El mar, ese filón inagotable de poesía, dona sus aguas para que otro poeta gaditano nos hechice  con el misterio de su lírica. Se trata de Carlos Murciano, de Arcos de la Frontera, ciudad literaria y musical como hay pocas. No tiene mar. Pero sí embalse.

Nonagenario en años y ochentón en libros. Artista completo que domina la economía, la música, la poesía y la prosa. Además,  traduce. No en vano, es tenido por los que saben como el mejor sonetista español vivo. Y eso lo atestiguan entre otros, dos de nuestros poetas del agua, con poema en nuestra biblioteca: Leopoldo de Luis y José García Nieto. También entendió de OVNIS. Porque sabe interpretar el misterio como nadie.

Por eso escribió “Algo flota sobre el mundo”, para dejar constancia de su investigación de años sobre los platillos volantes. Murciano flota sobre el agua también. Y su obra está “humedecida” por el líquido elemento. Título como el recién indicado  y otros, lo atestiguan. Es el caso de “El extraño ser de las nubes”,” El mar sigue esperando” o “Las manos en el agua”.

Pero en ese clarísimo misterio que es la poesía, Murciano ve el mar y compone un soneto. El que hoy elegimos para desvelar el misterio de las olas rotas. Uno más que define con claridad las líneas maestras del soneto, ese estilo “gótico de la poesía”, como lo cualificó un gran discípulo y  amigo de Carlos, Juan Van-Halen, también poeta descifrador del misterio.

Cuando rompen las olas, ruedan por la playa los recuerdos del olvido. E iluminan el misterio, mientras la siguiente serie, bate la agonía del poeta.

Soneto en estado puro, para disfrutar cuando las olas llegan a la playa y la luna tiñe con su pálida luz el litoral de misterio. Ese que comienza incansable en el principio de cada endecasílabo.

El del soneto

Lorenzo Correa

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