Como cada año por estas fechas, acabamos de celebrar un nuevo Día Mundial del Lavado de Manos. Con reiteración renovada, se nos recuerda que casi dos millones de niños mueren cada año antes de cumplir los cinco. Las culpables son la diarrea y la neumonía. Aunque también influye la propagación de otras enfermedades infecciosas, como la gripe y el ébola
Este año, la efemérides del 15 de octubre, es aún más importante a causa de la pandemia que nos envuelve y se resiste a abandonarnos.
Por eso, un día mundial de concienciación dedicado a aumentar la importancia del lavado de manos con jabón, se convierte este año en todo un acontecimiento que no debemos ignorar. Porque con un gesto muy sencillo, eficaz y económico, se pueden prevenir muchas enfermedades, este año, una más y salvar vidas.
Aunque año tras año, la celebración de este día ha ido situando la sana costumbre de lavarse las manos como algo cada vez más interiorizado por todos los que tienen acceso al agua limpia, en esta ocasión, la costumbre debe convertirse en prioridad. Porque es prioritario derrotar al virus. De ahí que lema de este año, «Higiene de manos para todos» se convierta más que en un desiderátum, en una obligación.
Además, este año, el Día Mundial del Lavado de Manos nos ofrece una oportunidad surgida de la crisis pandémica. Es la de diseñar, probar y reproducir formas creativas de alentar a todos los seres humanos a lavarse las manos con jabón en momentos críticos.
Si algo nos ha enseñado el bichito es que una de las formas más efectivas de detener la propagación de cualquier virus es también una de las más sencillas. Solo basta con lavarse las manos con abundante espuma. Agua y jabón, es igual a higiene de manos universal
Es evidente que este año 2020 el lavado de manos ha experimentado un aumento exponencial en el mundo, Y que la gente lo hace para protegerse. La empresa multinacional Essity, líder en el mercado global del sector de higiene y salud dedicada a mejorar el bienestar a través de sus productos y servicios, ha hecho una encuesta. Para averiguar qué está pasando con el lavado de manos. La muestra, 10.000 personas
Por un lado, se constata que dos de cada tres personas se lavan ahora las manos de otra manera. Y que tres cuartas partes de los encuestados, lo hacen más asiduamente y solamente para obtener una mayor protección ante el contagio. Lo hacen cuando han van a estar en en un lugar público y también para evitar contagiar a otros
En el otro lado de la muestra están las empresas. Ellas acogen trabajadores y visitantes. Y algo tan normal como este trasiego de idas y venidas de clientes y empleados, ha dejado de serlo. Ahora ha habido que cambiar radicalmente el día a día de estos negocios. Porque para el cliente o visitante, tener facilidad para lavarse las manos con jabón es la clave para mantener o adquirir su confianza en la empresa.
Esta nueva realidad es especialmente significativa en la hostelería. Porque tanto sus trabajadores visibles, como camareros, como los no visibles, como el personal de cocina, limpieza y mantenimiento deben tener acceso fácil y continuo al lavado. Y demostrar a los clientes que existen instalaciones adecuadas y siempre limpias en el local.
Imaginen, porque todas las novedades tienen dos caras, el aumento en el consumo de agua supondrá. Sobre todo en los ámbitos urbanos de ciudades inteligentes. Porque en ellos, el descenso en el consumo se iba incrementando año tras año.
En la otra cara está la oportunidad de atracción y conservación de clientes para las empresas que demuestren que sus rutinas higiénicas son exquisitas. El mensaje es muy claro. Poderse lavar las manos para protegerse del contagio y para proteger a los demás, da seguridad y garantiza salud.
No en vano, lavarse las manos con jabón fue la primera medida preventiva indicada por la OMS cuando declaró la pandemia. Es uno de los dos pilares de la prevención, junto con las mascarillas. Una sencilla manera de garantizar la salud pública simple, probada y verdadera, que se dio a conocer cuando casi no se sabía nada de la COVID-19.
Porque con solo veinte segundos de nuestro tiempo, es suficiente. Basta con frotarnos las manos con agua y jabón, o con un desinfectante de manos a base de alcohol, para eliminar el riesgo de coronavirus. Sin olvidar, como indicábamos al principio, a otras enfermedades infecciosas comunes como la fiebre tifoidea, el cólera y los patógenos diarreicos como el rotavirus, E. coli y Shigella .
Como no hay mal que por bien no venga, gracias a esta pandemia muchos negocios inexistentes o mustios, se han puesto a funcionar maravillosamente bien. Uno de ellos es el de papel higiénico. También necesita del agua para fabricarse y para usarse. Otro es el de las instalaciones de lavado de manos.
El problema es que en demasiados lugares del planeta, en aquellos que más necesarias son, no se verán favorecidos con su presencia y extensión. Ya lo escribimos en su día. Si no hay acceso a agua limpia, de poco sirve instalar una pila y poner jabón.
Por eso, no nos cansaremos de recordar, como hacen los voceros del Día Mundial del lavado de manos, que el 40% de la población mundial no tiene acceso a estas instalaciones básicas. Porque si no hay agua, no hace falta instalarlas.
Si este hecho ya es de por sí dramático, aún lo es más si son los sanitarios los que no disponen de ellas. Podrán trabajar, pero en su abnegado servicio a la población enferma estarán transmitiendo infecciones a quienes pretenden curar. Y a ellos mismos.
Lean el comunicado de la OMS: “La conciencia de la importancia de la higiene de manos para prevenir la infección por el virus COVID-19 es alta. Pero el acceso a instalaciones de higiene de manos que incluyen desinfectantes para manos a base de alcohol, así como agua y jabón, a menudo no es óptimo en la comunidad. Tampoco lo es en las instalaciones de atención médica en países de media y extrema pobreza”.
El dato estremecedor, lo suministran la OMS y UNICEF. 3.000 millones de personas carecen de instalaciones para la higiene de manos en el hogar. Y dos de cada cinco instalaciones de atención médica carecen de higiene de manos en los puntos de atención
Si antes de la pandemia la situación ya era dramática, imaginen ahora. En este sentido una reciente resolución de la Asamblea Mundial de la Salud insta a los países a preocuparse por el asunto y a buscar soluciones. .
Pero no son solo los hogares y los hospitales y centros de atención primaria los afectados, También hay que tener en cuenta las escuelas. Si disponen de agua y jabón, son la salvación para las familias que no tiene esa suerte en su domicilio. Pero ahora están cerradas. Y con ellas, el grifo de la higiene para los alumnos.
Los datos nos golpean la conciencia con crudeza. En los 60 países en permanente crisis humanitaria y de salud debido a la pandemia, 3 de cada 4 niños no podían lavarse las manos en su escuela cuando todo empezó, a principios de este año. Se ha realizado un gran esfuerzo por parte de UNICEF y OMS. Para convencer a esos gobiernos para que hicieran posible el lavado de manos cuando los centros escolares volvieran a abrir.
Recuerden que no solo protegen de la COVID-19, sino también de la diarrea y el tifus. Además de enfermar a los alumnos, les impiden progresar en su educación. Es la doble secuela que destroza el presente y el futuro de esos niños.
Ese es, sin duda, el camino a seguir. Pero además de trazarlo y despejarlo de obstáculos, hay que allanarlo. Y esto se hace animando a las personas a cambiar su forma de actuar y comportarse. Y para conseguir que se hagan las cosas de otra manera para obtener resultados distintos, está la política. De ella también depende establecer vías de comunicación con los ciudadanos señalando las opciones más positivas en lugar de meter miedo
Una de esas opciones, que es además infalible, es obligar a que en todas partes existan lavaderos de manos y jabón gratuitos. Pero, además, obligar a usarlos. Se necesita, ante todo, financiar las instalaciones y dotarlas de jabón y agua buena.
Es el objeto de la campaña de OMS y UNICEF “ Higiene de manos para todos” . Y vale para la pandemia, pero también para prevenir el cólera, la neumonía, el tifus y la diarrea. No lo olvidemos, aunque nuestra reiteración se haga pesada.
Ojalá la pandemia señale la oportunidad de priorizar la higiene de manos. Así como el imprescindible acceso al agua potable y a las redes de saneamiento-. Será un paso adelante increíble para llegar a un futuro del agua mejor. Más humano, solidario y sobre todo, sano.
Este es el mensaje de los impulsores del Día Mundial del lavado de manos. Con él, quieren hacer llegar a la sociedad en una celebración tan especial como la del año de la pandemia. Y que nosotros recogemos con cariño y esperanza de futuro.
Finalizamos con algo también esperanzador relacionado con el leit motiv de la efemérides y concretamente con el jabón. Un botón de muestra que pone una pincelada de optimismo. Se trata de la ONG Eco-Soap Bank. Esta organización da trabajo a mujeres en el reciclado del jabón que sobra en la fábricas. Para ello, emplea a 154 mujeres que ya han fabricado más de 9 millones de barras de jabón. Además ha colaborado en la educación a más de 3 millones de personas en 15 países en desarrollo. también ha apoyado a más de 2.500 escuelas, clínicas de salud y asentamientos de refugiados.
Su estrategia es la de reciclar para abastecer. Lo hace a través de las grandes multinacionales de la higiene, que fabrican millones de barras de jabón. Recogen el jabón desechado, que así deja de ser un residuo. Así, ayudan a la multinacional de turno a convertirse en fabricantes generadores de residuo cero. Todos ganan, porque ellas tiene una imagen social impecable. Y el Eco-Soap Bank recicla y distribuye 400 toneladas de residuos de jabón anuales. Aunque esto es solo el principio, ya que pueden llegar a muchísimas más en el futuro.
Pues bien hoy son noticia porque han decidido unirse con Mina Guli. Para concienciar a las personas sobre la importancia del lavado de manos con jabón.
Mina Guli es una australiana muy activa en acciones de mitigación del calentamiento global. Es cofundadora de Peony Capital, que invierte en proyectos de esta índole. Además, es miembro señero de Jóvenes Líderes Globales (YGL) del Foro Económico Mundial. Precisamente allí, se dio cuenta de la importancia del consumo del agua invisible. Nuestra querida agua virtual. Y se lanzó a buscar soluciones para resolver las incertidumbres del futuro del agua. Por eso es una referencia para nosotros, que humildemente seguimos la estela de pioneros como ella.
Para hacerse visible fundó en China la ONG Thirst y en 2016, culminó su record de los tres sietes. Corrió 40 maratones en siete desiertos en siete continentes en siete semanas. Y solo un año más tarde, repitió la hazaña de los 40 maratones en 40 días. Una buena manera de concienciar sobre las incertidumbres que nos animan a escribir sobre el futuro del agua.
Y como su objetivo es actuar para generar eventos inspiradores. Los que hagan desaparecer la crisis del agua mediante el apoyo de sus seguidores, este año nos presenta su reto con Eco- Soap Bank.
Ambos, donarán 50.000 barras de jabón a escuelas de 5 países en vías de desarrollo. Y lo harán durante la semana del Día Mundial del lavado de manos. Para hacerlo correctamente, anima a los que se las lavaban a que canten el “cumpleaños feliz” mientras lo hacen.
Por cada kilómetro que se corre o camina del 10 al 17 de octubre de 2020 usando el hashtag # Sweat4Soap , se donará una barra de jabón a una comunidad necesitada. Hasta ahora, los que se han animado, han recorrido 5.500 km. Otras tantas pastillas de jabón, serán repartidas entre quienes más las necesitan.
Animémonos todos para actuar en estas iniciativas. Y convirtamos la efemérides del Día Mundial del lavado de manos en algo más que una celebración anual. Que sea, con la ayuda de todos, un adoquín más en el camino del futuro del agua que deseamos.
Lorenzo Correa
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