea con la Declaración de Líderes. Y ésta se distribuyó antes de la Cumbre por la Coalición del Agua y el Clima. Su objetivo es dar un impulso político para hacer que el planeta sea más resiliente a la sequía y al calentamiento global para el año 2030.
Desde futurodelagua.com vemos con buenos ojos la apuesta por la resiliencia. Aunque, como ya hemos desarrollado en otro artículo, la resiliencia no deja de ser robustez y lo deseable sería actuar por la antifragilidad.
En cualquier caso, bienvenida sea una alianza que consiga penetrar en la conciencia de los políticos. Para que aporten recursos económicos y transferencias de tecnología. Solo así se podrá sensibilizar al más alto nivel la respuesta a la sequía. Simultáneamente, tanto desde el Programa Asociado de Gestión de Inundaciones como desde el Programa de Gestión Integrada de Sequías, se hizo un llamamiento para agudizar las capacidades de respuesta y sensibilización sobre inundaciones y sequías. Se realizó en el marco del evento organizado al efecto por el GWP y la Organización Meteorológica Mundial.
4. WASH y GIRH, herramientas para conseguir resiliencia climática
Entre los actos organizados con motivo de la celebración del Día WASH se presentó el programa de liderazgo mundial del agua en un clima cambiante. Financiado por la Oficina de Relaciones Exteriores del Reino Unido. E implementado conjuntamente por UNICEF y GWP. Este programa reúne a partes interesadas clave y tomadores de decisiones de recursos hídricos y saneamiento. Y pretende desarrollar políticas y planes holísticos e integrados para mejorar el agua nacional y la resiliencia climática.
GWP y UNICEF también lanzaron una edición actualizada del Marco Estratégico para el Desarrollo Resiliente al Clima WASH. Se pretende con él garantizar que las comunidades, así como la infraestructura y los servicios de WASH, sean sostenibles. Y por supuesto, resistentes a los riesgos relacionados con el clima a través de lagestión integrada de los recursos hídricos (GIRH)
5. Intensificar la cooperación sobre la resiliencia del agua urbana en África
GWP Southern Africa y el WRI anunciaron una nueva asociación con el Programa de Inversión en Agua de África Continental para financiar la resiliencia del agua urbana en África. El Fondo de Adaptación del Agua de las Ciudades Africanas utilizará financiamiento integrado para implementar proyecto. Lo hará en 100 ciudades africanas durante la próxima década. Por primera vez, el dinero no llega desde Europa sino que es aportado por municipalidades africanas. Noticia muy esperanzadora, por cierto
Hasta aquí las noticias del agua en la Cumbre del COP27. A partir de ahora, habrá que confirmar si el movimiento iniciado desde la fragilidad de las situaciones de sequía y de inundación, que tantos males nos aporta hasta ahora, consigue hacernos más resilientes a estos fenómenos naturales. El siguiente paso, que sería el definitivo, es pasar de la robustez que supone la resiliencia a la antifragilidad. Pero eso ya es harina de otro costal.
Lorenzo Correa
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