Imagina un día sin agua. Llegará si las infraestructuras fallan


En los Estados Unidos son muy entusiastas de las encuestas. Y de las jornadas dedicadas a dar publicidad a algún aspecto relevante para la sociedad. En nuestro ámbito, se acaba de celebrar una con el sugerente lema de “Imagina un día sin agua«. Es ya la sexta vez que se realiza. Por ello, suponemos que los organizadores deben estar muy satisfechos con los resultados.

Pero la interpretación del lema no es la que podría parecer a simple vista. No se trata de achacar la falta de agua a la sequía  o  la ausencia de lluvias derivada del cambio climático. A un “Day Zero” a cuya amenaza  ya nos vamos acostumbrando. En este caso, miles de personas, empresas y organizaciones participan para destacar la importancia del agua y la necesidad de inversión. Sí, han leído bien, la necesidad de inversión en infraestructuras hidráulicas, grises o verdes.

Porque los estadounidenses están preocupados por el estado de sus infraestructuras hidráulicas más de lo que parece. Y por eso se lanza, un día al año, esta campaña de educación nacional, en la que las partes interesadas se informan y opinan. Sobre la importancia del agua  y su valor en la vida cotidiana. Y sobre lo que cuesta mantener la rutina diaria de su uso en un país avanzado, en el que los contribuyentes mantienen las infraestructuras y la gestión del agua.

Un día sin agua, sería un desastre completo. No se podría beber ni hacer algo tan importante en estos días de pandemia como lavarse las manos. Ni ducharse. Tampoco limpiar el inodoro o lavar la ropa. En el hogar, terrible. Pero en un hospital, aún peor. Para los bomberos, letal y para los agricultores, la ruina. La industria, sin capacidad de producción   y refrigeración. Y los médicos, colapsados por el incremento de las enfermedades.

Este año, la  ficción de un día sin agua, es aún más agobiante. Por eso,  la normalidad asumida de “tener” agua  y poderla limpiar, 24 horas al día, 7 días a la semana, debe verse cuestionada de vez en cuando por esta reflexión, ¿cómo sería un día sin agua? La que da aún más valor al agua si cabe.

Para conseguirlo, Imagina un día sin agua elabora una campaña de educación nacional que reúne a diversas partes interesadas para resaltar que el agua es esencial, no tiene precio y necesita inversiones constantes Se celebran eventos y  concursos escolares. Se fomenta la participación en las redes sociales. Y se intenta conectar a responsables públicos electos, con operadores de redes de abastecimiento y saneamiento. Y con líderes de opinión,  grupos empresariales y sindicales. También con ONG’s y expertos en infraestructuras hidráulicas

Los organizadores, parten de la base de que las obras hidráulicas son, en su gran mayoría invisibles, o están apartadas de  la vista de la gente. Por lo tanto, para muchos, simplemente no existen. Y lo que no existe, no se valora. El ciclo del agua es natural y su producción, gratuita y constante. Llevarla a donde se necesita en buenas condiciones y reenviarla al medio del que se extrajo sin peligro de afectarlo, es artificial y costoso. De eso se ocupa el ciclo de los servicios del agua, basado en infraestructuras que hay que construir y mantener.

Y en ellas se afanan personas que trabajan todos las horas de todos los días del año. Para que conducciones, bombas, equipos y estructuras funcionen. Todo ello tiene un valor. De ahí que sea precisamente a este concepto al que se acogió la US Water Alliance, para crear la campaña “Value of water” hace ya cinco años y su hijuela de “Imagina un día sin agua”.

Con éxito, ya que el año pasado,  las actividades en las redes sociales a lo largo del día generaron casi 10 millones de impresiones utilizando #ValueWater y #ImagineADayWithoutWater. También se consiguió que se pronunciaran públicamente 35 responsables públicos del agua, 27 alcaldes, varios representantes del Congreso y los gobernadores de Tennesee y Virginia Occidental.

Por su parte, una treintena de organizaciones educativas se comprometieron para que la próxima generación valore el agua Y para ello, se  asociaron con escuelas y universidades locales para involucrar y educar a los estudiantes. Se hace celebrando concursos e introduciendo la gestión del agua en planes de estudios y trabajos escolares, estimulando así la curiosidad y el intercambio de información entre los estudiantes.  A estas actividades, se añade la organización de un concurso en el que se premia la mejor obra de arte que ponga de manifiesto el valor del agua. El abanico de posibilidades se cierra con la redacción y ejecución de un proyecto de infraestructura verde en el ámbito de las escuelas.

 

Como vemos, se trata de generar futuros líderes del agua fomentando la  creatividad. Y alimentarla con  la información derivada del resultado de múltiples encuestas. Preguntas que generan curiosidad por conocer las respuestas de los que saben más que el encuestado. Y respuestas generadas por el conocimiento de los datos que de ellas se desprenden. Todo ello, fomentado y magnificado por  y desde las redes sociales.

En esta edición, se ha convocado un Foro Nacional para conmemorar el sexto aniversario. En él, varios oradores, incluidos líderes del agua de todo el país, debatieron sobre las situaciones más críticas. Y sobre las políticas innovadoras y las inversiones necesarias para un futuro del agua lo más halagüeño posible.

En el ámbito municipal, existe la posibilidad de relacionarse con un alcalde o funcionario municipal del agua. Para impulsar a través de sus contactos y contando con su experiencia técnica y política, las ideas de los ciudadanos. Y esto se hace posible gracias a que parece que los useños tienen la suerte de gozar de un consenso respecto a las infraestructuras hidráulicas entre los dos partidos políticos mayoritarios en el país. Así., se puede emitir un comunicado a través de las redes municipales que haga llegar a los ciudadanos la campaña y les anime a colaborar. O, como mínimo a conocer la problemática existente en su municipio. Y  las ideas de sus vecinos para resolverla

A modo de ejemplo, están son las preguntas que incitan a subirse al carro de la jornada:

¿Cómo se registra mi organización?
¿Qué debería hacer mi organización durante este día?
¿Qué pasa si queremos hacer algo que no está en su lista de sugerencias?
¿De qué materiales disponen para que los podamos utilizar?
¿Podemos sugerir otros materiales adicionales?

Vistos los antecedentes y la forma de enrolarse en el barco del día seco, echemos un vistazo a los resultados

El primero, sale de la aportación que la prestigiosa  Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE) hace a la campaña. Para que las infraestructuras hidráulicas se mantengan en buen estado y funcionen, hay que aportar 81.000 millones de dólares en los próximos 25 años. Y cada día que pasa, esta cantidad crece.

ASCE enciende la alarma con tiempo. Indica que la percepción de que la infraestructura hídrica nacional está en buenas condiciones ha disminuido en 10 puntos desde 2016.

De esta espeluznante cifra se desprende que no hay más remedio que alimentar la voluntad nacional de inversión en infraestructuras de gestión de los recursos hídricos. También  su correspondiente mantenimiento. Porque el agua necesita inversión. Además, como es de todos, no es de nadie.

Por eso, hay que mantener informados a los propietarios mediante la adopción de  políticas inteligentes y sostenibles. Y como muchos propietarios, ni siquiera son conscientes de esa propiedad, jornadas como esta sirven para presentarles  herramientas. También recursos e información. Solo así se genera conciencia del problema. Y  se estrechan los lazos entre el cliente, que es siempre el que paga y los que toman las decisiones.

La encuesta de este año se realizó entre el 7 y el 18 de marzo de 2020. Justo en el comienzo de la pandemia COVID-19. Aunque aún es pronto para conocer el impacto real de la pandemia en la opinión pública, en lo que respecta a la gestión del agua, seguro que la situación que vivimos pondrá aún más en el ojo del huracán la gestión del ciclo de los servicios del agua.

Algunos resultados de la encuesta, parecen muy interesantes. Por ejemplo, el 80% de los estadounidenses creen que la reconstrucción de las infraestructuras hidráulicas es prioritaria respecto a la de otras infraestructuras. E incluso que la debatida reforma del sistema de atención sanitaria y la universalización de la educación preescolar. Supera incluso al porcentaje de los que consideran el consumo de drogas como un problema de total prioridad en su solución.

Y este porcentaje aumenta al 84%, respecto a los que creen que la inversión en infraestructuras hidráulica es prioritaria. Sorprende también comprobar cómo un 47% apoyan aumentar la inversión federal  en estos aspectos.

Hace muy poco tiempo se ha publicado otra encuesta similar en España. Si comparamos ambas, los resultados son también sorprendentes. La pregunta española (barómetro del CIS, octubre 2020),  era. ¿ A qué dedicaría el dinero que en España se destina a inversiones públicas en infraestructuras? Para los encuestados, lo más prioritario (94%), los hospitales  y centros sanitarios. Solo un 3,3% considera estas inversiones de escasa prioridad. Gestión de residuos y  vivienda y energía renovable ex aequo, completan el pódium con más de  un 72% de partidarios.

Pues bien, la única mención a infraestructuras hidráulicas presente en la encuesta es la de  “pantanos” (sic), que recibe una respuesta del 47% de personas favorables a que los embalses sean una prioridad en la inversión pública en infraestructuras. La comparación entre lo que explicamos de EEUU y esta encuesta, invita a la reflexión y quizás anime a alguien a trasladar a España una jornada similar a la estadounidense.

Finalicemos esta curiosa mención a la jornada “Un día sin agua” con un resumen de la opinión norteamericana reflejada en las encuestas sobre la necesidad de construir y mantener infraestructuras hidráulicas (del color que sea) y mantenerlas.

Para resistir las amenazas de borrascas, incendios forestales y un clima más extremo e impredecible  algunas personas han propuesto que comencemos un proyecto de décadas. Para garantizar que nuestros sistemas de abastecimiento y saneamiento sean resistentes y resilientes. Este tipo de actuaciones adaptarían a ambos sistemas a los efectos adversos de futuras inundaciones. Y a los cambios climáticos antes de que ocurran, evitando daños a las comunidades.

El coste sería de aproximadamente 1,2 7billones de dólares en 25 años. La financiación provendría de una combinación de fuentes federales, estatales y locales. La mayoría serán finalmente sufragadas  por los contribuyentes”

Nos resulta interesante comprobar que ante esta sencilla y clarísima idea presentada a los encuestados, el resultado haya sido el siguiente:

Tres de cada cinco están a favor de invertir en infraestructura incluso con un precio de 1,27 billones de dólares.

Ojalá sepamos copiar lo bueno y tengamos pronto en muchos más países jornadas y encuestas como las aquí relatadas. Ya saben, se celebra cada año en Estados Unidos. Y van seis.

Mientras tanto, imaginen un día sin agua

Lorenzo Correa

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