La zona de servidumbre es la válvula de escape de los ríos


En España, el agua es una cosa muy importante. Por eso, a fínales del siglo XIX, los poderes ejecutivo y legislativo decidieron regular su uso y disfrute. Y las superficiales, fueron declaradas  públicas en 1866. Pero el agua discurre por la superficie, por el cauce de un río. Y cuando éste se desborda, invade terrenos privados, en los que el dominio está limitado. La primera franja objeto de esta limitación, es la zona de servidumbre que hoy mostramos en nuestro humano río.

La hispana zona de servidumbre se ubica en una franja de 5 metros a cada lado de los márgenes, en los que el terreno queda sometido a uso público. Son los terrenos que lindan con los cauces.

Cuando paseamos por los ríos españoles, nos divierte comprobar el estado en que se encuentran las zonas de servidumbre. Y elucidar si en ellas es posible que el río disfrute de su válvula de escape.

Porque las zonas de  servidumbre sirven para muchas cosas, aunque en 5 metros no quepan tantas. Pero su función es básica para preservar el buen estado del dominio público hidráulico, que es el “dueño” de cauce. Y prevenir el deterioro de los ecosistemas acuáticos. ¿Cabe algo más en tan poco espacio? . Claro que sí. Dice el “Reglamento del Dominio Público Hidráulico” de la Ley de Aguas que la  zona de servidumbre sirve para “proteger el régimen de las corrientes en avenidas, favoreciendo la función de los terrenos colindantes con los cauces en la laminación de caudales y carga sólida transportada”

Casi nada. La próxima vez que visiten un río humano, fíjense en su zona de servidumbre. En primer lugar, si la hay. Después, en su función. Verán si protege lo antedicho, si constituye un paso público peatonal. Si en él pueden desarrollarse los servicios de vigilancia, conservación y salvamento. E incluso si puede realizarse el varado y amarre de embarcaciones de forma ocasional y en caso de necesidad.

Además, en ellas los propietarios pueden libremente sembrar y plantar especies no arbóreas, siempre que no deterioren el ecosistema fluvial o impidan el paso.

Cuando vayan al río, disfruten, si es posible de la zona de servidumbre. Seguro que algunos se sorprenderán de su existencia, porque mucho no se ven. Pero por eso, cuando, como en la foto, lucen ufanas, nos alegran más el paseo

Lorenzo Correa

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