El año se va acabando y llega el momento de resumir brevemente lo realizado. En nuestro caso, vamos a echar un vistazo a las conclusiones de las reuniones más importantes celebradas en el mundo, relacionadas con el futuro del agua y su gestión seductora

Uno de los focos más importantes de atención y debate sobre la gestión del agua en el siglo XXI, es el Foro Mundial del Agua. Este gran debate, el mayor de los que se mantienen en todo el globo, tiene lugar cada tres años. Así, el país responsable de su organización reúne a los miembros más destacados del universo agua y a los que toman las decisiones en este campo. De sus decisiones y conclusiones, depende la definición de camino a seguir para asumir los retos mundiales relacionados con el agua.

Entre cumbres, es el Consejo Mundial del Agua el organismo encargado de mantener viva la llama y hacer sonar las alarmas si no se cumplen los objetivos. Como este año no ha habido Foro ( el último fue en 2018 en Brasilia), a mediados de 2019 se iniciaron las tareas preparatorias del próximo, noveno ya  de los celebrados, que tendrá lugar  en Senegal en 2021.

En esta reunión se seleccionaron los capítulos principales del Foro de Dakar y se eligió su lema:

«Seguridad hídrica para la paz y el desarrollo sostenible«. Como es lógico, el lema vincula la garantía de aguas suficientes y de calidad con la paz y el adecuado crecimiento de los países que hasta ahora no gozan de recursos hídricos de confianza. Y este desiderátum es la mejor manera de iniciar el camino al objetivo.

Al celebrarse en África, el Foro pretende que los temas candentes de este continente se lleven todo el protagonismo de los debates. Además, se acordó que en el seno del Foro se celebraría una cumbre de jefes de estado. Pero, lo que diferenciará a esta cumbre del agua de las anteriores es otra cosa. Porque se pretende que la preparación del Foro trabaje como catalizador de la consecución de los ODS del agua de los que tanto hemos tratado en estas páginas.

Así, los objetivos a alcanzar en la reunión de Dakar, ya tienen un camino definido a la meta. En los dos años que quedan para su celebración, hay que pavimentarlo y señalizarlo con fundamentos  concretos en cuatro líneas maestras. Seguridad del agua, agua y desarrollo rural, cooperación y herramientas y medios (gobernanza, financiación, conocimiento, innovación).

Mientras los pavimentadores del camino del 9º Foro del Agua van haciendo su trabajo, nos dirigiremos al segundo hito del año 2019: La Semana Mundial del Agua 2019, celebrada, como todos los meses de agosto, en Estocolmo. A la edición 2019, acudieron 4.000p ersonas que pudieron asistir a 270 conferencias y presentaciones.

Allí se reúnen los interesados y expertos en la gestión hídrica para compartir experiencias y presentar ideas de futuro. Este año, la conferencia reunió a casi 4,000 personas de más de 1,000 organizaciones en torno al tema «Agua para la sociedad: sin exclusión alguna».

El desiderátum de este lema es sin duda compartido por todos los seres humanos. El cómo hacerlo y no digamos el cuándo, ya es otra cosa. Esto incluye la definición de la velocidad de crucero ideal para llegar al objetivo, cuánto cuesta llegar y quien lo paga. Pero suponemos que como los asistentes ya lo saben, de eso es de lo que hablan cuando se reúnen.

 

Leo Heller llevó la voz cantante. Él  fue el relator especial de la ONU sobre el derecho al agua potable y al saneamiento.  Dejó muy claro que el objetivo de «no dejar a nadie atrás» de los ODS emana de los cinco conceptos universales que aboga.  por  el derecho humano al agua y al saneamiento: disponibilidad, calidad, accesibilidad, calidad y asequibilidad de los servicios.

Nuestros lectores asiduos saben de las secuelas de la falta de retretes en el mundo. Y que en este ámbito es muy difícil no dejarse a nadie atrás. Tomemos este ámbito como ejemplo de lo difícil que es la inclusión total.

Porque hay una enorme carencia de disponibilidad. Si todos están incluidos, es decir con acceso a retrete de calidad, debe haberlos en todas partes. Y no los hay. Ni en hogares, ni en escuelas, oficinas públicas, parques, medios de transporte, hospitales y prisiones.

Pero es que, aunque los hubiere, su uso debe ser en condiciones aceptables de seguridad para el usuario y de privacidad. Es, como ya escribimos aquí, cuestión de dignidad.

Además, deben estar adaptados para permitir el acceso de personas con discapacidad, pero también para satisfacer las necesidades relacionadas con la higiene menstrual. La gestión futura del agua, debe incluir la adaptación de las instalaciones sanitarias a la composición real de la sociedad. Y levantar barreras hasta hoy invisibles.

Es el caso de las barreras físicas, relativas al diseño de infraestructuras. Pero también de las sociales, dominadas por la pobreza. Hasta ahí, lo de siempre. Pero ahora se ven ya las barreras institucionales o económicas. ¿Qué sucede con el acceso a un aseo de personas transgénero? ¿Lo comparten con mujeres y niñas, tiene uno aparte,  o lo comparten con los hombres? Hay que ir pensando en dar respuesta a problemas que hasta hace muy poco, muy poco preocupaban a los gestores del agua. Y en Estocolmo ya se habló de ellos.

Aunque todavía hay algunos aspectos más para ir debatiendo y decidiendo. Uno es el de la accesibilidad a las instalaciones sanitarias para personas con movilidad reducida, sobre todo si éstas son del género femenino. Más barreras a levantar.

Y el otro, se relaciona con los indicadores socioambientales, de los que aquí hemos debatido hace bastante tiempo. Porque ya es hora de comenzar a recopilar y usar datos sociales precisos en cantidad suficiente para abordar los problemas de inclusión. Nuevas tareas para los gestores del agua. Una más es ésta de identificar a las personas en situaciones vulnerables, para conocer y evaluar mejor sus necesidades específicas en términos de acceso a las instalaciones. Y poder ir comprobando con nuevas tomas de datos si, con el paso del tiempo, las medidas de acceso se han mejorado.

Ya pueden distraerse, si les apetece, investigando sobre los nuevos indicadores. No tienen  más que entrar en la página web de la UNESCO y buscar en este enlace https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000235364

Encontrarán los indicadores desglosados por género para la presentación de informes, evaluación y seguimiento recursos hídricos

En estos eventos tan importantes, las nuevas formas de comunicar, basadas en la aplicación de tecnologías punta, cada vez se imponen con más fuerza. En lugar de las tradicionales presentaciones, en las que un sesudo experto divulgaba las novedades más interesantes ante una audiencia arrobada (o a veces aburrida), ahora ya se hacen las cosas de manera muy distinta.

Tuvimos la oportunidad de comprobarlo con la jornada dedicada a los problemas derivados de la ausencia de redes de saneamiento en núcleos urbanos de reducido tamaño. La organizaron pS-Water, el Banco Mundial, Eawag-Sandec, GIZ, SuSanA y WaterAid.  Y lo hicieron mediante un didáctico juego visual. En él, se enfrentaban dos equipos de expertos. En su encuentro, debían resolver supuestos problemas presentados en el diseño de una nueva red de saneamiento.

Así, se ponían en común los principales errores cometidos, como por ejemplo el hecho de sobreestimar la demanda de saneamiento o el subestimar la capacidad del sector en municipios pequeños para proporcionar gestionar adecuadamente la red de saneamiento. Se evaluaron las carencias más comunes: disponer de depuradora, pero no de red de saneamiento en baja. Capacidad de tratamiento inadecuada de las plantas. O errores en el diseño de las flotas de recogida de residuos. Muchas veces, disponen de   más camiones de los necesarios para realizar el servicio. Una vez presentados los casos de estudio, los asistentes a la reunión se agrupan en los equipos más cercanos a su experiencia. Y comienzan a debatir sobre las soluciones a los errores presentados y sobre los retos de futuro.

Otra reunión interesante fue la dedicada a la gestión de las redes de saneamiento ante la amenaza del cambio climático. También aquí aparece la amenaza del calentamiento global.  En este caso para responder a la pregunta de si están preparados los reguladores y operadores de las redes WASH para afrontarla

Hay que prepararse para resolver la posible disminución de la disponibilidad de agua No olvidemos que estaremos en un escenario de aumento de demanda. Ese será el escenario de futuro. También para proteger las infraestructuras hidráulicas de las afecciones de las inundaciones. Porque si no se está preparado para ello, se resentirá la calidad del servicio. Y aumentarán los riesgos para la salud asociados a las enfermedades transmitidas por el agua.

La conclusión fue muy clara: Hay que adaptarse a los riesgos climáticos. Y hacerlo  mediante la evaluación sistémica de la vulnerabilidad de los servicios. Pero ha de ser en todos los niveles operativos. A escala de estado o nación. Aquí, la definición concreta de áreas prioritarias de riesgo será el problema más importante a resolver. Y, por supuesto a un nivel global más elevado. En él, la coordinación legislativa para cumplir objetivos entre estados será imprescindible.

En este sentido, ya se han llevado a cabo tres experimentos con herramientas de evaluación de riesgos climáticos:

• evaluaciones participativas de la vulnerabilidad climática a nivel de barrios urbanos en Bangladesh,
• Planes de Gestión de cuencas resistentes al clima en Etiopía y
• desarrollo de modelos evaluadores de la contribución de los sistemas de saneamiento a las emisiones de gases de efecto invernadero en Kenia.

Por último, Semana Mundial del Agua, recogió el informe de Organización Mundial de la Salud. Le había sido encargado por ONU-Agua. En él, se da la voz de alarma respecto a las carencias mundiales de los sistemas de abastecimiento y saneamiento de muchos países del mundo. Y se solicita un aumento urgente e inaplazable de las inversiones en este campo. Por supuesto, sobre todo en los países más pobres. Solo así se solucionarán los terribles problemas sanitarios actuales.

Importante es el informe GLAAS (Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos).  Contenido en esta presentación, estudia 115 países y territorios habitados por 4.500 millones de personas. En su inmensa mayoría, los recursos humanos y financieros son insuficientes. Y dificultan la ejecución de los planes y las políticas de abastecimiento, saneamiento e higiene.

Además, se constata que menos del 15% de los países cuentan con recursos humanos o financieros. Aquellos que les permitirían aplicar planes correctos de saneamiento y suministro de agua potable.

El futuro del agua, como hemos visto en estos dos ejemplos de lo que se ha hecho este año, tiene muchos retos a asumir. Todos van encaminados a conseguir los objetivos previstos. Recopilar, analizar e intercambiar datos relacionados con la situación de los que están excluidos del uso del agua bendita. Simultáneamente, hay que ir introduciendo a la diplomacia internacional en el escenario de la gestión del agua. Solo ella puede  entablar negociaciones regionales y establecer mecanismos de coordinación internacional. Y además, avanzar en la pacificación global, consiguiendo que cada vez más personas tengan acceso a esa agua bendita.

Por último, hay que renovar esfuerzos para mantener la mejor sostenible del agua posible. Para ello, debe lucharse sin tregua contra la corrupción. Porque este es el auténtico cáncer de la gestión del agua en los países más pobres. Además, debe continuarse avanzando por la senda del logro de los ODS. Y también por la de la educación. Para modificar comportamiento indeseables individuales respecto al derroche y la falta de higiene. Solo así se llegará a conseguir el objetivo del derecho humano al agua potable y al saneamiento.

Esa es la hoja de ruta del futuro del agua. Habrá que seguirla muy de cerca durante el año 2020

Lorenzo Correa

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