La sombra de la lluvia en las pupilas


Un poeta boliviano, Eliodoro Aillón Terán, se inscribe con su poema “No sé si esta lluvia” en nuestra biblioteca poética. La lluvia es la protagonista de sus breves, aunque intensos versos. Esa precipitación que se desprende de la niebla, y que, dulce y suavemente y llega a la tierra entre la sombra proyectada en las pupilas de los transeúntes.

El poeta se pregunta y pregunta a su amada si la lluvia lleva su nombre. Porque, entre las sombras, hasta la identidad se confunde. Solo se ve caer del cielo el agua que con simpleza y elocuencia lo va empapando todo sin molestar mucho. Ensombreciendo las sombras.

Aillón era de Sucre. Y como buen sucrense sabía que la lluvia solo rebota allá en la sombra entre noviembre y marzo. El año acaba siempre con lluvia y comienza lluvioso. Es el momento. Cuando la sombra del final del curso alumbra la luz del nuevo que comienza. Entonces y solo entonces, el poeta puede cantar a la lluvia. Aunque no sepa a qué lluvia canta, porque jamás se refleja igual en el espejo de los ojos de los seres queridos.

Eliodoro llevaba en su nombre el “regalo del sol”, que es su etimología. Y en su vida, que no fue larga ni corta, repartió ese regalo tanto como pudo entre sus semejantes, escribiendo siempre en el nombre de su pueblo. Desde los periódicos y en sus poemas. Los primeros le ayudaron a sobrevivir y los segundos a iluminar con su sol esa sombra que siempre vio cernerse sobre su gente.

Por eso sorprende agradablemente comprobar como entre tanto sol repartido, el poeta también se acordó de la lluvia, dejándonos este breve poema llenos de luz, de duda y de sombra.

Leámoslo con devoción. Si llueve mientas lo hacemos, aún nos llegará más adentro. Bolivia, Sucre y Eliodoro

 

Lorenzo Correa

Visita nuestro rincón de la poesía.

Safe Creative #1608240244452

¡ Síguenos en las redes sociales !

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario