Cuando el río cura


Para que el agua cure, hay que hacerla actuar como un agente terapéutico auxiliado por la temperatura y la presión y hacerlo en un escenario natural  y climático adecuado. Solo así, mediante la hidroterapia, pueden tratarse un elevado número de patologías.

Pero es imprescindible aplicar la hidroterapia en un espacio fluvial adecuado, en el que las aguas fluyentes de fuentes sean azoadas (con presencia de nitrógeno que provoque una mineralización exigua) y  existan bosques de ribera ricos en presencia de líquenes, musgos y hongos en descomposición, que generen un ambiente de densa aerobiología.

El lugar geométrico de todo este conjunto de generadores de salud, es el río que recoge las aguas de las fuentes, del subsuelo y de la lluvia y otorga vida a la ribera  y a los ribereños que respiren por allí . Es ahí donde debe situarse un balneario en el que se “tomen” las aguas.

Ejemplo magnífico de río que cura es el el que hoy exhibimos en este humano recorrido por los ríos de nuestra vida: el río de La Campana, que discurre por el mágico bosque jiennense de La Aliseda, finca otrora famosa por acoger un balneario de gran éxito hace solo un siglo y hoy desgraciadamente desaparecido.

Aguas azoadas «sin vestigio de hierro» son las que manan de su Fuente de San José, reputadas como milagrosas para tuberculosos, dispépticos, bronquíticos y ulcerados de estómago, hepáticos y cloróticos. La otra fuente, la de la Salud mana aguas bicarbonatadas alcalinas, litínicas y ferromagnéticas, para quien quiera curar su aparato digestivo y urinario, la anemia, caquexia palúdica y diabetes.

Y todas estas aguas llegan al río que las emplea en fecundar un bosque de ribera mágico, por su situación en las estribaciones meridionales de Sierra Morena, que crece sobre suelos duros y permeables de cuarcitas y pizarras, con detritus silíceos y se bañan también en aires muy oxigenados que provoca la eclosión de tan hermosa vegetación como la que puede admirarse en las fotografías que adjuntamos.

El efecto sobre la salud es inmediato e imponente al descomponer con la luz del día el ácido carbónico, apropiándose del carbono y desprendiendo el oxígeno. No hay un palmo de terreno sin vegetación, lo que contribuye a la ozonización de la atmósfera. Una temperatura media de 17º C en otoño y primavera, con humedad relativa media del 55% y una cota sobre el nivel del mar de 700 m, garantizan que una visita a La Aliseda nos llene de salud.

Río humano el río de La Campana, fuente de salud La Aliseda. No dejen de ir.

 

Lorenzo Correa

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