El futuro del agua está en las nubes. Por eso son tan bellas. Llevan en su seno la bendición de la tierra y de sus habitantes. La tiñen de verde y la hacen florecer.
Quizás por eso, escribió estos versos el poeta que hoy inaugura el año de la esperanza en este miércoles poético del futuro del agua. Se trata de Javier Sologuren, peruano de Lima. y el poema lleva por título “La belleza, las nubes”.
Las nubes se hacen y se deshacen. Y entre ambos acontecimientos, la belleza. Se presenta en sus formas tan ambiguas por fuera como precisas y claras por dentro. Interpretamos el significado de sus formas, pero sabemos lo que contienen. A veces, deseamos que se deshagan, aunque con ello nos quedemos sin contemplar su hermosura.
Pero, a cambio, nos darán el agua que necesitamos y saciarán nuestra sed.
Otras veces, preferiríamos que continuaran su camino para deshacerse lejos de nuestra vista. Porque las nubes negras, son muy bellas, pero pueden hacer mucho daño al romperse.
Paradojas de lo bello, tanto más bello cuanto sabemos que es perecedero. Y que nunca veremos dos nubes iguales. Así lo interpreta el poeta, que desde su soledad creativa observa la belleza en todo lo que le rodea, aunque canta la de las nubes. Su música callada, hasta que llega el trueno rompedor. Sus colores infinitos, hasta que el sol se pone. Su venganza cuando no dejan que lo veamos, aunque sea el astro rey.
Puente invisible entre los ojos del poeta y los del lector, pavimentado con palabras y tendido sobre nuestras cabezas. Para que podamos contemplar la belleza de las nubes.
Mejor hacerlo en silencio, sin prisas. Esperando que dejen caer su carga benéfica de gotas reconfortantes para la tierra. Aunque, sin olvidar que a veces también su contenido puede hacer daño. Así es la belleza. También la de las nubes
Lorenzo Correa
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