Ya es posible beber agua embotellada gratis. La apasionante apuesta del emprendedor Josh Cliffords.


Dicen que el agua más cara es la que no existe. Por esa regla de tres, sería más barata cuanto más abunde. Así que beber agua gratis sería tanto como reconocer su infinitud. Como eso no es posible, porque en nuestro planeta todo es finito, solo hay otra forma de beber agua de calidad gratis y en botella. La que ha ideado una empresa radicada en la ciudad norteamericana de Austin. La solución al enigma, en este artículo. Su nombre, como no podía ser de otra manera, Free water, el agua gratis.

Resulta que estos avispados emprendedores han tenido la idea de montar un negocio que produce buenos resultados insertando publicidad en las etiquetas de las botellas de aluminio y en los tetra briks en los que embotellan agua de manantial natural. Y con las botellas anuncio ya pagadas, solo tienen que proceder a regalarlas. Sí, es gratis.

Este es un ejemplo más de la denominada la “economía generosa” que les permite, además, donar 10 centavos de dólar por envase regalado destinados a la perforación y el equipamiento de pozos de agua en países donde el agua es tan cara porque no existe.

Su anuncio publicitario, es el dardo que da en la diana: “El agua debería ser gratis, entonces, ¿por qué pagamos para beberla”. Porque tras esta idea tan curiosa como novedosa se encuentra el objetivo final. Que no solo el agua, sino también otros productos, sean gratis en todo el mundo.

Josh Cliffords, que es quien corta el bacalao en la empresa, enfatiza la terrible realidad de que la crisis mundial del agua afecta actualmente al 10% de nuestros congéneres. Y está convencido de que el agua es un derecho humano básico. También opina que todos los habitantes del planeta deberían tener acceso a agua potable de calidad y en la cantidad necesaria. Consecuente con estos principios, fundó una empresa productora de agua embotellada que sale gratis .

Josh comenzó muy joven su carrera de emprendedor. A los 10 años, montó un puesto de venta de limonada de los limones del patio de sus padres. Pronto se le ocurrió regalar la limonada para comprobar cuántos clientes podría conseguir. Como era de esperar se agotó el zumo y se acabó el negocio. Pero aprovechando la experiencia, como su puesto era ya muy conocido, cambió su orientación a la venta de cromos .

En unos años, había ganado miles de dólares y pudo conseguir que su familia le permitiera invertirlos en 1995 en acciones de Microsoft, que rápidamente llegaron a valer $35 000. Y ahí empezó su carrera de emprendedor. Tras recorrer EEUU en una auto caravana, hizo el servicio militar en 2012 y cuando acabó, con 30 años, se permitió dar la vuelta al mundo aspirando a visitar 100 países en 4 años.

Pero en Roma conoció a dos refugiados nigerianos que le explicaron su odisea. Y ahí detuvo su viaje y decidió dedicar su tiempo al voluntariado. Fundó la ONG «Save The Refugees» y tuvo un trato directo con muchos más refugiados. Tanto aprendió de sus terribles experiencias, que comenzó a idear lo que después ha sido FreeWater. Y así, en septiembre de 2017, tuvo la certeza de que se podría conseguir que casi todo en el mundo fuera gratuito a través de una serie de procesos diferentes, muchos de los cuales usamos hoy.

 Dos años más tarde, ya estaba en la meca de Silicon Valley para aprender cómo llevar a cabo su visión. De allí se fue a Austin y en 20121 fundó la empresa FreeWater Inc

Las marcas que desean anunciarse tienen 2 opciones. O FreeWater inserta el anuncio en sus botellas y se las envía para que las distribuyan, o reparte botellas con su marca. Si un cliente desea una distribución dirigida solo a mujeres, por ejemplo, FreeWater cobra 10 centavos adicionales por botella

Su mensaje publicitario va directo al corazón del cliente. Porque proclama que salvar vidas es tan simple como ahorrar dinero y beber FreeWater. Y la presenta no como una empresa sino como un movimiento. Que pretende garantizar que todos tengan cubiertas sus necesidades humanas básicas en el planeta de la manera más ecológica posible.¿Imbatible?

Como la empresa fue diseñada para conseguir salvar vidas bebiendo agua gratis, el cliente se entera de que por cada 150 envases regalados se salva una vida. Esto se consigue dotando a una comunidad de un pozo que suministre agua limpia y suficiente para satisfacer sus necesidades.

Esta donación, para que nadie sospeche se ingresa en las arcas de la organización Well Aware. Ella se dedica con éxito y generación de confianza a financiar e implementar redes estables de abastecimiento. Para así impulsar el desarrollo y empoderar a las tribus y comunidades de África Oriental.

Nada más empezar, en 2021, distribuyeron 32.000 envases y donó $5.000 a Well Aware. Actualmente gana 30 centavos por botella, se queda con 20 y dona el resto. En 2022, ya fabricó 40.000 botellas en el primer trimestre. Y planea distribuir entre 250.000 y un millón para el año 2023.

Well Aware asegura mantener en funcionamiento las más de 100 actuaciones ejecutadas. Con ellas, duplican la tasa de éxito de otros impulsores de actividades similares. Ilusiona saber que estas redes van creciendo y desarrollándose por el territorio africano de actuación. Sobre todo porque en ellos las enfermedades asociadas a un agua no bendita van desapareciendo del mapa. Con ello, las posibilidades de asistir a la escuela de niños cada vez más sanos, aumentan. Y la igualdad de género se consolida.

Como también ocurre con las actividades agrícolas, el comercio y la industria . Por ello, estos modestos 10 centavos acumulados por los bebedores de agua gratuita garantizan el acceso confiable al agua limpia. Y también la prosperidad de aldeas y ciudades africanas gracias al trabajo de Well Aware que recibe el dinero necesario para realizar sus actividades.

Uno de los factores más importantes para confiar en que el dinero que directa o indirectamente destinamos a fomentar y hacer posible acciones humanitarias es la confianza. En muchas ocasones nos resistimos a donar pensando que quien lo recibe no hará un uso adecuado de la donación.

Sabemos que, en el caso de las donaciones para mejorar la disponibilidad de agua en África, más de la mitad de las actuaciones fracasan en el transcurso del primer año. Aunque se llegue a finalizar, no hay mantenimiento. Y lo hecho no sirve para nada que no sea haber dado falsas esperanzas a los beneficiarios.

Si esta tendencia no se detiene, de poco serviría regalar botellas de agua con publicidad. Porque sabríamos que lo que indirectamente pagamos por ella al comprar los productos publicitados en la etiqueta, caerá en saco roto.

Las causas son diversas. Pero hay dos que destacan. Una es la carencia de experiencia técnica y de supervisión de las actuaciones. La otra es lafalta de participación de miembros de la comunidad beneficiada. Afortunadamente, esto no le ocurre a Well Aware, pues asegura mantener una tasa de éxito del 100 %. Así que que todas sus actuaciones siguen funcionando y abasteciendo de agua limpia y constante a cada comunidad involucrada. Y lo consiguen mediante innovación, experiencia, adaptabilidad, conciencia y un compromiso con el éxito a largo plazo.

Aclarado el asunto de la confianza en la entidad a la que Freewater dona sus 10 centavos por envase regalado, veamos cómo resuelven el engorroso problema de la elección del tipo de envase. En estas páginas hemos informado con creces de la terrible presencia del plástico en el agua. Recordemos que nuestro planeta produce un millón de botellas de plástico por minuto y solo el 9% se recicla. Por lo tanto, medio billón de botellas de plástico cada año yacen en vertederos terrestres o en el mar. Y los ríos se encargan de efectuar el vertido natural del plástico terrestre en el mar. Porque allí es donde siempre acaba todo. Y es que aunque se incinere, lo que queda también acaba en el océano. Así las cosas, pronto habrá más plástico que peces en el agua marina.

Para paliar en lo posible esta situación angustiosa, Freewater tira de todos los fabricantes que puede para envasar su agua en botellas de aluminio y tetra briks. Si consiguen apoyo suficiente para aumentar el volumen de agua a envasar, reducirán costes hasta en un 50 %. Y el agua gratis llegará a más personas.

Lo fundamental es que todos veamos en una botella una mini valla publicitaria que cabe en la palma de la mano. Y que además va contigo donde tú vayas. Usan además códigos QR para conectarse a todo en Internet. Los verán en sitios web, videos, noticias, redes sociales, podcasts, aplicaciones y realidad aumentada. También en cupones, compras, menú, programación de citas, concursos, «dona ahora», «compra ahora», alcance comunitario, materiales educativos, etc.

El siguiente paso es situar máquinas expendedoras gratuitas accesibles a través de la aplicación FreeWater. En ellas se limitará la extracción en entre uno y tres envases por usuario y día.

Por su parte, en las máquinas expendedoras caben entre 300 y 1000 botellas. Si se agotan diariamente las existencias, cada máquina expendedora gratuita individual recaudará entre $ 10,000 y $ 36,000 para construir pozos de agua anualmente.

Además, sus vehículos está previsto que vayan cubiertos de publicidad. Si la consiguen, podrán operar su primera flota de vehículos de reparto sin tener que desembolsar ni un dólar. Y esos camiones entregarán productos a miles de hogares y negocios situados en las rutas de reparto. Cuando el camión esté vacío, vuelve a la microfábrica, allí lo llenan y continúa el reparto en donde lo dejó al quedarse sin existencias

Su intención es conseguir mediante la eficiencia en el reparto gratuito, ahorrar hasta un 500% de los costes iniciales asociados con la entrega del último kilómetro, clave de la logística on line. Y lo mejor, es que piensan aplicarlo también al sector de la recogida de materiales reciclables. Sus camiones de la basura la recogerán y la llevarán a una instalación cercana para su reciclaje.

Por eso están creando una red de microfábricas destinadas a dar servicio a las comunidades locales. Parten de la ventaja de que al dar agua gratis, el número de sus clientes es infinito. Y para los que no desean que nadie les lleve el agua a casa, en la microfábrica del barrio podrán personarse para recogerla.

En fin, así están montando una gran red comercial de entrega de agua a miles de hogares, aprovechando para encadenarla a otros negocios consecutivos. Y todos tan ecológicos que permiten distribuir productos con una mínima parte de la huella de carbono que producen Amazon u otras distribuidoras similares.

Ya hemos indicado en futuro del agua que un litro de cualquier agua mineral de tronío cuesta más de mil veces que el agua del grifo. Sin embargo esta es gratis, dona dinero a una ONG y no está envasada en plástico. Para terminar, se han marcado como objetivo fabricar los primeros envases totalmente compuestos de cáñamo del mundo y dotarse de una cadena de suministro totalmente circular.

El reto inmediato es instalar las primeras mááquinas expendedoras gratuitas en Austin. También se proponen ilustrar el primer camión FreeWater con una obra de arte que contenga el mensaje de agradecimiento al patrocinador. Y construir la primera micro-fábrica para llegar a distribuir 200 millones de envases al año en EEUU.

Ese es el futuro. El presente nos muestra que la empresa alcanzó 100 millones de impresiones orgánicas en un año y ahora lanza una campaña de crowdfunding en FundRazr para financiar las máquinas expendedoras gratuitas y su expansión global.

La siguiente etapa es la de montar «supermercados gratuitos» . En ellos, cada producto se donará a una causa benéfica diferente. Y los comestibles gratuitos reducirán sustancialmente el desperdicio de alimentos en los EE.UU. Porque allí el 30 % de los comestibles se tiran a la basura. Son demasiado caros y caducan sin que nadie los compre. Además, muchos viajan desde todos los países para llegar a un supermercado en el que nadie los adquiere.

Estos retos iluminan el camino al futuro del agua. Solo tenemos que esperar acontecimientos. Por ahora, el negocio funciona porque los compradores son cada vez más conscientes del impacto de sus compras. Así lo muestra un estudio de 2021, que indica que el 63 % de los consumidores del planeta han realizado cambios significativos en sus hábitos de compra para demostrar que quieren vivir de manera más sostenible

Este cambio en la conciencia social del consumidor repercute en la de las marcas. En el caso de FreeWater se demuestra anunciando sus contribuciones benéficas en sus botellas y usando solo envases de aluminio o papel para reducir el impacto ambiental de sus productos.

Lorenzo Correa

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