Nancy Morejón nos regala hoy su visión del Mississippi. Una serpiente de agua que exhibe su majestuosidad en homenaje a Nicolás Guillén, a quien le dedica el poema. De cubana a cubano.

Y el poema se titula Mississippi. En él el río se transmuta en serpiente de agua y avanza reptando hacia el golfo que lo ve morir. Río serpenteante, simbolismo directo. La idea del poeta adquiere piel de serpiente, como el cauce adquiere la piel del agua para manifestarse en toda su plenitud.

Porque pocos ríos son tan serpiente como el Mississippi.  Además, con esa simbología, la piel de sus aguas brilla con el reflejo de mundos ignotos. Y se nos muestra como un platónico arquetipo

La serpiente fue símbolo de sabiduría, de perfección, de eternidad y de reencarnación cuando cambia su piel. Por eso, el Mississippi, arquetipo de río, es para Morejón perfecto y eterno. Y, como todos los ríos, se reencarna constantemente al cambiar su piel de agua.

También Chateubriand se ocupó del arquetipo serpiente, con estas palabras:  Objeto de horror o de adoración, los hombres tienen a la serpiente un odio implacable, o se postran ante su genio. La Mentira la llama, la Prudencia la reclama; la Envidia la lleva en su corazón, y la Elocuencia en su caduceo; en el Infierno, arma el látigo de las Furias; en el Cielo, la Eternidad hace de ella su símbolo.

Y Nancy, que lo sabe, la encarnó en un río. En el Mississippi que es objeto de horror, cuando arrasa Nueva Orleans y de adoración cuando se observa desde el cielo su majestuosa cuenca de millones de kilómetros cuadrados. O los bayous de Luisiana.

Ella siempre escribe porque necesito hacerlo y según declara, con un impulso irracional.  Para despejar incógnitas. Descifremos nosotros, leyendo este poema “guilleniano” del río Mississippi, todo lo que nos sugiere la serpiente de agua de un río cuando la vemos discurrir a nuestros pies. Tentados estamos de acariciar su piel refrescante de agua viva. Pero no siempre, que a veces debe bastarnos solo con mirarla desde lejos. Para evitar que nos devore, como a las barcas del poema de Nancy

Lorenzo Correa

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