La Tordera, entre bosques y arboledas


Una de las cuencas que más llevamos en el corazón es la del humano río de la Tordera. Las emociones que nos ha transmitido a lo largo de muchos años son incontables. La hemos recorrido caminando y en bicicleta admirando sus tres tramos fundamentales. La cuenca alta, en la que recorre el Parque Natural del Montseny. Pura naturaleza casi sin huella humana. La media, en la que las marcas de lo artificial crean cicatrices indelebles.

La autopista, el ferrocarril, los polígonos industriales generan riqueza, movilidad y progreso, pero provocan que lo natural se esconda hasta desaparecer. Y la baja, cabe el mar, con sus huellas también humanas del turismo estiva. Cámpings, urbanizaciones…

Las inundaciones de las últimas décadas han dejado su marca. Profesionalmente, en la década de los 90, colaboramos en sendos proyectos para construir dos grandes presas, una en cabecera, La Llavina y la otra en un afluente, la riera de Santa Coloma. Al final, se construyó en la desembocadura una desalinizadora, la guinda moderna del pastel fluvial.

Hoy, nuestros amigos, familia ya, de Mónmontseny, nos envían fotos del río joven, atravesando esa maravilla de parque natural que tanto hemos recorrido y aun nos emociona al pasearlo.

Vemos el estrecho y virgen cauce atravesado por el arco amable del puente carretero. Con estas imágenes le rendimos homenaje. Además, aprovechamos para recordar a Josep Pla. El escritor veneraba los pequeños ríos de Cataluña,  insignificantes aficionados a transportar la mínima cantidad de agua posible. También le gustaba indicar que su aspecto, en la década de los 40,  era exactamente igual que en los tiempos prehistóricos.

En otra faceta humana de esta cuenca, Pla adoraba sus arboledas. Los chopos alineados con cuidado en extensos tramos de la cuenca media de la Tordera. Y la diferenciaba de un bosque. Para él, la arboleda era un bosque sin elemento cósmico, sin desorden, sin caos. Creía que el bosque no nos deja ver más que lo inmediato. Y que la arboleda es el bosque ajardinado de árboles uniformes, creando formas repetidas. Su objetivo, un rendimiento infalible. Entre bosques y arboledas, casi siempre con caudales escasos, discurre el río Tordera. Hoy con la fotos de Gloria y las ideas de Pla, le rendimos el homenaje que se merece

Lorenzo Correa

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