2 acciones clave para el saneamiento de los faveleros: Biosanitación y biomovimiento


De las favelas y el agua hemos publicado mucho en estas páginas. Es un tema que nos apasiona, porque los faveleros viven en unas condiciones de hacinamiento y abandono terribles. Pero beben agua y necesitan sacarla de sus favelas cuando la han utilizado. La COVID-19 ha complicado mucho las cosas a todo el mundo. Imagínense a los faveleros.

Por eso seguimos de cerca el desarrollo social y humano de estos barrios tan densos e intensos. Y lo hacemos gracias a organizaciones públicas y privadas que trabajan allí  y nos hacen el honor de tenernos al día de su cotidiano esfuerzo. Dos de ellas, nos han suministrado el alimento literario de hoy. Porque escribir sobre las redes del agua en las favelas, tiene mucho de literatura. Se trata del Grupo de Trabajo sobre Agua y Alcantarillado y el Frente de Políticas Públicas Participativas, ambos parte de la Red de Favelas Sostenibles (RFS)

¿Se imaginan cómo son las redes de saneamiento favelero de Río de Janeiro?  De ello se habló a comienzos del verano en debate público sobre el “Control Comunitario del Agua, Saneamiento y Privatización» . Este debate realizado en formato “pecera” y on line, pretendía que los asistentes se concienciaran sobre la importancia del agua en sus vidas y quehaceres cotidianos. Para que después pudieran formular propuestas y acciones de control comunitario sobre su gestión.

Ya hemos explicado aquí la eterna controversia en la megaciudad sobre las virtudes y los defectos de la privatización del CEDAE (empresa pública gestora del abastecimiento, el drenaje urbano y el saneamiento de Río). En este caso, los ponentes defendieron la postura de que dicha privatización es una derivada directa del Plan Nacional de Recursos Hídricos, implementado a través del Plan Nacional de Seguridad Hídrica (PNSH), que tiene como objetivo garantizar la construcción de todas las infraestructuras necesarias para disponer de agua limpia y en cantidad suficiente en todo Brasil. Por supuesto, era una `postura crítica, ya que se quejaron de que dichas infraestructuras serían todas grises. La conexión del gris con las constructoras, suele ser inmediata para el gran público, y en ese hecho reside la crítica.

No se planifican infraestructuras verdes en la parte destinada a paliar las consecuencias de los desastres naturales en el ambicioso Plan Hidrológico de Brasil, sería la conclusión

Focalizando el zoom en Río, en ese estado también se un plan de seguridad hídrica. Para que llegue a buen puerto, lo primero que hay que hacer es  planificar y organizar la ciudad. Hasta hoy, es la lluvia la culpable de todo y se actúa a toro pasado, para reparar sus desperfectos.

¿Qué ha pasado con la pretensión gubernamental del años pasado de subastar la CEDAE?.

Para la “oposición” esta pretensión es inaceptable. Porque, en su opinión, afectará duramente a los cariocos en todos los ámbitos de la gestión del agua. Por eso, ahora en la ciudad se encuentra en su punto más álgido el debate, focalizado en la parte más visible que es el saneamiento urbano. Saben que las redes existentes y las inexistentes, porque muchos no disponen de ellas, contribuyen a la difusión de enfermedades.

Pero para que haya buenas redes y para que las existentes funcionen con normalidad, antes hay que sembrar la base, es decir actuar desde una planificación urbana que hasta hoy no existe. Es absurdo construir una red que no llegue a todas las viviendas de un barrio. O que muchas de ellas no dispongan de baño. El saneamiento del siglo XXI, como el de los siglos anteriores, debe llegar a todos los habitantes. Pero sin dejar a ninguno desconectado. En este siglo, hay que conseguirlo.

Volvamos a la privatización de CEDAE, que es la madre de todas las batallas. La fiscalía se opuso y consiguió que el tribunal la paralizara. Ahora la CEDAE está obligada a hacer un plan de contingencia derivado de la pandemia. Para llevar agua limpia a todos los hogares. Porque sin ella no es posible lavarse las manos. La iniciativa popular, como es el caso de los faveleros  de Morro da Providência, en Río Central, dio el primer paso.

Crearon el proyecto llamado ‘Lávese las manos’, colocando lavabos públicos en las calles para que la todos puedan usarlos. Sin embargo, ni esos lavabos ni la favela tienen asegurado el suministro de agua todos los días. Hay lavabos, pero no sale agua de los grifos y cisternas. Hubo que situar en lugares estratégicos depósitos de mil litros de capacidad para que funcionen cuando el agua no llega.

También se instaló un sistema de evapotranspiración para tratar las aguas residuales de la favela. Más adelante explicaremos con qué ayudas la iniciativa popular aplica estas soluciones. Gracias a ella  las casas no conectadas a la red, por imposibilidad de acceso en terrenos tan abruptos como los cerros faveleros tienen una solución de salida adecuada para sus aguas residuales.

La queja vecinal es la normal en estos casos. Si nosotros lo podemos hacer, ¿por qué los gestores públicos no lo hacen?

Otro aspecto tratado en la jornada fue el de la contaminación de ríos clave en el abastecimiento carioco. El caso más paradigmático es el del río Guandu. Era un cauce  pequeño por no disponer de cuenca vertiente, hasta que se realizó el trasvase desde el río Paraíba do Sul. Gracias a estos caudales extra, hoy el río Guandu abastece de agua a aproximadamente el 80% de la población de la Región Metropolitana de Río de Janeiro.

Además, en su cuenca baja, recibe cuatro afluentes de la Baixada Fluminense del Gran Río. Los ríos Queimados, Ipiranga, Poços y Cabuçu. Y ellos se nutren de caudales procedentes de la Reserva Biológica Tinguá. Por ello sus aguas están limpias en cabecera. Pero al llegar al distrito industrial de Queimados reciben vertidos tóxicos industriales. Y aquí se acabó su pureza. Sus aguas son impotabilizables. Afortunadamente, antes de la confluencia con el Guandu, se conservan en buen estado varias lagunas que hacen de decantadores naturales y mejoran ña calidad del agua.

Se produce una reacción química natural que genera la geosmina, el famoso y maravilloso olor a tierra mojada. El petricor de la lluvia. La geosmina se genera por la acción de la bacteria Streptomyces coelicolor o Bacteria de Albert. Ella y otras cianobacterias y hongos, se activan cuando la lluvia humedece la tierra. En las lagunas ocurre algo similar a cuando se libera gas de una bebida espumosa. Las burbujas ascienden con las gotas  y explotan al llegar a la superficie liberando en ella una pequeña cantidad de aerosoles responsables de la dispersión del aroma.

Cada una de estas partículas transporta miles de bacterias que pueden sobrevivir hasta una hora en el aire y que son las responsables del olor a tierra fresca que notamos cuando llueve.

En este caso, CEDAE hizo un enorme trabajo para tratar estas aguas y recuperarlas para su red de abastecimiento. Pero fue a cambio de construir una presa para proteger la toma de agua, cuyo embalse cubrió las lagunas e inundó tierras ribereñas de cultivo. Lo que se ganó en calidad de agua para los cariocos, lo perdieron los pescadores y agricultores de la zona, que ya no pudieron volver a hacerlo en las lagunas, ahora embalse protegido

Para finalizar con la exposición de ejemplos, en las favelas  abundan mini redes de evacuación de las aguas residuales de viviendas aislada que no están conectadas a ninguna planta depuradora y simplemente conducen las aguas residuales al mar o un cace e o laguna alejada de las favela. Y el problema de traslada, no se elimina. También abundan las pequeñas depuradoras inauguradas pero jamás mantenidas. Dinero derrochado para continuar con el problema de la proliferación de enfermedades cada vez más extendido en el ámbito favelero.

Tratemos ahora de las soluciones. Si nos remontamos al pasado, a pesar de su pertinaz carencia de saneamiento básico, Río de Janeiro fue una vez pionera en el tratamiento de aguas residuales. Actualmente, solo el 67% de la población está conectada a una red de aguas residuales. Y el tercio restante, por supuesto, no.

Para iniciar una planificación moderna y adecuada a las necesidades de los más pobres del país, Tito Cals y Leonardo Adler comenzaron a trabajar en saneamiento ecológico. Se cemtraron en favelas y comunidades rurales en el estado de Ceará, en la Amazonía y en Río.

Cals y Adler, ingenieros civiles, ambientales y sociólogos, fundaron en 2014 la consultora “Taboa Engenharia”  empresa social cuyo objetivo es mejorar la situación del saneamiento en Brasil, democratizando el conocimiento acumulado en saneamiento ecológico y energías renovables. Se centraron en desarrollar proyectos en áreas carentes de estos servicios. Su desiderátum es que leguen a todos. Actuando en red y fomentando el protagonismo de las comunidades desde la elección de la tecnología hasta la construcción y gestión de proyectos. Sobre todo, trabajan en zonas no atendidas por estaciones centralizadas de tratamiento de aguas residuales.

Imagen de la página web de Taboa Enginharia

Lo hacen con la Organización Social Biosaneamento. Su objetivo, universalizar el saneamiento básico a través de la movilización comunitaria y la generación de ingresos en la implementación de proyectos descentralizados de captación y tratamiento de aguas residuales en barrios marginales y comunidades aisladas. En ella se encuentran investigadores, soñadores y voluntarios dispuestos a cambiar la situación que ya hemos descrito anteriormente. Sus palabras clave son Biosanitación y Biomovimiento

En Río, su proyecto se vinculó con la demanda ya establecida de un sistema de alcantarillado ecológico en una comunidad concreta. Se tarta de  Vale Encantao, en Alto da Boa Vista. Allí crearon un biosistema de tratamiento de aguas residuales domésticas como el de la foto. El biodigestor acoge la materia orgánica y permite a las bacterias darse un festín, del que se generan tres subproductos del proceso: biogás, biofertilizante y compost.

Los vecinos participaron en todas las etapas del proyecto, especialmente durante la ejecución. Así entienden lo que se está haciendo. Se motivan y una vez seducidos por algo en lo que han participado, se convierten en agentes de cambio. Y al explicárselo a vecinos, familiares  y amigos de otras comunidades, pueden fomentar si replicación en ellas. Así se vincula el conocimiento académico ingenieril y ambiental con la generación de impacto social.

Pero la solución no es solo ejecutar soluciones descentralizadas, sino que también deben combinarse  con las centralizadas. Así ha sido en las favelas de Rocinha y Maré, donde en algunas zonas no hay espacio para construir un biosistema, por lo que la única forma de avanzar sería centralizar el tratamiento y llevar las aguas residuales a una planta de tratamiento.

En conclusión, para el saneamiento ecológico hace falta espacio. Donde lo hay, puede complementar el acceso universal al saneamiento. Y donde no, deben seguir aplicándose las soluciones convencionales.

El trabajo por hacer es inmenso. Pero a lo ya descrito debemos sumar las secuelas de las lluvias torrenciales típicas de Río. Caen sobre un terreno más o menos urbanizado, en el que los imbornales y desagües carecen de mantenimiento. Por ello, la sedimentación en canalizaciones  o el taponamiento de bocas de absorción, agrava el problema porque la lluvia o no llega al red de drenaje  o la desborda.

Además, como ya se ha comentado anteriormente, muchas redes de saneamiento acaban en la red de drenaje de aguas pluviales.  Como en tantas ciudades del mundo, aquí también, la carencia de redes separativas provoca inundaciones de aguas residuales. Pero aquí sus consecuencias sanitarias son terribles.

Esperemos que las soluciones aquí expuestas, cimentadas en el trabajo de empresas de ingeniería con una visión solidaria y ambiental, se vayan expandiendo por todas las viviendas de los faveleros. Por la parte de abajo, la conexión con el ciudadano es fundamental. Su implicación desde el principio en la realización de las soluciones proyectadas es la clave del éxito.

Por  la de arriba, la implicación de los gestores públicos, privados o mixtos en el cambio de paradigma de trabajo y en adopción de soluciones que no dejen a nadie atrás, también lo es. Lo fundamental, como la pandemia ha puesto de manifiesto, es dar cada vez menos oportunidades a virus y bacterias. Así se evitará que campen a sus anchas en las aguas residuales y contaminen las de abastecimiento. El saneamiento, ya hemos visto como está. Además, 35 millones de brasileños no tienen acceso al agua potable. El futuro del agua pasa también por lograr que accedan a estos derechos humanos

Lorenzo Correa

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