Contemplar un canal tan antiguo como el que hoy  traemos aquí, es todo un privilegio. Canales que funcionen desde el año 823 no hay tantos y por eso, les podríamos considerar ríos honorarios. Entonces aprovecharon un meandro y rectificaron. Para que el agua derivada sirviera para regar y mover ruedas de molino antes de volver, disminuida pero orgullosa en sus caudales, al río del que salió unos kilómetros aguas arriba.

Y sigue haciendo su función 1200 años después. Un canal, ahora de riego, al que se han acercado curiosas, las edificaciones. A su ribera izquierda se ha superpuesto el urbanismo de calles y plazas. Muchos puebtecillos y pasarelas cruzan su cauce. Un pueblo agrícola que ya es una ciudad industriosa ha ido creciendo y acercándose a sus rumorosas aguas, siglo a siglo.

Miramos y nos parece un río canalizado. Hasta hace muy poco nadie se quejó, como en los canales modernos, de los caudales que se iban y no discurrían por donde naturalmente deberían discurrir. Los caudales ecológicos. Desde el principio, fue propiedad del noble que lo construyó. De él eran sus caudales, no del río donante.

Su apelativo, Monar, procede de “molinare”, moler. Canales molineros, germen de tantas industrias manufactureras del pasado. A lo largo del tiempo, canales y molinos se vendían al mejor postor. Y el precio se lo ponían los caudales que eran capaces de transportar. Otra forma de gestionar el agua,  impensable en nuestros días de canales controlados hasta el último litro de su preciada sangre. Llegaron los franceses y se ordenó destruir los molinos. Conquistaréis la tierra, pero los canales no podréis usarlos.

Destruidos los molinos. Llegó la industria textil al olor del agua, que genera energía. Y, hace cuatro días, las centrales hidroeléctricas. Mientras, las tierras de cultivo seguían y siguen recibiendo sus aguas para saciar su sed de riego.

La historia de los canales antiguos es la historia del agua. Y ahí siguen, para que no les olvidemos. Regando y generando electricidad. Con sus caudales ecológicos, of course

 

Lorenzo Correa

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