40 años después, tenemos el doble de sed. ¿Habrá agua para todo?


Todos los seres vivos estamos amenazados con pasar sed en algún momento de nuestras vidas. Porque todos sentimos la necesidad de beber. O tenemos ganas de hacerlo. Y a veces, no hay suficiente agua.  Las plantas y los árboles, también están amenazadas. Por eso es tan habitual que la sed tenga que ser “apagada”, “saciada” o hasta “matada”. Como el hambre, son dos ansias que no podemos evitar. Y como el hambre, se multiplica de forma alarmante con el paso del tiempo.

Pero solo el agua dulce, u otras bebidas que la contengan en gran medida, pueden aplacarla. Y la realidad es que en los últimos 40 años la sed de la humanidad se ha duplicado. El ansia de beber  o de regar se extiende por el planeta. Se mide a través del concepto de estrés hídrico, muy sencillo de entender. Se presenta cuando el volumen de agua que necesitamos es mayor que la que hay. O, cuando la hay, su calidad la hace inutilizable. Por eso, hay que medirlo constantemente.

Veamos qué datos se desprenden de las últimas mediciones. Aunque no sean muy halagüeños, mejor conocerlos, para poder usarlos en la construcción del camino hacia el futuro del agua. Nos dicen que una cuarta parte de los habitantes del  mundo, casi 20 países, tienen un estrés hídrico elevadísimo. Tanto, que el 80% de los recursos anuales disponibles son consumidos. Son los países con sed.

Como ya indicamos más arriba, la sed no afecta solo a los humanos y animales, sin que también  lo hace con los cultivos  y todo lo verde. Conocemos los porcentajes, prácticamente inamovibles, de consumo por sectores. Sabemos que la agricultura se lleva el 80% del agua extraída y la industria el 19%. Pero la demanda de agua potable doméstica, que siempre ha sido muy inferior a estos porcentajes, está aumentando sin parar.

Si bien la agricultura y la industria extraen la inmensa mayoría del agua dulce del mundo (70% y 19%, respectivamente), la demanda de los hogares también está aumentando vertiginosamente.

Por eso, desde la plataforma Aqueduct del Instituto de Recursos Mundiales nos avisan. La demanda de agua potable destinada a los hogares aumentó. Porque se consume seis veces más agua del grifo que en 1960. No hay constancia de ningún aumento similar en ningún otro ámbito en este período.

Y es que el ámbito más consumidor, que es el de la agricultura y la ganadería que nos alimenta, ha ido rebajando sus cifras de consumo en los últimos años. Y el ámbito industrial, que nos aporta bienes de consumo y trabajo, también.

Analizadas las tendencias de consumo, fijémonos en las correspondientes a la demanda de estos dos sectores en el último siglo. Comprobaremos que, el agrícola y ganadero la demanda aumentó ¡un 100%!. En el caso del industrial, “solo” se triplicó. Pero, aun a pesar de estos aumentos de demanda, la sed fue menor, porque se sacian con menos agua. Por eso, a pesar de tener mucha más superficie de cultivo y  más cabaña ganadera, se necesita menos agua por hectárea y cabeza de ganado para obtener un rendimiento óptimo.

Y en el caso de la industria, sucede lo mismo. si bien es cierto que han proliferado las que consumen agua, como las textiles y las hidroeléctricas que atienden al incremento de demanda de potencia eléctrica, se genera y se fabrica con menos volumen de agua.

Pero el sector del abastecimiento se ha desbocado. Aumentó la demanda, porque en ese período en el mundo estuvimos y estamos 4.000 millones de personas más. Y este aumento de la demanda supone multiplicar por 6 el consumo de agua potable

El binomio personas-ciudades, exige un aumento del agua consumida en hogares y en el tejido urbano de las ciudades donde vivimos una gran parte de las personas. Saciar nuestra sed y además la de los regantes, ganaderos e  industriales es uno de los retos más apasionantes del futuro del agua.

Porque además de llegar a nuestras casas por el grifo, debe llegar como sea a las bocas y los cuerpos de los  2.100 millones de personas que todavía no tienen o si la tienen, no la pueden probar sin arriesgarse a enfermar o morir.

El reto se traduce en realizar un enorme esfuerzo de eficiencia, similar al que ya ha hecho el campo y la industria, y además hacerla llegar a todas partes. Para evitar conflictos que puedan acabar en guerras y frenar las sangría de las migraciones, que a tantos países les dejan sin sus mejores recursos humanos. Sin olvidar la necesaria reducción de ese estrés hídrico que más arriba hemos citado. Los cuatro jinetes del apocalipsis del siglo XXI

Uno de los problemas más importantes a resolver es tan sencillo y tan complicado como deshacer un nudo. El que forman dos hebras ahora muy liadas, que unidas no caben por el ojo de la aguja. Se trata del uso doméstico del agua  y su ligazón con el crecimiento socioeconómico.

Para que las economías florezcan y la demografía se incremente, sin afectar por ello al aumento del estrés hídrico. Aprendamos de los que ya han comenzado a hacerlo. Como casi siempre,  el paradigma se encuentra en los Estados Unidos. Veamos qué se cuece por esas latitudes y por otras.

A pesar de los aumentos demográficos y de la mejora de la economía del país, lo cierto es que el volumen total de agua extraído en los primeros 15 años de este siglo, ha ido disminuyendo paulatinamente. También, por supuesto la destinada a los usos domésticos  y urbanos.

Sin embargo, de todos es sabido que las cifras de partida eran muy elevadas allí, en comparación con los porcentajes de consumo de otros países avanzados. Por eso en el top 30 de las economías avanzadas, ellos siguen los primeros en cuanto a consumo de agua. Y por eso también, el esfuerzo por conseguir ser más eficientes en todos los usos, es enorme. Gracias a ello, los resultados son cada vez más esperanzadores.

Donde mayores esfuerzos se están haciendo es en el ámbito del consumo doméstico y urbano. Las ciudades son, como ya sabemos, enormes consumidoras de unos caudales que vienen de lejos, o del mar. Y, paradójicamente, grandes generadoras de enormes caudales poco aprovechables, cuando las lluvias intensas caen sobre sus enormes superficies impermeabilizadas. Por ello, el reto es gastar menos sin pasar sed y guardar el agua que sobra cuando se presenta la tormenta, para usarla cuando haga falta y en lo que haga falta.

A pesar de los avances en la reutilización de aguas usadas o caídas sobre la ciudad, la densidad demográfica aumenta y, con ella, la demanda. Para resolver el problema hay que abordar las soluciones con un consenso previo entre autoridades políticas, gestores del agua  y población concienciada, es decir, confiada.

Las primeras, aportarán inversiones concretas. Los segundos, soluciones eficientes. Y la tercera, confianza para adaptarse a las nuevas costumbres de usar y tirar el agua. Porque de la confianza en que sus impuestos se están destinando a hacer lo correcto, surge la concienciación y el respeto por las nuevas formas de ser eficientes en el uso del agua.

Por lo tanto, lo primero es presentar soluciones innovadoras. Cuando en muchos países, aun se hace publicidad de lavaplatos recordando que lavar a mano consume más agua, algunas multinacionales useñas ya están yendo un paso más adelantadas.

Un ejemplo sería lo que está haciendo la multinacional Procter & Gambler, en su ámbito de negocio. Calculan el volumen del agua que contienen sus productos y el que  se necesita para fabricarlos, durante todo su ciclo de vida. El objetivo, reducirlo. Se trata de los ActionPacs de Cascade Platinum

En la mayor parte de los casos, el producto que venden consume más agua durante su uso doméstico que durante su proceso de fabricación. Por lo tanto, su trabajo se ha centrado en mejorarlo para que su uso exija un menor volumen del agua potable y bendita que sale por los grifos de los hogares de los compradores. Porque cuanto menos agua del grifo necesitemos para limpiar nuestra casa, más ahorraremos. Y cuanta menos agua gastemos en el hogar, menos agua necesitará la red de abastecimiento para satisfacer nuestra sed. Y menos agua se tendrá que transportar por la red de saneamiento, reduciendo el trabajo de las depuradoras.

Ya se venden en el mercado pastillas para lavar platos de alto rendimiento. Con ellas, se ahorra también tiempo, porque no es necesario el proceso de prelavado. Y agua, por supuesto, hasta 56 litros operación de lavados. También pueden encontrarse en los establecimientos del ramo,  champús y acondicionadores de cabello secos. O inodoros sin agua, aunque lo más conocidos   y usados sean los de doble descarga. Más veteranos  y usados son los cabezales de ducha de bajo flujo y las válvulas que cortan el agua el agua del grifo automáticamente cuando no la estamos usando. El proceso incesante de introducción de elementos ahorradores de agua en el hogar, es un factor clave para aumentar la eficiencia y apagar la sed sin consumir innecesariamente agua potabilizada y por ello muy costosa de servir y producir.

Otra medida complementaria, tan importantes como la anterior, depende de la capacidad regulatoria de los gestores políticos del agua. Publicar leyes que exijan a los fabricantes de electrodomésticos el cumplimiento de unas condiciones que garanticen la eficiencia en el consumo de sus productos. Así, además, se estimula la creatividad para encontrar soluciones   innovadoras. Y el consumidor, encuentra en el mercado productos nuevos a aprecios asequibles que también contribuyen a pagar la sed. Aquí se engloban los estándares y certificaciones de eficiencia energética que cada vez más países están introduciendo en el mercado.

En el caso de la unión Europea, este mismo año que acaba de comenzar verá como entran en vigor nuevas normas. Con su aplicación, se conseguirá haber ahorrado 16 hm³ dentro de 10 años. Gracias a esto, se habrá saciado la sed de 300.000 personas, con el agua que antes se derrochaba en electrodomésticos antiguos.

Por su parte, el Departamento de Energía useño (USDOE), como responsable de la política energética y de la seguridad nuclear, acaba de decidir que los lavavajillas familiares no pueden consumir más de 20 litros en cada ciclo de lavado. Los más pequeños, ya certificados por   EnergyStar, ya consumen  menos de 16 litros por ciclo.

Energy Star es un programa de la EPA, que desde 1992 identifica con su etiqueta los productos eléctricos que garantizan un consumo eficiente de electricidad. Con estas medidas, los lavaplatos de ahora consumen la mitad del volumen de agua que consumían en los años 90 del pasado siglo. Por eso, es un hecho irrebatible que lavar a máquina es más eficiente que hacerlo a mano. Si se cuenta con aparatos de este tipo, por supuesto

Por suerte, además de la etiqueta que acabamos de indicar, hay otras dos. Una es la WaterSense. En este caso, también se trata de un programa de la EPA que  fomenta el uso eficiente del agua. Así pues, esta etiqueta garantiza que pasarán menos sed en el futuro del agua de los EEUU.

La otra, es europea y se corresponde con la etiqueta ecológica de la UE. En su ámbito de actuación, garantiza que los aparatos electrodomésticos que la exhiben, cumplen con los estándares de eficiencia más exigentes.

Pero, con innovar y legislar,  no es suficiente. Como no nos cansamos de hacer notar en estas páginas, además, hay que seducir al cliente. Para que cambie sus hábitos de actuación y haga las cosas de manera diferente. Porque solo así conseguirá un resultado diferente. Solo cambiando la forma de usar el agua en el hogar, pasaremos menos sed en el futuro. Es exactamente lo que se ha hecho con éxito en los ámbitos agropecuario e industrial

Y no solo en el hogar, sino en sus inmediaciones. En EEUU, muchas personas dispone  de jardín. Y por eso, su riego es el uso más consuntivo del hogar. Nada más y nada menos que el 30% del consumo se queda en las puertas de casa. Porque se usa para regar jardines. Y eso, en las zonas húmedas del país. Porque en los de las áridas, se llega hasta un 60% del consumo. En este caso, la seducción debe llegar hasta poder cambiar los hábitos de riego. Usando modalidades más eficientes.

Y en ello está la Alliance for Water Efficiency. Se trata de una  organización sin fines de lucro radicada en Chicago, que cuenta con el apoyo de la EPA. Su objetivo es  también promover el uso eficiente y sostenible del agua. Actúan realizando investigaciones y orientaciones sobre programas para reducir la demanda de agua en jardinería. Como ella, en Europa también hay organizaciones que realizan las mismas funciones

Para acabar, en la India, país tan preocupado por no pasar sed en el presente y en el futuro, los programas de seducción ya han sido llevados a cabo por la administración. Como ejemplo,  el primer ministro lidera una cruzada nacional de concienciación de ahorro de agua. Mediante Ineedsai, una organización social cuyo objetivo es mostrar a los jóvenes la importancia del agua y del uso sostenible de los recursos. Así, más de 1.,000 alumnos y maestros han reservado el agua sobrante en sus botellas de agua para regar los jardines de sus escuelas.

Lo último, para cerrar el ciclo, sería que todos fuéramos conscientes del agua que gastamos sin verla. La huella hídrica de todo lo que usamos y que ya hemos tratado aquí con extensión. Y tener también cuenta que la energía que consumimos en el hogar, procede de playas que usan mucha agua para los procesos de refrigeración

Ahorrar energía, comprar menos ropa por capricho y comer menos carne roja, son ejemplos a adoptar para pasar menos sed en el futuro del agua. Mientras llega el futuro, en el presente la tercera parte de las ciudades están amenazadas por el estrés hídrico En ellas, la competencia por el agua ya es un hecho. Esperemos que no se resuelva con el derecho de conquista del más fuerte. Mejor hacerlo reduciendo el consumo en nuestros hogares. Y aplicando el resto de las medidas indicadas en este artículo. Para tener menos sed.

 

Lorenzo Correa

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