¿Revancha de Biden? La influencia inevitable de la política en la gestión del agua


Se acerca la fecha de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos. El 20 de enero, una nueva administración tomará el relevo de la saliente. La controvertida gestión de Donald Trump, provocó que todas las miradas convergieran en su administración.  Luego,  llegó la pandemia. Y las elecciones, lo han puesto todo  patas arriba.

Para los interesados en la gestión del presente y del futuro del agua, conocer  la posición que la nueva administración useña adopte en este ámbito, adquiere una gran importancia. Por ello, nos ocuparemos hoy de conocer un poco mejor a las personas llamadas por Biden a liderar la gestión del agua. Así, sabremos qué pretenden hacer con ella.

Es obvio que los tres asuntos más preocupantes para un político useño de finales del año de 2020 son los ambientales, las relaciones exteriores y la gestión de la pandemia. Entre los ambientales, el agua destaca sobremanera. Porque, como hemos tratado aquí con profusión de artículos, los temas candentes no solo se acumulan sino que han ido aumentando su temperatura hasta llegar a cotas asfixiantes.

Indiquemos algunos ejemplos: la crisis de Flint (plomo en el grifo), la WOTUS, los embalses, las inundaciones costeras provocadas por los huracanes, la contaminación ocasionada de las plantas de carbón, la sequía californiana o la restauración de los Everglades. Todo ello inmerso en un país enorme, con un elevadísimo número de infraestructuras grises antiguas y en ocasiones obsoletas  que están viendo llegar la hora de su crepúsculo.

Y en el que la política, como en cualquier lugar del mundo, influye enormemente en la gestión del agua. Tanto, que aquí también el agua ha sido y sigue siendo un elemento de fricción y de tensión entre la manera de enfocar su futuro para la administración Obama y para la de Trump. Como veremos, ahora Biden pretende retomar la visión de la primera, ya que corresponde a la de su partido. Reformando, eliminando y renovando todo lo que en la era Trump se quiso hacer

De todos estos asuntos peliagudos, que denotan los problemas más candentes del agua, elegimos la WOTUS como ejemplo. El acrónimo WOTUS, corresponde a las siglas de la legislación de las aguas de EEUU .

La EPA, siguiendo el mandato de la Clean Water Act de 1972, se encargó de regular los “cauces navegables”. Para ello, eligió el lema “Mantener las aguas navegables limpias”. Para empezar con las dudas, el concepto de “navegable” no incluye cauces con poca superficie de cuenca vertiente: ni torrentes, ni arroyos, ni ríos pequeños, ni lagunas, ni humedales. ¿Quién gestiona y controla el uso y disfrute de los caudales de esos afluentes de los grandes ríos?

Como no estaba claramente definido si debe ser la EPA , la administración Obama decidió, en 2015 publicar la WOTUS. El objetivo era dejar meridianamente claro que la EPA podía actuar sobre ese 60% del agua del país que discurre por cauces no navegables. Así fue y desde entonces, la EPA ha conseguido gestionar los cauces que bastecen a más de 100 millones de personas.

Este texto refundido de la legislación useña del agua fue objeto nada más publicarse de un batalla legal.  Porque su promulgación se había basado en informes científicos y en una  sentencia del Tribunal Supremo y mucho trabajo científico. Los magistrados estuvieron muy divididos en la votación, que ganaron por muy poco los partidarios de que el agua estuviera regulada por la EPA en todos los cauces grandes y pequeños del país.

Perol la EPA recibió infinidad de alegaciones del “stakeholders”. Se quejaban de no haber sido escuchados. Y eran agricultores, ganaderos e industriales. Se sentían indefensos al vulnerarse ,en su opinión, sus derechos adquiridos. Impugnaron la norma en los tribunales, consiguiendo bloquear su aplicación por la Corte de Apelaciones del Sexto Circuito. Y WOTUS solo se aplicó en algunos estados. Para acabar de complicarlo todo, el Supremo decidió en 2018 que la competencia en el litigio era de los tribunales de distrito federales y no de los de apelaciones.

Así las cosas, la EPA promulgó una normativa de fecha de aplicación para cada agencia estatal, retrasando la implementación hasta el año 2020. Año, como bien sabemos, de elecciones, que han decidido un nuevo mandato para el partido impulsor de WOTUS. Y es que, para finalizar con este ejemplo, los estados donde la regla WOTUS ha sido bloqueada temporalmente por los tribunales de distrito ya son 28. Y solo se aplica en 22.

Las espadas están en todo lo alto. Los votantes comprometidos o afectados por la gestión del agua, también han decidido con su voto si todas las aguas son controlables por la EPA o no.

A un mes de la toma de posesión de Biden, los equipos que asumirán los retos de país, entre ellos, el del agua, ya comienzan a perfilarse con nombres y apellidos. Claro que antes de publicar un nombre, una foto y un currículum, el presidente in pectore debe explicar cómo afrontará los desafíos a los que se enfrenta.

Pues bien, Biden ha confeccionado un equipo tres veces “multi”: Multidisciplinar, multicultural y multiétnico. En él, vuelven a la palestra y al poder, rostros que ya habían formado parte de los equipos de Obama en la EPA. Cesantes que vuelven cuando los votos se lo permiten. Dejà vu.

La parte positiva es su experiencia en la administración. Porque ella les servirá para recorrer con pasos más firmes en el  terreno que pisan. También para haber aprendido de errores pasados. Y, se supone, para deshacer los presuntos entuertos de sus predecesores en la era Trump

Por ello, están llamados a ocupar cargos de asesoría. O de administradores adjuntos de los políticos que se sitúen al frente de la oficina del agua (OW) de la EPA

Respecto a la dirección de la EPA, Joe Biden piensa en un regulador ambiental de Carolina del Norte y un veterano de la organización. Además, está formando otro  equipo para actuar de manera agresiva contra el cambio climático y la contaminación.

En el primer caso, Michael Regan es el principal candidato. Regan pasó casi una década en  la EPA y ahora es el secretario del Departamento de Calidad Ambiental de Carolina del Norte.

Con él irían la ex directora de la EPA , Gina McCarthy, y la abogada medioambiental Brenda Mallory. Aunque Mallory también podría ocuparse de la política de cambio climático y coordinar las políticas ambientales de la Casa Blanca. Sería la “zarina” del clima.

Otro directivo será  Richard Revesz, exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York. Ha sido un  feroz opositor a la política ambiental de la administración Trump.

Regan y Mallory son afroamericanos. Revesz nació en Argentina y emigró muy joven  a los Estados Unidos

La zarina del clima de la Casa Blanca trabajaría con todas las agencias. Para garantizar un enfoque coordinado del gobierno. Su principal colaborador sería el ex secretario de Estado John Kerry.  Y es que Kerry ya fue designado como representante presidencial para el clima en el reingreso de EEUU al acuerdo de París sobre el cambio climático.

Por su parte, Brenda Mallory, dirigiría el Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca. Mallory también estuvo en la EPA en la era Obama: Y hasta ahora ha sido la directora de  política regulatoria del Southern Environmental Law Center. Desde allí, ha defendido en los tribunales la preservación de la calidad de aire y del agua Su nuevo papel sería el de coordinar la política ambiental del gobierno federal. Y supervisar la implementación de la Ley Nacional de Política Ambiental.

En la rama acuática de la EPA, el primer nombre que sale a la palestra es un especialista en el caso WOTUS, por haber sido director de la oficina del agua (OW) en la época de  Obama, 2011-2015.  Se trata de Ken Kopocis, docente universitario de derecho. En su estancia en  la OW vivió de cerca la batalla WOTUS. Y le tocó revisar sus normas y  además establecer límites legales para el vertido al medio de las aguas de refrigeración de las centrales térmicas de carbón. .

Ahora se espera que revierta la revocación de ambas normativas, que el equipo Trump decidió nada más desembarcar en la OW. La expectación es máxima. ¿Lograrán la protección legal de los navegables y todos los cauces del país?. ¿Se resolverá el problema de la contaminación del agua en las redes de abastecimiento?. ¿Se luchará decididamente contra las inundaciones? Los ganadores confían en la experiencia de Kopocis.

Completan el equipo de la nueva EPA Luseni Pieh y Cinthya Giles.

Pieh fue Subjefe del Gabinete de Programas e Iniciativas Estratégicas de 2015 a 2017. Trabajó duro durante la crisis de Flint y también en la  aplicación por parte de la EPA de  la Ley de Derechos Civiles.

Durante la era Trump, fue CEO  y director de operaciones de River LA, que se ocupa de la restauración de casi 80 km del cauce del río Los Ángeles. Además construyen la pasarela multimodal (peatones, ciclistas y jinetes), North Atwater, inaugurado el pasado mes de febrero. Con ella se conectan barrios muy populosos, facilitando el acceso al Griffith Park a miles de vecinos. Pero Pieh había estado en la EPA en la época de Obama, llegando a ser su enlace con la Casa Blanca. Se trata de otro abogado especializado en derecho ambiental por las universidades de Denver y  Michigan

Cynthia Giles, ex administradora auxiliar de la EPA para el cumplimiento de la legislación y de la justicia ambiental. Le tocó exigir el cumplimiento de la ley en el episodio de vertido de petróleo de Deepwater Horizon. Ahora, se espera que priorice de nuevo en la EPA el cumplimiento de los objetivos de la política ambiental de Biden.

Giles está considerada  como el eslabón perfecto para la transición de la EPA. Deberá continuar el trabajo interrumpido por los que ahora se van. No en vano adquirió una gran experiencia en la etapa pasada. Lo hizo trabajando en la aplicación y litigación de la Ley de Agua Limpia. La gran industria la recuerda su activa intervención en el litigio contra Duke Energy Corp. Fue debido a  los vertidos en una de sus centrales térmicas de carbón. Se rompió una tubería bajo un silo de cenizas.  Y se produjo un vertido  más de 30.000 toneladas al río. También llevó a los tribunales a los infractores de las leyes ambientales como fiscal adjunta de los EE. UU. Además, en Filadelfia, dirigió el programa de protección del agua de la Commonwealth de Massachusetts. Por último, fue directora de coordinación de cumplimiento para la Región 3 de la EPA

Hay agua fuera de la EPA. Por eso en el departamento de interior, vuelven ex funcionarios y conservacionistas de la era Obama. Su misión, retomar la batalla por los derechos tribales al agua. Y la de  restauración de los Everglades. También aplicar una política verde de parques nacionales. Se trata de volver a la casilla de salida, cuatro años después.

Los nombres de las personas designadas por Biden son viejos conocidos de los conservacionistas. Y fueron muy activos en la era Obama. Se trata de Shannon Estenoz  y Tanya Trujillo

Shannon Estenoz, es ingeniera civil. Siempre ha estado involucrada en la restauración de los Everglades. Obama la nombró su contacto federal para la restauración de la región. Por eso, ahora, es una de las estrellas del equipo ambiental de Biden . Fue directora de  la Asociación de Conservación de Parques Nacionales. También dirigió las operaciones de la poderosa Fundación Everglades. Su experiencia en la zona, la permitió convertirse en asesora de varios secretarios del Interior sobre la política y legislación de los Everglades, incluido el Proyecto de Planificación Central Everglades.

Tanya Trujillo, es una experta en la cuenca del río Colorado y por ello en la lucha contra la endémica sequía de los estados de California y Nuevo México . Fue asistente legislativo del  Senador demócrata. Jeff Bingaman y hasta ahora ha trabajado en la  Comisión Interstate Stream de Nuevo México.

Muy activa en el activismo  ambiental de agua, dirigió la Campaña de Sostenibilidad del Río Colorado. Esta iniciativa apoya y coordina los esfuerzos de los grupos conservacionistas. Su objetivo, asegurar que el Río Colorado, sus afluentes y su Delta se conviertan en un hábitat sostenible para la fauna y flora autóctonas. Que además, debe ser compatible con el desarrollo de actividades recreativas, agrícolas e industriales. Agua para todos, pero también para la flora y fauna. .

Se financia mediante aportaciones de familias implicadas en la preservación de los valores ambientales y de la restauración ecológica de las cuencasen la cuenca. Su  principal mecenas es  el New Venture Fund. Tiene su sede en Washington y mantiene en el anonimato la identidad de sus donantes. Se sabe que casi la mitad de las aportaciones provino de la Walton Family Foundation. Se trata de una organización sin fines de lucro, creadad por los herederos de la fortuna de Walmart

Hasta aquí, los objetivos de la nueva administración hidráulica de Biden. Y sus estrellas más rutilantes. Solo queda esperar que la experiencia pasada sirva para algo. Porque el lema de los nuevos es el de recuperar el tiempo perdido por los retrocesos del mandato de Trump. Si alguien todavía cree en que la gestión del agua no debe mezclarse con la política, mejor que no se fije en EEUU.

Los cirujanos están afilando sus bisturíes en la EPA. Porque no pueden olvidar que a Kopoci,  los republicanos del Senado le bloquearon su nombramiento durante años.

El «dream team» de Obama, está listo para volver a la EPA

Wait and see.

Lorenzo Correa

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