3 cascadas de Despeñaperros en las que el Guadarrizas se suelta el pelo


 

Cuando llueve, el agua se suelta el pelo en las cascadas. La greguería de nuestro adorado Ramón Gómez de la Serna, se viste de mágico aforismo en nuestras cascadas de hoy: la maravillosa Cimbarra y sus dos émulas más modestas. Para verlas, hay que llegar al paso de Despeñaperros. O sea, al prólogo de Andalucía.

Las aguas del río Guarrizas (antes Guadarrizas) y algunos de los arroyos que a él afluyen, forman cascadas. Es uno de los 54 ríos españoles que ostentan el componente árabe “Guad”.

Para llegar a él, deberemos rebasar el límite la meseta castellana. Y situarnos en “Bezpaña Perros”. Perros, es sinónimo de confín. Bezpaña, corrupción de Hesperia, el primer extremo de la Tierra. Y aquí están nuestras cascadas de hoy. Aunque nos quedamos con la mayor, que es la Cimbarra, hay otras dos la del Cimbarrillo y la de María Antonia.

Hay que negociar muchas curvas y caminar un rato para admirar la grácil melena cimbarresa. Y tener la suerte de que haya llovido suficiente antes del viaje. Porque si no ha sido así, el río Guarrizas adolecerá de calvicie y no podremos contemplar las melenas de la Cimbarra y sus cascadas menores. Pero hoy, sí. Hoy vemos la Cimbarra, etimológicamente, azada de mango corto, soltarse la melena

El paisaje es sublime. Pisamos cuarcita armoricana. Y en ella, divisamos rastros fósiles de organismos y olas petrificadas. Las que peinaban las rocas hace 500 millones de años, cuando el mar era el preludio acuático de las cascadas actuales.

Caminaremos entre encinas y alcornoques, rodeados de matorrales mediterráneos. La repoblación forestal, eligió el pino piñonero y negral. Su aroma, se intensifica con el que exhala el bosque de ribera. Y la vista se nos alegra con el helecho doradillo. Si la aguzamos, podemos ver zorros, ginetas, águilas reales, perdiceras, búhos y nutrias.

Y además, la magia de las cascadas cuando el agua se suelta el pelo.

El mejor comienzo del año. Con agua abundante en un paraje natural bellísimo.

Si pueden, después de la lluvia, no dejen de visitarlo. Porque no todos los días, el agua se desmelena en las cascadas.

Lorenzo Correa

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