Seducción en Chicago. Las 3 mejores maneras de gestionar el agua del grifo.


 

 

 

 

Abastecer de agua de calidad a una conurbación de más de 10 millones de habitantes, es todo un reto. Y parece interesante conocer cómo se hace y cuánto cuesta. Porque cada vez hay más personas viviendo en enormes áreas metropolitanas en el mundo. Veamos el ejemplo de Chicago.

Agua no falta en la ciudad del lago Michigan. Quizás por esa abundancia, la ciudad ha crecido hasta convertirse en la tercera más poblada de Norteamérica. Para comenzar a situarnos, el mapa. Chicago pertenece a la cuenca del río Mississipi, el río de los EEU por excelencia, ya que atraviesa  11 estados de norte a sur. Por eso, es la mayor del país y además, ocupa la cuarta posición en el mundo. Porque solo la superan en superficie las del Amazonas, el Congo y el Nilo.

Su superficie ocupa la tercera parte del territorio useño y recoge las escorrentías de 31 estados. Con estos poderes, no debe extrañar que contribuya con la cuarta parte de las aguas superficiales destinadas al abastecimiento de los EEUU

Y las aguas de esa cuenca, abastecen a Chicago. Por eso tiene agua y su lago da fe de ello. Con una profundidad media de 85 m, que llega hasta 281 m, alberga casi 5.000 km³ de agua. Antes esta tremenda cifra, que el dinero acuda raudo y veloz adonde hay agua, es indiscutible. Aunque para que acuda, hay que ejecutar previamente grandes obras públicas. Por eso, a mediados del siglo XIX, se realizaron las dos grandes obras públicas que permitieron ser a la ciudad quien hoy es. Una ferroviaria y la otra hidráulica: los canales Illinois y Míchigan que a través de la ruta de los Grandes Lagos conectan con el Mississippi.

Y entre otras actuaciones, gracias a una obra hidráulica como son los canales,  Chicago es la tercera región del país que más PIB genera. Porque alberga multinacionles del calibre de Boeing, Kraft Foods, John Deere o  McDonald’s. y es la primera región ganadera, maderera y cerealista.

Pues bien, el futuro del agua en Chicago comenzó en el año 1900, desviando el río, que naturalmente desembocaba en el lago Michigan, mediante un canal que las lleva al río Des Plaines que las conduce al Illinois. Por él llegan al Mississippi y con el gran río americano, llegan al Golfo de México.

Así pues, el canal de desvió permitió conectar comercialmente con la gran vía acuática de los Grandes Lagos y el canal sanitario, acabar con las epidemias de cólera que diezmaban a la población en el siglo XIX. Y la ciudad creció ya sin ningún freno. Salud y dinero, fueron su combustible. El agua, la herramienta fundamental.

Ahora el canal además es un atractivo turístico para el visitante pues cruza la ciudad bajo puentes levadizos que suben y bajan para alegría de los turistas fotógrafos.

¿Y el abastecimiento? Importante, como corresponde a una diez millonaria conurbación. Porque hay que dar agua a todos los grifos de la llamada  «Chicagoland». Y a los casi 60 millones de personas que la visitan cada año.

Para ello está la gran potabilizadora de Jardine, la mayor del mundo, con una capacidad de  tratamiento de casi 4.000 m³/ día. Abastece a la zona norte, la más poblada, mientras que la planta Sawyer, cubre las necesidades de la zona sur.

El agua tratada es impulsada a 12 estaciones de bombeo que le permiten recorrer una red de canalizaciones de 6.500 km de longitud. Para que el agua bendita llegue a 118 barrios y urbanizaciones distintos se necesita, además de las bombas y las tuberías, mucho control en continuo. Por eso, la red de control está formada por 18.000 puntos controlados en tiempo real. Bueno es recordarlo para saber lo que cuesta mantener una gran red de abastecimiento en condiciones óptimas.

Garantizar la prepotabilidad de las aguas extraídas del lago Michigan, no fue fácil hace más de cien años. El sistema empleado en Chicago fue el de las “water cribs”, construidas en el lago entre 1892 y 1918. Estas tradicionales “cabañas-depósito” cobijan un pozo profundo que capta el agua que entonces se enviaba directa al consumo. Hoy en día, siguen dando una imagen característica al lago.

Como decimos, para asegurar su prepotabilidad a finales del siglo XIX, se decidió captarlas a 60 m de profundidad. Y bombearlas hasta la superficie. Así se resolvió el problema de la captación superficial, pues las aguas del lago estaban contaminadas por los vertidos que a él llegaban procedentes de las industrias y las viviendas del entorno.

La solución water crib, bastante antigua, ahora es puramente simbólica, porque de las 12 inicialmente existentes ya solo funcionan dos.

En total, las dos plantas potabilizadoras, atienden a unos tres millones de vecinos y transeúntes en la urbe y los anteriormente citados 118 suburbios y urbanizaciones adyacentes. Y esto significa tratar y mover casi 4 hm³ diarios. Para satisfacer las necesidades de la gran Chicagoland.

El esfuerzo técnico, humano y económico que deben realizar cada día los gestores públicos del agua en Chicago, es enorme. Exige un control exhaustivo y constante de los caudales servidos para garantizar su calidad. Han apostado por nuestra vieja idea de la seducción al cliente. Y por ello, redactan el denominado “Informe de confianza del consumidor”.  Se envía al cliente una vez al año, que es el que paga, periódicamente. Y en él se argumenta con la presentación y divulgación de datos claros y concisos, el nivel de calidad del agua servida. Así actúan los gestores públicos del  Sistema de Agua de Chicago.

En una reciente visita pudimos consultar el correspondiente al año 2018. Su conclusión era muy clara. «El agua potable que llega a los grifos de la ciudad cumple o supera los estándares establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de los EE. UU. Puede usarse con absoluta garantía de seguridad sanitaria”. Y esta aseveración se basa en el resultado de la recopilación y el tratamiento de más de 600.000 análisis anuales del agua del grifo. La que realiza el  Departamento de Gestión del Agua de la urbe.

También se mencionan los principales problemas que afectan al mantenimiento y la gestión de la red: En 2018, se sustituyeron 161 km de canalizaciones en mal estado y se realizó un tratamiento anti corrosivo de la red. Además, se visitan periódicamente los domicilios para realizar pruebas gratuitas de la calidad del agua. Obviamente, esta es la mejor manera de seducir, porque genera automáticamente confianza en el cliente.

He aquí un ejemplo de cómo una municipalidad responsable de la gestión del agua de diez millones de usuarios, afronta la gestión seductora del líquido elemento. Por supuesto, no todo son noticias positivas. Respecto a lo ya explicado, solo cabe perseverar en el control cualitativo y en la restauración paulatina de la red. Todo es más fácil cuando en tu ciudad tienes un lago de una enorme capacidad. Aunque haya que mantenerlo en perfectas conducciones luchando sin descanso contra la contaminación y sus responsables. Sin olvidar a las cada vez más presentes especies invasoras. porque su repercusión en el coste de las operaciones es significativo y creciente.

Sin embargo, hay algo que ensombrece tan luminoso escenario de gestión. Es el plomo. Porque 9 sectores de la red han excedido los valores límite marcados por la EPA para este metal pesado. La seducción desapareció con la confianza en muchos hogares. Porque al realizar los controles rutinarios de calidad de las aguas del grifo, se puso de manifiesto algo terrible. Que uno de cada cinco grifos servía agua con niveles de plomo suficientes para producir daños cerebrales. Es el problema de la gestión seductora, Cuando algo sale mal, también se conoce y divulga rápido.

Y la EPA del estado de Illinois agrava el pronóstico. porque hace constar que Chicago posee el 75% de las redes de tuberías de plomo de los EEUU, con 400.000 canalizaciones plúmbeas. La maldición useña del plomo, se ceba en este estado. Observen cómo informan los gestores municipales a la población sobre el plomo:

https://www.chicago.gov/content/dam/city/depts/cdph/food_env/general/Lead_Poison_Prevention_Program/ES_LeadFAQ662016.pdf

Este es el reto del futuro del agua en uno de los sistemas públicos de gestión  más grandes del mundo. Compatibilizar la suerte de contar con un recurso cercano a los puntos de suministro y prácticamente inagotable en volumen, con la protección del mismo ante la contaminación. Y con  la eliminación de las conducciones de materiales incompatibles con la salud pública.

La garantía universal de agua bendita e inagotable tiene un coste. Si no hay seducción y un trabajo serio y constante ¿Quién lo asumirá?

Lorenzo Correa

Safe Creative #1608240244452

¡ Síguenos en las redes sociales !

twitter

fb

¿Te interesa la gestión del agua desde la perspectiva del coaching?

Recibe un email semanal con nuestras publicaciones

Te das de baja cuando quieras.


Deja un comentario