Panamá tiene tantas bellezas naturales en tan relativamente pequeña superficie, que no es difícil encontrar poetas que las ensalcen como se merecen.
Hoy nos regala un lluvioso poema un intelectual y artista polifacético, felizmente vivo y activo en su Panamá natal.
Se trata de Marcos Wever Araúz, escritor, poeta, pintor, comunicador y publicista. Todo un difusor de la magia de Panamá allá donde su trabajo o su vocación artística le envía.
Nos regala un poema de lluvia. Porque la lluvia es la protagonista de una gran parte del año en Panamá. Todos celebramos su llegada allá por mayo y la despedimos con nostalgia al finalizar el año.
Y Marcos disfruta además viendo reír a su amada en medio del chaparrón. Cuando recibe esa caricia refrescante que aleja el sudor por un rato. Pero además de acariciar, besa la piel ardiente y penetra por los poros.
Envidia sana para el amante, verla resbalar sobre el cuerpo deseado. Posesión total, que lame cada rincón del cuerpo amado y que deja atónito y enervado al voyeur osasional y al amante encadenado a esa piel mojada.
Lluvia de Panamá, a veces torrencial pero siempre bien recibida por esa selva ávida de alimento líquido. Y por esa fauna infinita que mora en las aguas que reparte por el istmo.
Sin olvidarnos del Canal, cuyos embalses la recogen y la guardan como oro en paño. Con la misma envidia que el amante que la ve infiltrarse en los poros de la amada. Ella también se infiltra en la tierra y alimenta de caudales a los ríos que hacen posible la navegación.
Bendita lluvia de Panamá. Cuando les sorprenda, déjense acariciar por ella. Pocos paraguas sirven para evitar mojarse. Mejor dejarla que les envuelva en esa nube de alegría que imagina el poeta. Porque el sol, siempre acaba saliendo de nuevo. Y en Panamá, evapora rápido la lluvia envidiada
Lorenzo Correa
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Muchas gracias por honrarme de esta manera. Humildemente me gozo en este escrito sobre mi obra y doy las gracis desde el fondo de mi alma…
Siempre a usted, maestro por inspirarnos a elucidar poéticamente el futuro del agua. Gracias de corazón, poeta