2 obras de récord mundial y una presa. Egipto apuesta por la reutilización y la desalinización


Los expertos en gestión del agua tienen cada día más claro que el futuro pasa por la reutilización sostenible de las aguas residuales, porque solo así se garantizará  un acceso solidario al agua para todos, sin que nadie quede atrás observando con sana envidia cómo la reutilizan los ricos. En Egipto lo saben y han actuado con contundencia.

Actualmente, la mayoría de las aguas residuales en el mundo pobre, ni se vehiculan a través de una red estanca, ni se depuran en plantas que funcionen. Como resultado, los países en vías de desarrollo, auténticos protagonistas del futuro del agua, retornan sus efluentes al medio sin tratar, en el 90% de los casos.

Esto significa que los ríos, los acuíferos y las aguas litorales reciben una carga contaminante brutal en estos ámbitos en casi todo este entorno de pobreza. Y se da la paradoja de que cuanto más se lucha por dotar de industrias y actividades productivas a un país subdesarrollado, más se contamina su medio hídrico. También crece la afección a la salud de los usuarios beneficiados, cuya agua potable es una bomba de relojería. Letal para quien la use.

Sin embargo, hoy recibimos una buena noticia. La de la reciente inauguración de la gran depuradora  de Al Mahsamma en Egipto. Se trata de la mayor planta reutilizadora del mundo, porque ocupa 4,2 ha de superficie y trata 1 hm³/día de aguas residuales destinadas a la reutilización en el regadío. Está situada en la zona este del Canal de Suez, junto al Canal de Ismailia.

La planta ha sido ejecutada por una “join venture”  empresarial entre dos gigantes. Una es Metito, radicada en los Emiratos Árabes, el proveedor global multinacional de gestión inteligente del agua y soluciones de energía alternativa. La otra, Hassan Allam Construction, líder de ingeniería, construcción e infraestructura de Egipto. La propiedad radica en la Autoridad de Ingeniería de las Fuerzas Armadas egipcias.

Ha costado construirla $ 100 millones, que incluyen todas las labores de ingeniería de proyecto, operación y dirección de obra. Y también las de puesta en marcha,  operación y mantenimiento durante cinco años.

Al Mahsamma es una pieza fundamental para resolver el enorme problema de recursos hídricos que tiene Egipto. Pero para entenderlo bien, antes debemos referirnos a la construcción de una presa en Etiopía.

Es bien sabido que la fama de Egipto, a través de su historia viene unida indisolublemente al río Nilo. Casi 7.000 km de cauce y casi 3.000 m³/s de caudal medio dan una buena idea la importancia de un río que  se permite abastecer a 10 estados, que son los existentes en su cuenca.

El curso del Nilo, de Etiopía, al Delta

Pero el Nilo representa el 97% del caudal suministrado a los egipcios. Aunque también recibe ingentes volúmenes de vertidos no tratados. Por eso, la Organización Mundial de la Salud, sitúa a Egipto como uno de los países pobres con más alta tasa de muertes relacionadas con la contaminación del agua. Además, es uno de los países que mayor escasez de agua registra en todo el mundo con un déficit de 20.000 hm³/año.

Así las cosas, Etiopía y Egipto, junto a Sudán, son las que más agua se llevan a su molino. Como ocurre con la mayoría de las cuencas internacionales, el problema del reparto del agua entre los de arriba y los de abajo, llega a veces a convertirse en un “casus belli”. Egipto y Etiopía necesitan y luchan por los recursos del Nilo. Pero Etiopía está aguas arriba.

Por eso, hace ya 40 años que el mítico presidente egipcio Anwar el Sadat proclamó con toda claridad que solo el agua podría involucrar de nuevo a su país en un conflicto bélico. Y el conflicto latente se ha avivado con la decisión de construir la Gran Presa del Renacimiento en Etiopía.

En ella confían los etíopes para volver a ser lo que fueron. Porque allí se generará una energía eléctrica imprescindible para ello. La friolera 6.000 MW. Con ella, los etíopes se preparan con tiempo para poder aguantar el tirón que supondrá la previsión de que, para 2050, África doble su población.

La presa ya está casi lista, porque se prevé inaugurarla el año que viene. Como se supone que tardará de dos a cinco años en llenarse, para mediados de esta década, estará funcionando a pleno rendimiento. Y eso repercutirá aguas abajo, precisamente en Egipto.

Para Etiopía, el reto es disponer de agua y energía suficiente para desarrollar su nueva industria y su agricultura. Sin las aguas de Nilo, eso no sería jamás posible. No tendrían futuro del agua, ni de nada.

Hasta aquí, la parte bonita de la historia. Pero hay otra menos agradable. La que se ve desde aguas abajo. Y a Egipto, esta visión no le gusta nada.  Porque intuye que si Etiopía tiene la llave del Nilo en las compuertas de esta presa, ellos se quedarán sin agua. Y es que el 85% del agua consumida en Egipto, procede de Etiopía. Da igual que a los sudaneses no les importe, porque creen que así los caudales del río estarán mejor regulados por la laminación del embalse. O que los etíopes pidan confianza en su buena gestión del agua. Egipto no se fía.

Y proclama que la presa supone una amenaza para la seguridad nacional. Ante tan grave situación, los EEUU han tenido que erigirse en mediadores, para intentar hacer cumplir el acuerdo tomado hace 5 años por los tres países en litigio. En él se declaraba que la presa no afectaría nunca a la economía de los dos países situados aguas abajo. Tampoco disminuiría el caudal medio anterior a su construcción. Y debería ser una infraestructura segura.

Parece que hoy, Egipto no las tiene todas consigo  y manifiesta siempre que puede  su desacuerdo con la decisión etíope. Porque sabe que cuando la presa comience a funcionar, habrá perdido el control de “su” mítico río

Por todos estos motivos, para curarse en salud, los planificadores se han movido. Y con un ambicioso plan de actuación pretenden rebajar esa dependencia del Nilo, construyendo obras que aprovechen recursos no convencionales. Para evitar que una gestión inadecuada de las aguas del embalse colapse la economía y la agricultura egipcia. Y se ha decidido desalinizar y reutilizar. No hay mal que por bien no venga.

Afortunadamente, la planta de reutilización  ya está inaugurada. Y ya se puede disponer de 1 hm³ diario de agua reutilizada para regar. Como es lógico, este caudal ya no debe ser extraído ni vertido al medio. En este caso, el más beneficiado es el cercano lago Al Temsah, situado al oeste del canal de Suez, que dejará de recibir los vertidos que ahora la planta trata.

El reto post inauguración es garantizar que las aguas depuradas cumplan con la normativa para poder regar con ellas. Y de ello se encarga Melito, integrando también tecnología digital e información avanzada, incluyendo laboratorios para analizar la calidad de las aguas en continuo.

Por su parte, Hassan Allam Construction ha conseguido hacer su trabajo en solo  10 meses. Con un ompactante porcentaje de 2.5 millones de horas/trabajador y sin una sola baja por accidente de trabajo grave.

Hablemos ahora del para qué de la planta. Contribuirá al riego de una superficie agrícola de 283 km² en pleno Sinaí. Y eso le irá muy bien, al desarrollo de tan mítica como devastada región

Beneficios ecológicos aparte, descargará a los caudales del Nilo de su responsabilidad única hasta hoy. La de regar esos campos y abastecer a las industrias. Hasta ahora, era el Canal de Ismailía quien más derivaba las aguas del río en su trami final. Lo hacía para cubrir todos los recursos de las municipalidades de la zona este del Delta del Nilo.

Existen más canales en el curso bajo, pero este es el más importante. Las aguas sobrantes (pocas), tras satisfacer las necesidades de abastecimiento e industriales,  y los recursos procedentes del vertido doméstico, se usaban para regar. Pero solo si la calidad del agua lo permitía. Análisis de fitoplancton demostraron la existencia de sustancias tóxicas. Ellas son uno de los parámetros que avisan de la falta de calidad. Y era tan baja, que repercutían tanto en la calidad del producto cultivado como en la del entorno acuático.

Ahora, las aguas del Canal de Ismailia, que sigue recogiendo los vertidos de los usuarios a los que abastece, llegan a la nueva planta. Allí son adecuadamente tratadas y reutilizadas. Para ello deben bombearse en diversas ocasiones. Las dos primeras, para conseguir que crucen el canal de Suez, a través del Sifón Srabuim. Cuando lo han hecho, hay aún otra estación con ocho bombas más, que aportan a la planta un caudal máximo de  7.000 m³/h.

La planta ganó el premio de “Infraestructura del Año’. Fue en los Premios de Innovación de Construcción 2019 de Dubai. Además, se presenta para ganar el destinado al ‘Proyecto de Depuración de Aguas Residuales del Año’ en los Premios Globales del Agua.

Celebremos la inauguración de tan importante obra. Ojalá que su gestión y mantenimiento, que durante 5 años realizarán los adjudicatarios, continúe realizándose adecuadamente en el futuro. Además, gracias al programa al que pertenece esta actuación, El Cairo, respirará algo más tranquila.

Porque hasta hoy, era una de las 12  ciudades del mundo con más probabilidad de quedarse sin agua potable. Por culpa de la presencia de residuos agrícolas y domésticos no tratados.

Esta inquietante lista de ciudades incluye también a algunas ya conocidas por nosotros. Ciudad del Cabo, Bangalore, Beijing, Moscú, Estambul, Yakarta, Tokio, Londres, México DF, Sao Paulo  y Miami.

El riesgo es tan elevado, que la propia ONU predice un colapso acuático en Egipto para dentro de solo 5 años. Actualmente el consumo doméstico medio  anual por persona  y año no llega a los 700 m³. Y está muy por debajo del promedio mundial, estimado en  los 1000 m³/año.

Por supuesto, Egipto ha apostado también por la desalinización como opción estratégica. El ejemplo más emblemático es la construcción de la mayor planta desalinizadora del mundo en la ciudad de Ain Sokhna, Suez. Su capacidad de tratamiento es de 234.000 m³/día y su coste ha sido de 354 millones de dólares.

Estas dos obras de record mundial, son emblemáticas. Pero hay muchas más que pretenden paliar el riesgo de “pérdida del Nilo”. Ese que provoca el el embalse de la Gran Presa del Renacimiento Etíope, antes mencionado.

A ellas cabe añadir la recientemente inaugurada  depuradora de Sarbaum. también se ubica en la misma zona del Sinaí. Su capacidad de tratamiento es de 1 hm³/día.

Y es que el futuro del agua en Egipto pasa por el Sinaí. Porque allí se están ubicando las actuaciones más emblemáticas. Por eso, el general jefe de la Autoridad de Ingeniería de las Fuerzas Armadas, ha declarado que el 25 % del dinero destinado al desarrollo irá a esa zona.

En todo el país se prevé la construcción de 73 plantas de desalinización. De ellas, 20  estarán en el Sinaí. Sumarán, 323 hm³/año de recursos no convencionales. El  agua de mar está preparada para sustituir a la del Nilo. Cuando se pongan en marcha, Egipto dispondrá cada año de un volumen de agua desalinizada de 600 hm³

Buena noticia también porque siempre es mejor que las fuerzas armadas trabajen en la ejecución de obras para un mejor futuro del agua a que destinen sus esfuerzos a una intervención contra países limítrofes en una “guerra del agua”. Esperamos y deseamos que estas actuaciones, junto con las diplomáticas, ayuden a evitarla.

 

Lorenzo Correa

Safe Creative #1608240244452

¡ Síguenos en las redes sociales !

twitterfb

¿Te interesa la gestión del agua desde la perspectiva del coaching?

Ponte en contacto con nosotros para más información sobre la participación de Lorenzo Correa en charlas, conferencias, formaciones o debates a nivel internacional

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


2 Respuestas a “2 obras de récord mundial y una presa. Egipto apuesta por la reutilización y la desalinización”

Deja un comentario