Las fugas del agua. Libertad, control e inteligencia artificial


¿Han pensado alguna vez cuánta agua, tratada o no se pierde en su transporte entre la planta de tratamiento o el acuífero donante y los puntos de consumo doméstico, agrícola o industrial?  Veamos cuál es la magnitud del problema de las fugas de agua. Nuestro líquido elemento, como todos, busca la libertad. A ella le gustaría ser siempre ola. Pero la necesitamos para vivir y progresar. Y por ello, hemos de controlarla, evitando alegrías innecesarias cuando se la transporta. Libertad, control y entre ambos, las fugas.

Hay fugas lentas y silenciosas que pasan inadvertidas. Otras son ruidosas y aparatosas y causan graves daños. Las primeras incrementan nuestro recibo del agua. Pero a la larga todas las fugas acaban saliendo a la superficie. Y todas son perjudiciales para nuestros intereses, aunque las primeras lleguen a ser muy difíciles de detectar y medir.

Fijémonos en los EEUU, país en el que tantos otros se miran por ser el supuesto mejor espejo para imitar sus avances tecnológicos y sociales. Como la extensión del país y su población son enormes, sus redes de agua también lo son. Y por ello, deben soportar fugas importantes durante el transporte. Las cifras más actualizadas y fiables, son impactantes. Las fugas cuantificadas alcanzan los 4.000 hm³ anuales. Lo que equivale a la décima parte de la capacidad del mayor embalse del mundo generado por la presa de las Tres Gargantas en el chino río Yang Tsé. O del Embalse de Mead en Nevada- Arizona, que llega a almacenar 35 km³

Estos datos, recientemente publicados por la EPA, san que pensar. Porque son volúmenes equivalentes al gasto anual de 11 millones de hogares. Y es que en USA, se pierden por fugas domésticas unos 40 m³ de agua al año por cada hogar. Lo que se necesitaría para lavar la ropa en la lavadora durante más de dos años

Fugas importantes significa pérdida de caudales cada vez más necesarios para todo tipo de usos y por supuesto de dinero. Derroche  que suele pasar inadvertido para el usuario doméstico. Solo cuando las fugas proceden de la rotura de una canalización de gran diámetro, nos damos cuenta de su importancia y de las catástrofes inherentes a este tipo de accidentes.

Acudamos a los datos de las compañías de seguros para informarnos de los perjuicios que pueden costar estos accidentes. La cifra resultante de nuestras pesquisas es impactante. Porque, 14.000 personas en los EE. UU sufren las consecuencias de las roturas de canalizaciones cada año, ya sea en su hogar, en su trabajo o en la calle.

Y esto cuesta mucho dinero a las compañías de seguros. Los daños por agua no relacionados con inundaciones ni huracanes, ascienden a $ 13 mil millones al año. Aquí se incluyen los derivados de fisuras y roturas de tubería y válvulas en redes y los domésticos. Y representan la cuarta parte de todos los siniestros de seguros presentados por asegurados. Y un  12%, si incluimos los daños relacionados con catástrofes acuáticas naturales

Este problema preocupa muchísimo a los gestores de comercios  y de los grandes edificios de vivienda. Saben que cada vez el agua ´”barata” será más escasa. Y que por ello, hay que evitar las fugas, porque dispararán el coste irremisiblemente

Para evitar estos problemas solo hay una solución. La tecnología que avise con suficiente antelación para poder identificar y controlar al momento las fugas. Porque materiales fatigados y accidentes, siempre habrá. Pero saber cuál es su estado real de conservación en el primer caso o cómo actuar rápido en el segundo, puede ahorrar vidas, daños y dinero.

Ante todo, debe existir en los gestores la concienciación de que este es un asunto por el que hay que preocuparse. Y dedicarle tiempo y dinero, porque más vale prevenir. Y nos referimos a tres tipos de gestores de redes: los del ámbito residencial  y del pequeño comercio; los de la industria y  empresarial y los municipales.

Y cuando ella existe, el siguiente paso es escudriñar el mercado para ver qué hay que les pueda inetresar. Una de las novedades que deberían excitar la curiosidad de nuestros gestores acaba de presentarse. Se trata del sistema FloLogic . Su filosofía es la de  “sencillo pero eficaz”. Porque no es más que una válvula instalada en la red de abastecimiento o riego. Lleva una batería por si hay cortes de suministro energía y un sensor de caudal. Y su funcionamiento se controla por una aplicación instalada en el teléfono del propietario, que recibe a través de ella los mensajes correspondientes.

Es el sensor de caudal quien protagoniza su funcionamiento. Porque él controla en continuo y es capaz de reconocer cualquier variación en su cuantía. Y puede llegar a caudales tan bajos como 0,015 L/m

Pero no lo hace mediante un caudalímetro, por lo que no puede informar sobre el consumo. Sin embargo, sí que cuantifica caudales bajísimos en tiempo real. Y mejora los resultados de  sistemas basados ​​en ultrasonidos o en mini turbinas, que tienen un umbral de medición muy superior

Este sistema es ideal allá donde el agua se usa casi constantemente, como en industrias o grandes complejos de oficinas. Pero también en el ámbito doméstico o de pequeños comercios, donde los usos del agua son siempre los mismos: grifos, duchas, electrodomésticos e inodoros.

En general, pero sobre todo en domicilios particulares, han huido expresamente de usar la inteligencia artificial, como hacen la mayoría de sus competidores. Solo conocen los usos de agua utilizados en un hogar y alertan  cuando sus parámetros medios cambian.  El propietario solo tiene que indicar cómo usa el agua normalmente en su casa. Y configurar el sistema  en función de si va a estar en casa o se va a ausentar. Un funcionamiento de la red superior a 30 minutos si está presente y de diez segundos si está ausente, es suficiente para detectar fugas.

Tan solo hay que establecer conexiones específicas del dispositivo para que los sistemas de riego, industriales o incluso los de las piscinas conecten con FloLogic. En esa comunicación puede establecerse la orden de permitir más caudal circulante o menos. Así se evitan las condiciones de funcionamiento de sistemas con inteligencia artificial que exigen redes inteligentes para poder funcionar.

Aunque este sistema tiene. Como todos, sus limitaciones, compensa siempre debido a que lo único que hay que hacer es instalar una modesta válvula colocada en una conducción. Y esto lo puede hacer cualquier fontanero. El resto de la tecnología, también es muy sencilla, porque ya viene todo  pre programado. .

Sea cual sea el sistema de detección de fugas que se instale, éstos cada vez estarán más presentes en las redes, porque las compañías de seguros ya están ofreciendo descuentos en sus primas a los que dispongan de ellos. Por su parte, cuando los fontaneros acuden a un hogar a arreglar alguna avería, también recomiendan su instalación

Otro ejemplo de estos sistemas que sí utiliza inteligencia artificial es el  WINT, siglas de Water Intelligence. Esta empresa se especializa en soluciones de problemas del ámbito empresarial. En él operan para optimizar el consumo de agua y abordar los problemas de sostenibilidad.

En la empresa la detección de fugas también es fundamental. No hay más que comprobar el ingente caudal que circula por sus redes de calefacción, refrigeración y aire acondicionado. Los conocidos circuitos HVAC por sus iniciales en inglés. En un gran edificio, pueden circular  entre 15 y 20 m³/hora. Y la rotura de una conducción puede desencadenar el drama. Solo la posibilidad de cortar el suministro en segundos, reduce las secuelas negativas de la inundación en todo el edificio. Además, un gran edificio puede tener un centenar de aseos.

Y todos sabemos lo fácil que es que es que en alguno se produzca un atasco. Por ahí se escapan decenas de miles de dólares al año. WINT proporciona en su hardware un sistema de caudalímetros con unos contadores. Y éstos se conectan a una unidad de control que gestiona el caudal y analiza su funcionamiento en tiempo real. A continuación, el sistema comienza a aprender a través de la inteligencia artificial qué es normal para la red y qué no.

La conexión a las redes de suministro de agua de edificios puede enviar alertas a través de dispositivos móviles. O también se puede adquirir el servicio  Water Intelligence Situation Room. En él un equipo humano controla en continuo lo que sucede. Y envía la alarma cuando algo comienza a funcionar mal. Si el aviso no es recibido, WINT actúa directamente el edificio con sus medios humanos, “asaltando” el edificio para resolver el problema

Así, los encargados de mantenimiento pueden utilizar una gran cantidad de datos, todos estructurados en torno a varios indicadores y medidores de procesos, los conocidos  KPI. Así pueden informar a su consejo de administración sobre cuánto dinero ha ahorrado al detectar y controlar las fugas producidas en sus redes.

También es este caso, las aseguradoras ya están comenzando a ofrecer la financiación de la instalación del sistema, además de aplicar primas más bajas a quienes dispongan de él como en el caso anterior. Porque solo se producirá un ahorro si se sabe dónde están las fugas de manera rápida y efectiva.

Estos sistemas también ayudan a mantener la titularidad pública de la gestión del agua en muchas ciudades y pueblos, ya que no necesitan tener equipos multidisciplinares de funcionarios para resolver estos problemas.

Es el caso de la ciudad de Toledo en Ohio. Acaban de inaugurar una potabilizadora que ha costado $ 500 millones para atender la creciente demanda que supone la llegada de cada vez más personas y empresas a la región de los Grandes Lagos. Los gestores municipales se dieron cuenta de que aplicaban una estructura de tarifas del agua poco definida. Y decidieron pasar de esta solución tan dispersa a una estructura basada en el coste del servicio.

La clave estaba en el sistema existente de medición. Usaban diversas tecnologías para medir el consumo, algunas de ellas totalmente obsoletas. Y consultaron con la empresa Johnson Controls, que también usa la inteligencia artificial en sus productos. El objetivo era encontrar una solución que permitiera mejorar el servicio y ahorrar costos sin aumentar las tarifas a los ciudadanos. Porque éstos estaban sufragando el coste de la potabilizadora.

El resultado fue programar una inversión en sistemas de medición de $ 85.7 millones. Lo bueno es que podría sufragarse facturando el agua que realmente se consuma. Más volumen facturable, pero menos fugas. Ahí estaba la clave. Y además, un ahorro en costes operativos en las nuevas redes de abastecimiento a los barrios recién construidos para alojar a los nuevos vecinos. Nuevos contadores  y un ahorro estimado a los contribuyentes de $ 117 millones en las dos próximas décadas. Johnson Controls es el operador y así ahorra funcionarios a la municipalidad.

Resultado: 127,000 contadores nuevos sin que los toledanos tengan que pagar ni un centavo por el retorno de la inversión. Porque con los contadores antiguos, las pérdidas eran de entre 5 y 6 millones de dólares al año. Hasta ahora, la cuarta parte del agua servida por la potabilizadora no se facturaba. Y cuando el sistema se implante, este gasto se reducirá  a la mitad. Estarán por debajo del 20% de fugas, y se ubicarán en el cuartil superior de los estándares de AWWA  (la Asociación Estadounidense de Obras Hidráulicas)

El sistema usado es el AMI,  que permitirá al municipio obtener lecturas de uso por hora, alertas y alarmas de cada contador. Actualizará los datos todos los días cada seis horas lo que permitirá disponer de lecturas en tiempo real y alertas de fugas.

Así se obtiene también un portal de clientes que tendrá acceso a todos los datos enriquecidos que provienen del sistema AMI. Desde él, los usuarios recibirán señales de alerta sobre posibles fugas y podrán administrar mejor su uso del agua, incluso cuando no estén en casa. También pueden enviarse alertas al móvil o por correo electrónico. El próximo año se implantarán los contadores residenciales y el resto se irán instalando en un plazo 3 años

Hemos comprobado como la inteligencia artificial y en general, las nuevas tecnologías aplicadas al control de fugas, son una opción viable y con muchas ventajas para los gestores municipales. Y por lo tanto, una oportunidad de trabajar en asociaciones público-privadas, que se postulan como las mejores para facilitar el recorrido del futuro del agua.

Lorenzo Correa

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