¿Le importan a alguien los retretes? Casi la mitad de la población mundial no tiene acceso a redes de saneamiento


Desde hace 8 años, cada mes de noviembre, la ONU celebra el Día Mundial del Retrete. Su origen se remonta al año 2001, cuando la World Toilet Organization decidió instaurar una fecha para recordar que la existencia de retretes en los hogares de todos los habitantes del mundo debe ser una realidad.

En esta fecha se sensibiliza a la opinión pública sobre la importancia el retrete- Para que todos sepamos que algo tan normal e imprescindible en nuestra vida cotidiana es solo un sueño, o una aspiración imposible para 3 600  millones de personas en el mundo. Porque esta es la cifra de personas que no disponen de este adminículo vital.

¿Se imaginan ustedes cómo sería su vida sin poder acceder a un retrete?. Además de la obvia incomodidad, su carencia supone la imposibilidad de acceder  a servicios  de saneamiento básicos e indispensables para garantizar unas condiciones higiénicas mínimas. Porque sin retrete no hay salud y sí contaminación y enfermedad. Y precisamente de eso nos informa el sexto Objetivo de  Desarrollo Sostenible 6. De que en menos de diez años debe existir agua y saneamiento para todos.

El lema de este año es el de  “Valoremos los retretes”. Y eso es precisamente lo que queremos conseguir con este artículo. Aportar nuestro pequeño granito de arena a la cusa, porque a nosotros sí que nos importan los retretes

La campaña  de la ONU  del World Toilet Day  de este año se centra en enfatizar que tanto los retretes como los sistemas de saneamiento a los que están conectados, están infrafinanciados, mal gestionados o abandonados a sus suerte en muchas partes del mundo. Las consecuencias para la salud son letales. Pero también para la economía y el medio. Además se magnifican, como siempre ocurre cuando el agua no llega, en las comunidades más pobres.

Y es precisamente en ellas donde residen la mayor parte de los que sí les importan los retretes. La parte que queda es la de los fabricantes que deben estar muy contentos de saber los miles de millones de personas que necesitan de sus productos en el mundo. En cualquier caso, los que disponemos de ellos deberíamos estar muy contentos también de poseer este tesoro que nos permite vivir con dignidad, salud e higiene

Porque la salud de todos depende de ellos. Sin contar que su posesión también equilibra la igualdad de género y una educación, economía y medio ambiente mejores. Por eso el futuro del agua que tanto nos preocupa solo será mejor si cada vez más personas los poseen. Y para avanzar hacia ese futuro que todos deseamos ver, hace falta, como siempre voluntad de actuar y dinero. Por eso a los gobiernos les toca multiplicar por cuatro sus iniciativas  en este ámbito. Si no lo hacen, en 2030, el objetivo nº 6 no se habrá alcanzado. Se trata simplemente de que enfoquen la cuestión como algo relacionado con los derechos humanos, ya que el acceso al agua y al saneamiento lo son.

El reto es importante si se quieren cumplir los objetivos. Se trata de dotar de redes de saneamiento adecuado a casi la mitad de la población mundial. Porque ese porcentaje no tiene acceso a un retrete no compartido. Y por ello no puede tratar con higiene y seguridad sus excrementos. Ni los puede eliminar in situ, ni puede enviarlos mediante una red de evacuación a una planta de tratamiento. O bien defecan al aire libre o lo hacen en letrinas sin las mínimas condiciones higiénicas necesarias. Y, aunque parezca mentira, casi 500 millones de personas en el mundo defecan al aire libre en la segunda década del siglo XXI.

La repercusión de esta realidad sobre la salud es de gran magnitud. Pero no hay más remedio que reconocer que nos encontramos en una crisis de saneamiento aguda. Defecar sin condiciones de eliminación y transporte adecuado supone contaminación de acuíferos. También de manantiales. Y de las fuentes básicas de abastecimiento de agua para los seres humanos. Sin olvidar playas, mares y ríos.

Si tenemos en cuenta que dos mil millones de personas en el mundo están consumiendo agua  contaminada por heces en sus fuentes principales de suministro, entenderemos lo más terrible. Que 700 niños que no han llegado a cumplir cinco años mueran cada día `por este motivo. En un momento en que todos nos asustamos por las espeluznantes cifras de la pandemia, esta cantidad debe ser suficiente para que todos tomemos aún más conciencia si cabe. La pandemia silenciosa de la diarrea, que ya sabemos de dónde viene.

Por lo tanto, aunque solo fuera por garantizar el acceso a un derecho humano, deberíamos tener muy clara la necesidad de inversiones. Que deben ser urgentes e ingentes en estos aspectos. Sobre todo cuando sabemos que por cada dólar invertido en saneamiento básico se generan hasta 5 dólares debido al ahorro en medicinas, galenos y bajas laborales. Y además, se genera trabajo en ámbitos muy necesitados de él.

Pero hay más ventajas. Las mujeres y niñas con acceso a un retrete en su domicilio o en el colegio pueden desarrollar su capacidad de trabajo y su presencia social. Porque ellas sufren en silencio los efectos de las carencias de sanitarios durante la menstruación y el embarazo.

Es obvio que la principal herramienta para conseguir la solución más rápida posible en el futuro próximo es el ya mencionado Objetivo de Desarrollo Sostenible 6. Porque nos da la fórmula para medir el avance en los logros hasta la fecha límite fijada en 2030. Solo hay que calcular el porcentaje de personas que utiliza servicios de saneamiento gestionados sin riesgos, incluidas instalaciones para el lavado de manos con agua y jabón. Sí, esas que ahora son básicas en tiempo de pandemia

Por desgracias, a 8 años de la fecha fijada, estamos muy alejados de la meta fijada en el citado objetivo. De ahí que se inste a los responsables a cuadriplicar sus actuaciones e inversiones en este ámbito. Más retretes y más redes de saneamiento. Hay que hacerlo con la mayor urgencia. Contemplarlo en la planificación  y construir sin parar sistemas de saneamiento sostenibles.

Retretes instalados en lugares seguros, accesibles y dignos. Redes de transporte de los residuos eficaces, o depósitos de almacenamiento adecuados. Si se planifica bien, la reutilización de excrementos humanos tratados puede ayudar mucho en la captación de emisiones de gases de efecto invernadero para  la producción de energía. Y también le dará a los agricultores un excelente y baratísimo abono para sus campos. Además de eliminar o impedir la contaminación de agua con lo que el riego será más barato  y seguro.

Ya hay ejemplos en los que podemos comprobar cómo lo expuesto es factible. En India se desarrolló entre 2014 y 2019 una campaña llamada Swachh Bharat Mission. Su objetivo, erradicar la defecación al aire libre y mejorar la gestión de los residuos sólidos. Aunque a algunos de los lectores sea la primera vez que oyen hablar de ella, la realidad es que fue el mayor programa de saneamiento del mundo.  Se implicaron para trabajar en equipo los políticos, las familias y las empresas privadas.

Y se consiguió modificar las costumbres de muchos indios. En aras de conseguir una transformación radical de sus condiciones de vida. Mejoraron su higiene y su salud, al abandonar prácticas insalubres que se habían llevado por delante durante siglos a muchas personas. Por simple desconocimiento y por el abandono en el que se hallaban. Los resultados fueron magníficos, Cada domicilio ahorró 727 dólares al año en gastos médicos. Se evitaron muchas muertes de niños. Y las personas se dieron cuenta de lo cómodo que es no tener que desplazarse a un lugar abierto para defecar al aire libre.

Otro ejemplo emblemático es del Nepal. Su gobierno pudo anunciar en 2019 que, tras 10 años de  un enorme trabajo de equipo, el país había eliminado la defecación al aire libre. Se logró creando innumerables comités de coordinación en materia de agua, saneamiento e higiene. Repartidos en las administraciones locales, regionales y en la  estatal. Por supuesto, con el apoyo de la sociedad civil.

El éxito obtenido animó al estado nepalí   a abordar iniciativas para lograr cambiar los hábitos populares y avanzar hacia el saneamiento integral. Gracias a  ello, el porcentaje de ciudadanos que utilizan un sistema de saneamiento básico ha pasado del 60 % en 2014 al 79 % en 2019.

Vamos con otro ejemplo. El de Bolivia. Allí optaron por implantar el saneamiento in situ. La emigración masiva del campo a las ciudades hacía inviable  afrontar los costes asociados a la inversión en redes convencionales de saneamiento y depuradoras. Se optó porque pequeñas y medianas empresas emplearan camiones  cisterna con bombas de aspiración. Y no quedóauna una sola letrina sin vaciar. Por desgracia, no hay la más mínima regulación legal de estos menesteres.

Pero al menos se ha logrado implantar una tecnología de retrete que limita la exposición de los trabajadores a la materia fecal. También se aplican las leyes nacionales de salud y seguridad en el trabajo a estos trabajadores. Por fin, están protegidos por la ley en su peligrosísimo y desagradable trabajo. Por último, también se consiguió normalizar los procedimientos de recogida, transporte y vertido de efluentes fecales domésticos para proteger el medio en lo posible.

Finalicemos los ejemplos en Tanzanía. Allí se acaba de iniciar una campaña de comunicación de ámbito nacional para propiciar cambios de conducta. Su lema “Nipo Tayari”, “Estoy preparado. Pretende  alcanzar la cobertura total de la población en el ámbito del saneamiento y la higiene en 2025. Y hacerlo, como ya intuirán ustedes, acabando con la costumbre de la defecación al aire libre. Se construyen redes de saneamiento comunitarias, que gestionan los vecinos, eligiendo un  líder por cada 10 o 15 hogares. Gracias a estos líderes, mediante encuestas, puede saberse quién se ha unido a la iniciativa y quién no. Es decir, qué hogares han construido su letrina porque tienen medios económicos para hacerlo. Y cuáles, a pesar de tenerlos, han optado por no construirlas.

Ante esta situación y teniendo en cuenta el éxito de los ejemplos ya expuestos, solo queda una opción. Actuar en todos los lugares que sean necesarios. Porque son todavía muchos. Para ello, la ONU ha creado el Marco Mundial para Acelerar el Logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6. Con esta iniciativa se pretende espolear la participación social. Para conseguir un mayor apoyo a los países que lo necesiten en la próxima década

Las herramientas disponibles para ello son cinco

  1. Fomentar la eficacia y la eficiencia en el uso de los presupuestos destinados a conseguir recursos planificados desde cada país necesitado.
  2. Mejorar la recogida de datos y de información. Para que la asignación de recursos seas correcta y pueda medirse el éxito o fracaso obtenido.
  3. Formar personas para que trabajen en su entorno geográfico como mano de obra cualificada. Tanto en la construcción como en el mantenimiento de instalaciones.
  4. Apostar por la innovación en prácticas y tecnologías inteligentes. Para una mejor gestión del abastecimiento y el saneamiento,. También en el ámbito de la prestación de servicios.
  5. Mejorar la gobernanza y colaboración a través de las fronteras y los sectores. Para que el ODS 6 les importe a todos.

Aquí tienen  toda la información al respecto: https://www.unwater.org/sdg6-action-space/

Sirva el recién celebrado Día Mundial del Retrete para que nadie ignore que la mitad de la población mundial, es decir, 3 600 millones de personas vive sin disponer de  acceso a un retrete seguro

Que viven sin un “servicio de saneamiento gestionado de forma segura”, sin una instalación no compartida con otros hogares, que trata o elimina los excrementos humanos in situ. Que tampoco puede almacenarlos de forma segura para su posterior vaciado y tratamiento en otro lugar. Ni siquiera conectarse a una red de saneamiento operativa

Para tener en cuenta que en todo el mundo, al menos 2 000 millones de personas se abastecen de fuentes de agua potable contaminadas por heces

También para no ignorar que cada día, unos 700 niños menores de cinco años mueren por enfermedades diarreicas causadas por agua contaminada o por saneamiento o higiene deficientes

Por suerte, cada dólar invertido en saneamiento básico genera hasta cinco dólares. Lo hace en forma de ahorro en costos médicos y aumento de la productividad

Hay que acabar con la gran lacra de que 494 millones de personas en el mundo, aún defequen  al aire libre. Y con la todavía más denigrante de que una de cada tres personas en el mundo carezca de instalaciones básicas para lavarse las manos en casa. Con esta información, será mucho más sencillo actuar. Cuanto antes, mejor

Lorenzo Correa

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