Ilumina con mediterránea luz del levante español nuestra biblioteca de poesía del agua un poeta valenciano. Se trata de Vicente Gaos, con su poema “Pleamar de amor”.
Cuando la creciente acaba, el agua ocupa toda la tierra que puede. Es la apoteosis del agua en la playa. Como en el amor, creciente y desbocado. Pero que tiene un límite también, su pleamar, aderezada de esas terribles tormentas que desbocan pasiones y provocan desvelos.
Gaos fue un gran conocedor de la lengua y literatura española. Por ello, cuando alcanzó también su pleamar, su obra poética era tan copiosa como excelente. Véase la muestra en este soneto, dirigido con certera intención a elucidar la experiencia amorosa del poeta.
El agua rezuma por todos los poros del poema, creciente de amor imparable, como la marea alta . E inunda el corazón del amante, náufrago de amor, hasta provocar su hundimiento sin remisión. Firme actitud ante la vida la del poeta, que descarga en estos versos su romanticismo y su tristeza. Pero rebelde también ante la pleamar, con ese espíritu de lucha de los que saben que muy pronto bajará la marea.
Y sobre la espuma de las olas de la creciente, el soneto que la domestica, recordándole el influjo de la luna. El de esa luz que alumbra la mar y deja vislumbrar al poeta con sabor a libertad.
Aunque, al final, cuando la pleamar cesa, cunde el escepticismo ante todo lo perecedero, como esa marea que va y vuelve, siempre bajo el selénico influjo. Para salvarnos de la rutina y el descreimiento está el amor. Y Gaos lo emplea como talismán para alcanzar la inmortalidad. Para que la pleamar no cese y colme de felicidad a los inundados por las aguas que hace crecer, como por arte de magia.
Indócil pleamar de amor de Vicente Gaos
Lorenzo Correa
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