¡Qué disitintos se ven los ríos humanos intervenidos en su cauce y márgenes por azudes y canales de derivación! Esa arqueología industrial que queda com testigo de glorias pasadas, estremece. A la mayoría de las personas les gusta ver al río bonito, natural y con caudal suficiente. Pero la turbina se inventó para que el agua mareara sus álabes. Y por eso siempre ha sido y es un apéndice del río.
Un río con su azud, canal de captación, derivación, compuerta y turbina, ¿es más o menos río?
El que hoy hemos visitado tiene los atributos típicos fluviales «naturales». Caudal constante, agua relativamente limpia, vegetación de ribera, macro y microoorganismos en su seno y márgenes estables con sus taludes naturales.
Pero también ubica en su ribera un pasillo lateral con un canal, una turbina y una compuerta. Son vecinas del cauce desde hace décadas. Ahora, las instalaciones de generación de energía están en desuso. Y el aspecto de abandono y decrepitud, entristece al paseante en ríos.
La herrumbrosa turbina nos habla del esplendor vivido en tiempos pasados.El canal se mantiene estable y conduce el agua que todavía le llega. Aunque no sepa para qué. Y la compuerta recuerda un patíbulo abandonado por ausencia de ajusticiables.
Una larga historia reside en este tramo paralelo al cauce natural. Solo intrépidos caminantes se atreven a recorrer este «otro río» para dar fe de lo que aun alberga. Nos preguntamos cuántas personas se sorprenderán de ver estos restos del naufragio y se preguntarán para qué sirvieron y qué hicieron por sus antepasados.
Quizás sería interesante que alguien se acordara de canal, compuerta y turbina y les diera un poco de protagonismo, explicando su pasado. Porque somos lo que somos, también gracias a su trabajo.
Lorenzo Correa
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