Las obras hidráulicas nos protegen. Y esta tiene ingenio


Cae la tarde y el verano se desliza por la pendiente del lecho del río hacia el otoño. No ha llovido mucho. Pero la estación del antiguo verano tardío, traerá lluvias intensas y localizadas en esta cuenca de río humano. Menos mal que las obras hidráulicas nos protegen.

El ser humano jamás podrá domeñar a la Naturaleza, aunque no cese de intentarlo. Es uno de sus leitmotivs para satisfacer el ego del rey de la creación. Pero, independientemente de a quien se le eche la culpa, incluso al cambio climático, lloverá fuerte. Y esas actuaciones urbanísticas que taparon el cauce y lo enterraron, volverán a verse inundadas en el tramo bajo de este río humano. Ese que  busca con ahínco el abrazo del agua dulce con el mar. Obras hidráulicas, ¿para qué?

Los que saben, entienden que la mejor actitud humana ante las catástrofes naturales es la de la adaptación a sus consecuencias. Primero, saber qué puede pasar y hasta dónde puede llegar el agua. Dibujarlo en un plano y enseñárselo a todos los que puedan y quieran verlo. Después actuar con decisión e inteligencia para reducir los efectos de la ola enfurecida del agua otoñal. Con las oportunas obras hidráulicas. Grises, verdes o de ambos colores

Para eso se ha construido esta balsa de laminación que esta tarde pre otoñal contemplamos. Vacía, seca y bordeada por vehículos estacionados en sus límites. ¿Sabrán sus propietarios que no deberían estar ahí cuando el parte meteorológico anuncie tormenta?  Esperemos que sí. Ojalá hayan sido informados por los gestores municipales del riesgo que corren y del peligro subsiguiente cuando la tempestad se desencadene. Así valorarán la importancia de las obras hidráulicas

Mientras llega la tormenta, observamos con curiosidad esa caja de zapatos de hormigón agujereada situada en el centro del cauce ampliado por la balsa de laminación. Y recordamos al ingeniero que decidió ponerla ahí y que desde el cielo estará satisfecho de su idea. Por aquí se capta el agua laminada en la balsa que entrará pausadamente en la canalización subterránea del cauce que recoge las aguas de la tormenta  y redice el peligro de inundación en el pueblo.

Gracias a esta obra de toma, será más difícil que la canalización subterránea se obture. Abandonamos nuestro puesto de observación celebrando que las obras hidráulicas bien ideadas nos ayuden a vivir mejor y a reducir nuestra exposición a los coletazos enfurecidos de la naturaleza. Y agradeciendo al ingeniero que fue nuestro amigo y maestro, sus enseñanzas.

Lorenzo Correa

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