¿Es posible acabar con la contaminación en Europa? El agua, factor clave.


El número cero es un gran invento de la humanidad. Aunque no nació en Europa, sino en la India. Debido a su independencia de los demás números, adquirió una identidad inalienable, que hizo posible la gran revolución matemática culminada en el siglo XIII. Ocho siglos más tarde, el cero se usa tanto o más que cualquier otro número. Y eso que significa “ausencia de”. De lo bueno y de lo malo. En este caso, hoy escribiremos sobre la ausencia de algo tan malo como es la contaminación.

El próximo año 2021, la Comisión Europea (CE), aprobará el plan de acción «Hacia un objetivo de contaminación cero para el aire, el agua y el suelo. Construir un planeta más saludable para personas más sanas«. Tan loables intenciones sitúan al número cero como un airoso adalid para luchar contra la contaminación.

El reto es considerable, para alcanzar la meta en poco tiempo. Pero el futuro del agua, del aire o del ruido, no espera y hay que actuar para que la contaminación no siga aumentando. Domeñarla hasta reducirla a cero.

Para entender cómo se pretende lograr este objetivo, hay que remontarse a lo ya sembrado. La primera semilla la sembró el informe «EEA Signals 2020 – Towards Zero pollution in Europe»,

Anualmente, ofrece, en el área económica europea, una perspectiva general de la contaminación. Lo ha hecho sucesivamente de la resultante de la generación de energía (2017), del agua (2018) y del suelo (2019). Además, integra otras aportaciones sobre estos ámbitos, basándose en información y datos de la AEMA publicados anteriormente.

Este informe analiza diferentes tipos de contaminación y sus fuentes y presenta medidas para mejorar la calidad del aire, lo que mejoraría la salud de las personas, las principales presiones sobre las masas de agua dulce y los mares de Europa y como la contaminación del suelo sigue siendo un problema generalizado y creciente.

También da una visión general de las tendencias de la contaminación industrial y de cómo las sustancias químicas sintéticas y el ruido afectan la salud de los europeos.

La segunda, la echó el «European Green Deal» (EGD). Su aportación concluye que, para proteger a los ciudadanos y los ecosistemas europeos, la UE debe avanzar hacia un objetivo de contaminación cero y prevenir y remediar mejor la contaminación del aire, el agua, el suelo y los productos de consumo.

Por consiguiente, para hacer frente a estos retos interconectados, en 2021 la Comisión adoptará un plan de acción de contaminación cero. Con él se pretende evitar las múltiples enfermedades físicas y mentales derivadas de la polución. Porque en la UE, a pesar de las importantes mejoras realizadas en las últimas décadas, cada año se atribuyen más de 400.000 muertes prematuras (incluidos los casos de cáncer), por esta causa. También 48.000 casos de cardiopatía isquémica, así como 6,5 millones de casos de trastornos crónicos del sueño por el ruido, junto a otras enfermedades atribuibles a ambos.

Con razón, la UE nos avisa  de que la contaminación del aire, el agua y el suelo también es uno de los cinco motores principales de la pérdida de biodiversidad y contribuye en gran medida a la sexta extinción masiva de especies El precio a pagar si no se actúa, será muy elevado para la sociedad y los ecosistemas. En él deben incluirse los costes relacionados con la salud (asistencia sanitaria, días laborales perdidos, pérdida de productividad). Sin olvidar las pérdidas de eficiencia en agricultura, pesca y  turismo. Para completar la factura, sumemos los costes de remediación. Porque habrá que gastar más en depuración y en descontaminación de suelos y mares.

Lo cierto es que la contaminación está directamente relacionada con un gran número de riesgos ambientales, sociales y económicos. Tanto para las empresas, como para los ciudadanos.

A principios del presente mes de  noviembre, la CE inició el itinerario público, dando a conocer su hoja de ruta. Su objetivo es el de informar a los ciudadanos y las partes interesadas sobre el trabajo de la Comisión a fin de permitirles aportar sus comentarios y participar de manera efectiva. Por eso, se invita a todos a que expresen sus puntos de vista sobre la visión del problema que tiene la Comisión. También sobre las posibles soluciones, teniendo en cuenta que ella pondrá a la disposición general cualquier información relevante que puedan ir surgiendo.

En esta hoja de ruta se definen todos y cada uno de los planes de la UE que habrá que implementar para conseguir una contaminación cero. Las medidas básicas a adoptar son la mejora de la prevención, el control y la información sobre la contaminación. Con esos datos, se decidirán cuáles son las soluciones a adoptar.

El Plan de Acción, ya se ha puesto en marcha, partiendo del informe de señales y del EGD, más arriba mencionados. Ahora comienza el imprescindible proceso de consulta pública, iniciado el día 11 de noviembre de 2020. Una vez concluido, conoceremos la percepción y las opiniones de los europeos sobre las cuestiones que el plan de acción puede abordar. Para ello, la consulta se divide en tres partes.

La primera, pide información sobre la persona que responde. La segunda, está dirigida al público en general, con preguntas que no necesitan conocimientos especializados para responderse. Y la tercera, es la que se dirige a los expertos. Incluye un conjunto de preguntas sobre cuestiones específicas.

  • ¿Cómo afecta la contaminación a los ciudadanos y al medio ambiente?
  • ¿Cómo abordan las políticas actuales de la contaminación?
  • ¿Qué acciones se deben emprender contra la contaminación en el futuro?
  • Cómo controlar la contaminación en el futuro?
  • ¿Qué potencial de soluciones digitales existe para hacer frente a la contaminación?

Para facilitar la participación, es posible compartir documentos y proporcionar información complementaria. Por ejemplo, los posicionamientos, informes o estudios más detallados sobre los temas mencionados. Sin olvidar los ejemplos y los casos prácticos. .

La consulta incluye dos secciones temáticas de carácter transversal. Es la dedicada a los expertos. Y a los que sean designados por sus respectivos organismos para responder a este capítulo. Una sección está dedicada a la supervisión y la otra a la digitalización. A sus respuestas se añadirán las que ya se han enviado en el marco de las evaluaciones de impacto específicas También los trabajos de evaluación

El Plan, como se pone de manifiesto en la consulta pública, pretende iniciar un camino hacia  un marco integrado de vigilancia y perspectivas de contaminación cero. Se potencia la emisión de  opiniones de expertos sobre el desarrollo de un marco más integrado y holístico del control de ausencia de  contaminación. Se realiza mediante comparaciones  de niveles e impactos de la contaminación actual y antigua, incluido el análisis de tendencias.

Aquí los llamados a intervenir son los expertos en supervisión y evaluación de la contaminación en un contexto político. También se buscan soluciones digitales para la eliminar la contaminación cero. Es la hora de  la inteligencia o la cadena de bloques, aplicadas a vencer el reto.

Las áreas clave de la hoja de ruta son:

Conseguir una correcta aplicación y cumplimiento de normas de la UE por parte de autoridades públicas, empresas y ciudadanos para reducir al máximo la contaminación de la  forma más eficaz posible.

Aplicar legislación existente relacionada con la salud y el medio ambiente.

Efectuar un adecuado seguimiento y gobernanza de las políticas de prevención y reducción de la contaminación, reforzándolas cuando sea necesario. Impulsar  el uso de soluciones digitales y otros medios similares para impulsar el cambio hacia soluciones más sostenibles en nuestra sociedad.

Los comentarios a todo lo expuesto en la hoja de ruta se pudieron enviar hasta el pasado 20 de octubre de 2020. Y serán tenidos en cuenta para un mayor desarrollo y ajuste de la iniciativa.

Examinemos ahora las principales áreas de actuación del plan, en las que se recogen las acciones de la UE preexistentes y los comentarios producidos sobre la hoja de ruta con el fin de:

  • Aire: Mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación atmosférica. A pesar de que la calidad del aire en Europa ha mejorado notablemente en la última década, reduciéndose bastante el número de muertes vinculadas a la este tipo de contaminación, no hay que bajar la guardia.
  • Productos químicos: Garantizar que los productos químicos sean seguros para la salud y el medio ambiente.
  • Economía circular: Estudiar la transición de la UE hacia una economía circular centrada en el crecimiento ecológico.
  • Industria: Lograr que la industria sea más sostenible y reducir las emisiones industriales.
  • Medio ambiente marino y costero: Proteger las costas, los mares y los océanos de Europa.
  • Naturaleza y biodiversidad: Conservar y proteger el entorno.
  • Ruido: Reducir la contaminación acústica ambiental.
  • Plásticos: Integrar la producción de plástico para contribuir a una economía circular que elimine la contaminación.
  • Suelo: Avanzar en un uso sostenible del suelo.
  • Agua: Protección eficaz de los recursos hídricos. Porque el agua es vida. Y por ello, condición previa para la vida humana, animal y vegetal, así como un recurso indispensable para la economía. Además, juega un papel fundamental en el ciclo de regulación del clima.

Para finalizar, veamos qué  pretende el Plan de Acción en el ámbito acuático para conseguir el mejor futuro del agua posible. La herramienta fundamental es la  Directiva marco del agua y sus hijuelas. Con ellas, la UE protege los recursos hídricos y los ecosistemas. Además,  garantiza el acceso a agua potable y al baño de buena calidad para todos los europeos. Y lo hace, estableciendo, desde hace 20 años,  una metodología que  parte del análisis de las masas de agua.

De su estado cualitativo y cuantitativo y de lo que hay que pagar por usarla. En infraestructuras, control, mantenimiento de redes y protección de medio. Estos análisis deben ser previos a la planificación, que es cuando se toman las decisiones relativas al nivel de protección ambiental que nos podemos permitir para cada masa de agua, decisiones a adoptar para establecer objetivos de calidad para cada masa y para establecer las excepciones previstas en su artículo 4. Para ellas los Estados disponen de un amplio margen de discrecionalidad

Una de las piedras angulares de la protección del medio ambiente en Europa es la del agua. Se trata de la protección de los recursos hídricos, de los ecosistemas de agua dulce y salada y del agua que bebemos y nos bañamos. Hay mucho en juego. Y los problemas trascienden las fronteras nacionales. Por ello, es necesaria una acción concertada a nivel de la UE. Para garantizar una protección eficaz.

Desde 2001 ha estado en funcionamiento una estrategia común de aplicación, que reúne a expertos nacionales, partes interesadas y la Comisión, inicialmente en la aplicación de la Directiva original, y luego  de la Directiva sobre inundaciones.

Para acelerar la implementación de la DMA, las certidumbres hídricas deben atenderse con más ganas en otras políticas. Y ser incluidas en los mecanismos de financiación de la UE. Esto ayudará a alcanzar sus objetivos de buen estado ecológico del agua. En ello trabaja la UE. Y lo hace en estrecha colaboración con los Estados miembros y las partes interesadas. En cualquier caso, para lograr una mejor integración de la Directiva con las demás directrices europeas.

Por último, también se han evaluado los programas de desarrollo operativo y rural para 2014-2020 para medir su contribución a la política del agua de la UE.

El Plan de Acción será sin duda un revulsivo importante para afrontar la repercusión de la DMA con realismo, en el sentido del compromiso, teniendo muy claro que nos permite disponer de una información que debería servir de freno a la demagogia y al clientelismo.

Decía Albert Camus que “en política los medios son los que deben justificar el fin”. La DMA  y el Plan de Acción son política del agua. Hasta hoy, ha sido dogma para muchos. Que el Plan de Acción sirva para que  los medios justifiquen el fin. Para ello , éste debe definirse con claridad y ser confiable para los sufridores. Deconstrucción del discurso, una vez más. Ya saben, en otro caso, si no es así, el fin no justifica los medios.

 

Lorenzo Correa

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