De Tucumán a la playa más cercana hay casi 600 km atravesando la cordillera. Porque esa playa no está en Uruguay, ni en Argentina, ni en Brasil , sino en Chile. Y en San Miguel de Tucumán nació nuestro poeta acuático de hoy, Hugo Foguet. Lejos de la playa, pero unido al mar indisolublemente por su profesión de marino. En el mar se hizo poeta y trajo de vuelta palabras engarzadas en versos, encadenados en poemas
Como este que hoy nos ofrece para nuestra biblioteca, con el título de “Suma Beach”, unido a una fecha, 3 de junio de 1978. Decía Fabián Soberón en su síntesis del libro de Hugo “Pretérito perfecto”, que toda ciudad “aspira a tener un Joyce. Y un Italo Calvino que en sueños escriba la ciudad de su memoria”. Eso fue Hugo para su subtropical ciudad natal, un poeta que no solo escribió un mar de palabras sobre ella. Además lo hizo sobre el agua que le permitía navegar y avistar la playa.
Su mar sagrado, tan lejos y tan cerca de Tucumán, que se sacude de palabras en la playa, como perro de aguas. Afortunadamente , la poesía conduce esas palabras aguas arriba. Superan la vertiente pacífica de la Cordillera y llegan a Tucumán donde desembocan en el mar interior del pretérito perfecto foguetiano. Marinero en tierra, tucumano en el agua. La “tucumanidad” de Yupanqui en su poesía y en su prosa.
Foguet unió dos mundos con la palabra. Tierra brava y mar abierto, siempre con una melodía de Mozart en su cabeza mientras escribía sus frases largas, llenas de palabras que se empapaban del agua marina y brillaban al llegar a la playa con el agua de la lluvia.
Escritura de un aventurero que siempre acababa por volver a sus raíces tucumanas, peleando contra los elementos del lenguaje para destilar poemas. Por eso hemos elegido como fondo marino de su poema, la playa panameña de los Destiladeros en una tarde brumosa y gris del Pacífico azuerense. En ella hemos visto un perro de aguas, que nos recordó al poema del marino. Pretérito perfecto en la playa
Lorenzo Correa
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