Nuestra biblioteca poética del agua contiene muchos sonetos.  Si el agua lleva entre nosotros toda la vida, el soneto ya ha cumplido 800 años. ¡Cuántos se habrán compuesto en tan dilatado período de tiempo! Tantos como poetas han decidido compactar sus emociones en 14 líneas y rimarlas en consonante según los cánones establecidos.

Como nuestra biblioteca está mayoritariamente compuesta de poetas hispanos, el soneto está en ella representado por los más eximios. Podemos deleitarnos con los versos de Garcilaso de la Vega, Lope, Góngora, Quevedo, Rubén Darío, Bécquer, Manuel Machado, Lorca, Guillén  y Alberti. Excelente colección, a la que se unen muchos más de gran valía y perenne presencia en nuestra memoria poética. Todos han dejado su huella en el alma de sus lectores y han cantado al agua con amor  y excelentes metáforas que la relacionan con todas las emociones de la vida.

Hoy nos mimetizamos con los grandes sonetistas y nos atrevemos a emularles desde la modestia. Introduciendo en la biblioteca producción propia. Aprovecharemos que el jurado que selecciona los vates elegidos para la gloria del futuro del agua nos mira con buenos ojos.

Se lo agradecemos y nos animamos a componer y poner a su disposición en estas páginas un soneto dedicado al agua, que nos ha salido al alma casi sin esfuerzo. Porque ya nos esforzamos bastante en redactar cada semana una recopilación de augurios y reflexiones que nos hacen aprender sobre el trazado y los obstáculos existentes en los intrincados vericuetos que nos llevan hacia el futuro del agua.

Soneto al agua. Elemento de contrastes. Brava y tranquila. Quita vidas y las sostiene. Fecunda la tierra y la arrasa. Sacia nuestra sed y nos ahoga. Consigue lo que quiere de nosotros, porque dependemos de ella para vivir. Aunque  a veces nos cuesta dárselo cuando nos lo pide. Pero está dentro de nosotros y también sufre de nuestras contradicciones. Disfruten de ellas con el soneto de hoy.

Lorenzo Correa

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