Málaga aporta a la humanidad muchas cosas bellas. Su clima, sus playas, su gastronomía, la afabilidad de sus gentes, su alegría, su cielo, sus monumentos… Pero también a sus poetas.
Aquí ya hemos traído poemas de vates de Málaga: Manuel Altolaguirre, Emilio Prados,María Victoria Atencia. Alfonso Canales, José Infante. Y todos han aportado
algún poema del agua a nuestra biblioteca. Nos falta el gran sonetista Pedro Luis de Gálvez, atrabiliario, desgarrado y excéntrico personaje digno de que Calíope le tenga entre sus brazos. Y todos nosotros, en nuestra biblioteca.
Ya vendrá por aquí. Pero antes, traigamos hoy a una poeta joven activa y viva. Como su Málaga natal. Es Isabel Bono. Nos trae un poema bellísimo, como todos los suyos y tan acuático, que su título es la unidad de volumen por excelencia cuando de agua hablamos. Metros cúbicos.
En él la lluvia excita la curiosidad de los protagonistas. Y moja las hojas secas mojadas que tanto gustan a la autora. Porque ese es el título de uno de sus poemarios en los que vierte su lluvia de letras, su poesía de Málaga
Cuenta Isabel que cuando decidió escribirlo “los días eran hojas secas. Pero una hoja seca, si se moja, vuelve a brillar”.
De ese brillo que las gotas de la lluvia producen en las hojas secas, sale la luz. Porque del agua sale luz. Y es ella la que señala a Isabel lo que debe escribir.
Luz de lluvia proyectada sobre una hoja seca. Brillo de Málaga en un poema. Curiosidad que comienza reblandeciendo muros y acaba reblandeciendo almas.
Todo acaba en el dolor, porque la lluvia también duele a veces. Pero Bono lo convierte en precioso, precisamente en los días de lluvia.
Rindamos un merecido homenaje a una poeta viva de Málaga con mucho que escribir afortunadamente todavía. Y midamos en metros cúbicos, mientras lo leemos, la lluvia recogida en nuestro corazón
Lorenzo Correa
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