Deshielo en el río.


El río nos atrae emocionalmente. Llama a la contemplación reposada  y relaja al observador. Cuando fluye el agua, todo fluye en nuestra mente si somos capaces de «ver» y «oír» lo que sentimos. Y el deshielo es una época maravillosa para hacerlo.

El rumor del agua en el deshielo nos inspira para componer un poema. Y en estos tiempos de pandemia y confinamiento, qué mejor remembranza que la del confinamiento voluntario en la montaña mágica del ingeniero Hans Castorp.

Thomas Mann, que se inspiró en el sanatorio alpino al que llevó a su esposa para escribir su libro, tuvo mucho tiempo para recorrer el río en la época del deshielo. Allí su rumor continuo, le hizo poner en la mente de su protagonista  emociones que recogemos como semillas. Y nos sirven  para plantar nuestro poema del deshielo de este miércoles poético.

Como sus antecesores, quedará archivado y bien guardado en nuestra biblioteca poética del agua que está abierta siempre a todos los lectores. No hace falta reservar día ni hora ni pasar por taquilla. Solo hay que entrar en www.futurodelagua.com y buscar el poema que más nos apetezca leer.

Con el poema de hoy, podemos aplicar el milagro del deshielo a la parte de nuestra conciencia que tengamos más aterida de frío. Y dejar fluir el agua regeneradora que teníamos solidificada sin saberlo en nuestra alma.

Mientras tanto, el producto del deshielo, contemplado desde el margen fluvial resuena hasta integrarse en el oído. Simultáneamente, nuestra vista se activa, y contemplamos el paisaje con una plasticidad” tranquila y grandiosa”. La que puede observarse en nuestra foto.

El río desciende deshaciéndose en espuma, rodeando enormes pinos. La soledad del paisaje serrano se llena de los rumores del agua. Y ésta se se escapa hacia el valle entre las rocas. Deshielo

 

Lorenzo Correa

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