A la sombra del Teide y del drago nación nuestro poeta acuático de hoy. Tinerfeño de rancia estirpe es Emeterio Gutiérrez Albelo. El chorro inagotable de su poesía, mana en este su poema de hoy. Baja desde el sagrado volcán de los guanches, bordea la Cueva del Viento y lame el milenario drago hasta sumergirse en el océano.

Este es el paisaje por el que fluyó el chorro poético del vate de Icod. Y de su obra magnífica, extraemos unos versos acuáticos de uno de sus más deliciosos  poemas.

“Un poco de alegría” es su título y en él enlaza la emoción del poema animado  con ese chorro de agua fresca que, como la poesía, nos reconforta y sacia cuando estamos secos por dentro y por fuera. Y esa emoción, se manifiesta con un chorro de alegría que, mezclada con el agua fresca de los versos, llega siempre hasta los corazones más afines al poeta.

Chorro de versos que buscan eliminar la melancolía es lo que Emeterio nos ofrece. Mana libre, como sus asonantes versos. Pero resplandece a la luz de la poesía del Sur y sus aguas saben a chorro inspirado y sencillo.

En sus gotas, se asoma el maestro Machado y cada una de ellas destilan la alegría que al leerlo experimentó Gerardo Diego. Porque con chorro, mana agua fresca que recorre con la gracia innata  de una niña el cauce de la poesía.  Pero el poema solo se remansa cuando llega al mar de la amistad, donde la poesía siempre desemboca.  Y allí se produce la fusión con todos los chorros de los poetas que en el mundo han sido.

Emeterio, poeta popular canario donde los haya, manejaba su chorro de versos con maestría. Así, transformaba en un flujo continuo de poesía sus experiencias vitales. Y las dejaba en su mar canario para que su permanencia insuflara alegría a todos sus lectores. Como, con toda seguridad, les ocurrirá a ustedes.

Lorenzo Correa

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