Una nueva COP, en Egipto . Del dicho al hecho va mucho trecho


Ya va a hacer un año de la celebración de la vigésimo sexta edición de la cumbre climática (COP), organizada por la ONU en Glasgow. Como en las ediciones anteriores sus conclusiones fueron ambiciosas y sus compromisos muy aventurados. En pocos días, se iniciarán las sesiones de la vigésimo séptima edición. Que en esta ocasión se desarrollará en Sharm el-Sheikh, Egipto.

Como en todas las anteriores, las expectativas de la COP se traducirán en nuevos compromisos de gobiernos, empresas y resto de involucrados. El objetivo, asumir las realidades de la crisis climática mediante acciones coordinadas internacionales. Destacan la reducción de emisiones, un mayor esfuerzo de financiación y la detención de las emisiones de metano. También se pretende frenar el retroceso de los bosques, acelerar la eliminación gradual del carbón y poner fin al financiamiento internacional para combustibles fósiles. Este podría ser un muestrario de los principales compromisos adoptados en cumbres anteriores. Pero también de los que se van a a adoptar en esta.

Por desgracia, este año la COP 27 llega en un momento difícil para la humanidad. Y es que una vez superada ( o eso parece), la pandemia, los líderes mundiales no pueden volver a ocuparse prioritariamente del clima. Porque tienen por delante las consecuencias de la invasión de Ucrania. Y todo lo que de esta catástrofe humana y económica se desprende. Lo primero, la inflación que ha provocado que los precios mundiales de la energía y los alimentos se disparen.

Además, las secuelas de la pandemia que se supone continuarán ocupándonos en el invierno del hemisferio norte que se avecina. Por último, las tensiones entre China y Estados Unidos por Taiwán. Esta realidad desplaza a un segundo plano la acción climática. Y, por ende, ralentiza la aportación de dinero para poder cumplir tanto los compromisos adquiridos como los futuros.

Sin embargo, ahora es el momento de situar a nuestros lectores en el conocimiento de cómo han llegado hasta nuestros días los compromisos adoptados hace un año.

La COP de Glasgow acordó revisar y fortalecer los objetivos de reducción de emisiones para 2030. Con la apostilla de «según sea necesario» (sic), para alinearse con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento a 1,5ºC. Con ello se pretendía evitar algunos de los peores impactos del cambio climático.

Pues bien, hasta hoy, solo 24 de los 194 países del Acuerdo de París han presentado objetivos de reducción de emisiones nuevos o actualizados.

Veamos algunos ejemplos.

Australia, en 2015 se comprometió a reducir las emisiones en un 26-28 % por debajo de los niveles de 2005 para 2030.Pero todo quedó en un desideratum.

Pero el reciente cambio de gobierno alienta la esperanza de que cumplan su nueva promesa de reducirlas en un 43 % para 2030. Pretenden eliminar gradualmente los combustibles fósiles. Además, invertir en vehículos eléctricos y emprender una serie de medidas detalladas para abordar las pérdidas y los daños.

Por su parte,el convulso Reino Unido, vio que tenía un objetivo reductor irreal del 68 % por debajo de los niveles de 2010 para 2030. Y ha llegado a cambiarlo por otro más realista. Invertirán en energía limpia y pondrán fin a la venta de vehículos de gasolina y diésel para 2030. Por desgracia, el cambio constante de primeros ministros, deja estos deseos en una nebulosa.
Indonesia lo tiene más claro. Solo aumentará su objetivo al 43,2% si recibe suficiente financiación. Por su parte, India reiteró su compromiso de alcanzar cero emisiones netas para 2070.

Otro de los grandes, también convulso, Brasil no logró fortalecer sus recortes de emisiones en comparación con lo que presentó en 2016

EE.UU. no ha indicado si presentará un plan actualizado antes de la COP 27. Por fortuna, la Ley de Reducción de la Inflación, contiene disposiciones importantes sobre el clima y la energía limpia que pondrán al alcance su objetivo de reducción de emisiones para 2030.

Y China, la mayor fuente mundial de emisiones de gases de efecto invernadero, no ha insinuado si fortalecerá sus objetivos. Con estos datos, saquen ustedes mismos las conclusiones
En otro orden de cosas, el acuerdo final de la COP 26 enfatizó la urgencia de aumentar la energía limpia. También de reducir gradualmente el carbón y eliminar poco a poco los subsidios a los combustibles fósiles. Un grupo de 46 países, incluidos el Reino Unido, Canadá, Polonia y Vietnam, se comprometieron a eliminar gradualmente el carbón doméstico. Mientras que otros 39 lo hicieron para poner fin a la nueva financiación de combustibles fósiles en el extranjero para fines de 2022. Y redirigir esta inversión a la energía limpia.


En este sentido, las instalaciones de energía renovable alcanzaron en 2021 los 295 GW de capacidad de generación verde. Y la AIE vaticina un aumento del 8 % para fines de este año, a pesar de que los costos de las materias primas aumentaron recientemente entre un 15 y un 25 %. Por su parte, China es aún líder en instalaciones de energía limpia. Pero EEUU se acerca impulsado por el empujón a la energía eólica y solar de la Ley de Reducción de la Inflación. La electricidad renovable de Europa continuó expandiéndose, con un crecimiento anual promedio de 44 TWh en los últimos dos años. Y en septiembre de 2022, Dinamarca y las asociaciones comerciales adquirieron un compromiso. El de aumentar la apacidad eólica marina en un 670 %. De los 57 GW actuales a los 380 GW para 2030.


Y en esto, llegó la invasión de Ucrania. Con las consecuencias que sabemos. Porque muchos países europeos han reabierto o ampliado las centrales eléctricas de carbón y están aumentando las entregas de gas natural desde Noruega, EE. UU. y países del norte de África, Oriente Medio y África. Mal augurio también.

Sobre todo al comprobar que China aprobó la explotación de nuevas minas de carbón. Y que Australia está lista para hacer lo mismo. Por su parte, Vietnam e Indonesia apuestan también por el carbón y el Reino Unido por el petróleo y gas del Mar del Norte. La cruda realidad demuestra que los subsidios globales para los combustibles fósiles casi se duplicaron en 2021 desde los niveles de 2020. Lo peor es que se estima que aumentarán aún más debido al aumento de los precios de los combustibles.

Hablemos de dinero. En 2009, los países poderosos se comprometieron a movilizar $100 mil millones al año entre 2020 y 2025. Objetivo, apoyar la acción climática en los países en desarrollo. Pero en la COP 26, se evidenció que los países desarrollados no lograron cumplir ese objetivo en 2020. Aunque todavía están obligados a cumplirlo.
Sin embargo, un informe de la OCDE revela que, en 2020, a los países desarrollados todavía les faltaban 17.000 millones de dólares para alcanzar el objetivo financiero anual de 100.000 millones de dólares. Mientras, la mayor parte de la financiación climática en 2020 se destinó a reducir las emisiones ,como en años anteriores. Pero la financiación para la adaptación representó un tercio del total, o $28 600 millones. Se necesitan más fondos para cumplir el compromiso de $100 mil millones ahora. También para alcanzar $40 mil millones de financiación prometidos para la adaptación en los próximos años. Lo de siempre


El panorama de las cero emisiones también es desolador. Porque en la COP 26, 74 países prometieron alcanzar cero emisiones netas para mediados de siglo y después se sumaron 7 más. Pero ahora toca tomar medidas para ello.

Canadá lanzó su Plan de Reducción de Emisiones. Nigeria, el Plan de Transición Energética. Y la UE está revisando su legislación relacionada con el clima, la energía y el transporte bajo el «paquete Fit for 55». Así buscan alinear las leyes actuales con su neutralidad de carbono 2050.


En el lado corporativo, casi 1400 empresas se habían comprometido con emisiones netas cero a partir de septiembre de 2022. Aquí se incluyen 780 de las 2000 empresas más grandes que cotizan en bolsa. En relación con esto, el fondo soberano de riqueza de Noruega ahora requiere objetivos de cero neto de las empresas en las que invierte

Sigamos con el estado del compromiso del frenazo del metano.
Recordarán que en la COP 26, 103 países firmaron el Compromiso Global de Metano para reducir colectivamente las emisiones de metano un 30 % por debajo de los niveles de 2020 para 2030. EEUU y China también firmaron una declaración conjunta en Glasgow. Su objeto era el de mejorar los controles de emisiones de metano, incluso mediante el desarrollo de planes de acción.

Tras la cumbre, solo 19 países más lo respaldaron formalmente. Por ello, ahora están comprometidas más de las tres cuartas partes de la economía global. También la mitad de las emisiones globales de metano. Y en junio pasado, EE. UU. y la U.E. lanzaron a vía Global Methane Pledge Energy. Con esta iniciativa pretenden reducir las emisiones de metano del sector energético. Para ello aportan $59 millones en fondos y asistencia en especie de los EE. UU., la UE, Alemania, Noruega, Canadá.

Por desgracia, la colaboración entre EEUU y China en este asunto se ha visto frenada por las recientes tensiones entre ellos. La causa, el problema de Taiwán. Y China ha suspendido la cooperación climática.

En el caso de la deforestación, en la COP de Glasgow , más de 140 países se comprometieron a detenerla y revertirla para 2030. Cinco países más se han unido desde entonces. Además,12 gobiernos se comprometieron a proporcionar USD 12 000 millones para la financiación climática relacionada con los bosques entre 2021 y 2025 Y una coalición de donantes del sector público y organizaciones filantrópicas privadas prometió USD 1700 millones adicionales. Un alivio para los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Ahora, la Asociación de Líderes de Bosques y Clima intentará que en la COP27 se acelere la implementación de la Declaración de Líderes de Glasgow. Será a través de compromisos dirigidos por países. Fomentando una mayor ambición a lo largo del tiempo y reuniones anuales para evaluar el progreso.

Se espera que los 12 gobiernos que prometieron $12 mil millones en la COP26 informen sobre su progreso en la COP 27. Y que para final de año, 30 instituciones financieras evalúen su exposición al riesgo de deforestación. Pueden hacerlo a través del financiamiento o la inversión en clientes/participaciones,También establecer políticas y estrategias de participación para abordar esta exposición.

Respecto a las ciudades verdes, en la COP26, más de 1000, se unieron a Cities Race to Zero. Se trata de las las productoras de una cuarta parte de las emisiones globales, Todas se comprometieron a alcanzar cero emisiones netas en la década de 2040 o antes. Ahora ya hay inscritas 1136 ciudades. Sin embargo, el último informe Race to Zero no da evidencias de progreso. Porque solo han dado muestras de haber hecho lago la tercera parte de ellas . Y únicamente 200 ciudades están tomando medidas. Además, lamentablemente faltan datos sobre los objetivos y, lo que es más importante, las reducciones reales de emisiones

Conocidos estos datos, la situación en la que nos encontramos al llegar laCOP 27 no es muy halagüeña. Porque los progresos realizados en los compromisos de la COP26 desde Glasgow no han sido muy relevantes, salvo honrosas excepciones.

Mantengamos la esperanza de que algunos hagan anuncios sorprendentes con motivo de la nueva cumbre. Por eso habrá que seguir con atención las intervenciones de los países miembros. Para ver si tanto ellos como las empresas y las ciudades presentes respaldan sus compromisos con acciones reales.

La solución, entre los días 6 y 18 de noviembre próximos, en la COP 27

Lorenzo Correa

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