Las formas del agua fue el título, hace tres años, de una famosa película de Guillermo del Toro. Ese escritor y director mexicano seducido por el agua y la humedad. Inspirada en los relatos de terror de  H. P. Lovecraft, poblados de seres submarinos, la película es en sí todo un poema.

Pero además, en su final también se proyectan unos versos que. “susurrados por alguien enamorado hace siglos”, pretenden ser el molde en el que se presentan esas formas acuáticas al espectador. Y resumen, en solo cinco versos, el argumento del film:

Unable to perceive the shape of you,

I find you all around me.

Your presence fills my eyes with your love,

it humbles my heart,

for you are everywhere.

Pero muchos años antes, allá por los 70 del siglo pasado, un poeta venezolano, Pascual Venegas, ya mencionó esas formas del agua en uno de sus poemas. Precisamente, en el que hoy nos regala, titulado “Las formas del río”.

En él realiza una poética  y emocionante descripción de un río japonés, de cuyo nombre no quiere acordarse. En realidad es indiferente de qué río se trate, porque todos los ríos son un río. Y en ellos, en él, “se integran totales las formas del agua”.

Bellas metáforas de un extenso poema fluvial, que conecta con los recopilados por el autor en  1957, en su publicación “Canto al río de mi infancia”, ese río idealizado de su Barquisimeto natal. Ese cauce primigenio, en el que intuimos pudo discernir con claridad por vez primera las formas del agua.

Les dejamos navegando por el río desconocido de Venegas, que poéticamente huele a su maestro Uslar Pietri. Y que en su ignota hidronimia nos acerca a los tres grandes ríos japoneses que en el poema se citan.  Aguas de leves formas, las del río de Venegas. Como  las de cualquiera de nuestros humanos ríos soñados

 

Lorenzo Correa

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