Cada semana del año que hoy acaba hemos iluminado con la luz de las llamas de un poema acuático nuestras páginas. Así pretendemos avizorar el futuro del agua, alumbrando el camino con las llamas, tan fugaces como perennes, de la poesía.

Nos apasiona divulgar aspectos del agua que los expertos conocen y dominan, entre las personas no tan expertas, como nosotros, que sienten curiosidad. Las que tienen ganas de aprender algo cada semana de los avances y retrocesos en el camino del futuro.

Y nos encanta acompañar al caminante alumbrando con destellos flamígeros los recodos más obscuros del itinerario. Llamas que no queman. Solo estimulan y reconfortan cada miércoles. Como un bálsamo reparador entre tanta confusión y  desequilibrio en el reparto del agua.

Nos miramos en la poesía del agua como el fuego se mira en el mar. Y hoy, recibimos por segunda vez a quien nos lo explica magistralmente. Se trata del poeta Carranza, un colombiano que despide con nosotros este año de incendios pavorosos, generadores de enormes llamas que han arrasado vidas y haciendas.

Olas de agua limpia lavan las manos para apagar las llamas del contagio. Fuego en el mar, mirándolo  cara a cara.

Para Neruda,  Carranza era la frente poética de Colombia. Uncida por su maestro Silva . El que cantaba esa “vasta tierra verde y forestal” regada por el río Cauca. Y por todos los ríos de Colombia, “pañuelos de terciopelo celestial”.

En el mar acaban esos ríos, entre llamas y olas. Como acaba mañana este año, que hemos intentado llenar de poesía. Para ayudar a que las manos estén más limpias y el fuego del virus no nos haga perecer entre sus llamas.

Así llegamos al mar del año 2021. Iniciemos la travesía con estos versos que nos ayudarán a llegar a buen puerto. 52 poemas más esperan para alimentar las llamas de nuestra ilusión por el mejor futuro del agua. En nuestras manos está. Feliz año nuevo, coronado de azul como la ola de la esperanza

Lorenzo Correa

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