Las bicicletas, también son para los ríos.


El auge de la utilización de las bicicletas es imparable. Cada vez más personas las utilizan para desplazarse. Así, evitan los riesgos de la COVID en las ciudades. Porque huir de las aglomeraciones es la norma. Y en el transporte público suele haber congestión en horas punta. Buenas son las bicis entonces.

Y en los ríos, este auge también se nota. Con la popularización y los avances en el diseño de las bicicletas de montaña, muchos ciclistas fueron abandonando las calzadas asfaltadas. Y se integraron en la naturaleza con esos nuevos caballos de hierro. Los que son capaces de hollar cualquier tipo de terreno, a cambio solo del esfuerzo de sus jinetes.

Los paseantes en ríos comenzamos a ver a esos nuevos centauros de los cauces cruzando los ríos de poco calado. También surcando los peligrosos vados. Y llenando de polvo y  barro los carenados de sus bicicletas.

Pero hay otros ciclistas más tranquilos. Son los que prefiere recorrer en paralelo el trazado de los cauces en el ámbito cercano a su desembocadura al mar. O en los carriles urbanos cada día más presentes en el paisaje fluvial ciudadano. Estos no se llenan tanto de barro, solo pedalean mansamente aprovechando la ausencia de rampas duras y de curvas cerradas. Para así disfrutar del paisaje fluvial.

Bicicletas de paseo, como la de nuestra foto de hoy, que permiten a personas de casi todas las edades acercarse a los cauces sin estruendo, sin emisión de gases contaminantes y, sobre todo, sin prisa.

Es una forma más de acercarse al río y descubrir sus bellezas. También sus carencias de sección de desagüe, o de mantenimiento de cauces. Y, por supuesto, una buena manera de enseñar a los más jóvenes lo que no se debe hacer cuando recorremos el espacio fluvial. Nos referimos, claro está, a tirar lo que nos sobra, esperando que desaparezca rápido gracias al caudal circulante o al que circulará el día que llueva.

En estos casos, conviene fijarse en los arrastres vegetales que se agarran a los troncos y las pilas y estribos de los puentes. Con la ilusión de  no tener que sufrir el exilio forzoso provocado por las avenidas.

Continuamos nuestro paseo, hoy entre arrozales. Y les animamos a disfrutar de las bicicletas en los ríos, siempre con respeto, y  aprendiendo.

Lorenzo Correa

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