Las presas reinventan a los ríos


Si hay un elemento eterno de debate en lo que al espacio fluvial se refiere, ese es el protagonizado por las presas. Es una discusión visceral, con pocas posibilidades de acercamiento de posturas.

Las dos partes se alinean en bandos irreconciliables. Y la polémica pasa de generación en generación. Sin posibilidad algún de armisticio entre sus integrantes.

Nosotros debatimos sobre agua. Y las presas la contienen, la retienen, la laminan y la reutilizan cuando la naturaleza es tacaña con la precipitación de lluvia en su cuenca.

El argumento «presas sí» se cimenta en la lapidaria frase de Joaquín Costa. El que fue precursor en España: «Domestiquemos los ríos con el freno de los diques y la cadena de los canales». Así se pretendía encontrar remedio a base de voluntad. Definiendo la función benéfica y social de los riegos en la España de finales del siglo XIX. Y añadiendo otras secuelas positivas derivadas. Era el caso dell abastecimiento de poblaciones, o de la defensa de las inundaciones.

Aumento de garantías que la naturaleza no daba, en cualquier caso. El argumento «presas no», es más moderno y se basa en la adopción de otras soluciones «no convencionales» como el desarrollo de la adecuada gestión de las aguas subterráneas, armonizada con la de las aguas superficiales,  en la reutilización y desalinización  y por supuesto, con el objetivo final de la defensa del patrimonio hídrico (fauna, vegetación de ribera y ecosistemas). Si enfrentamos ambos argumentos, podemos caer en el error de proclamar: o presas o medio. Se cae en esa trampa con frecuencia  y ahí nos atoramos. Mejor sería decir presas y medio  y trabajar para que  ambos sean compatibles.

Si alguna obra de este tipo es polémica, si alguna genera defensores acérrimos y enemigos encarnizados, esa es la presa. Desde el año 2000 gozamos de directivas acuáticas en la Europa comunitaria, que en el caso que nos ocupa no han servido para amainar la fuerza tempestuosa de los desacuerdos viscerales. Antes de eso, ya se habían escrito páginas y páginas defendiendo y denigrando esta magna obra pública.

Dejémoslo ahí, hoy nos toca ver ríos humanos. El río con presa, es otra cosa. Y más abajo, resulta cuando menos curioso ver, como en nuestra foto, esas tuberías forzadas que derivan el agua de su álveo natural para generar esa energía que todos necesitamos tanto.

La que nos proporciona el agua embalsada, cuando el río tiene agua de sobra. Ríos humanos, con sus particularidades adyacentes, que también son río.

Lorenzo Correa

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